La intensa tormenta que descargó en la noche de ayer, jueves, sobre varios puntos de la Comunidad de Madrid dejó en Rivas, una vez más, un saldo de destrucción. La A3 quedó cortada y alrededor de treinta vehículos tuvieron que ser rescatados del agua y el fango por grúas de distintos servicios y compañías de seguros. Numerosos garajes sufrieron los efectos de la inundación, en cuantías aún por evaluar. El aspecto de la ciudad en la mañana de hoy es impresionante, con pocos lugares en los que no se puedan reconocer los efectos del vendaval, en forma de árboles y ramas caídos, mobiliario urbano deteriorado y vehículos con desperfectos.
Dos dotaciones de bomberos del Parque de Arganda, con sus efectivos mermados en un 30% a causa de las medidas de recorte, tuvieron que hacer frente a la situación junto con otra dotación llegada de Getafe y varias de Protección Civil de Rivas, Guardia Civil, Policía Local y Rivamadrid. Los bomberos y el resto de servicios tuvieron que multiplicarse para atender las numerosas llamadas de distintos puntos de la ciudad y del resto de la Comunidad de Madrid, en la que se produjeron 189 expedientes de servicios de ayuda, según el 112.
En Rivas, árboles de más de seis metros de altura cayeron sobre vehículas y edificios en el barrio de Pablo Iglesias, y numerosos coches quedaron atascados en el agua acumulada en las vías de acceso a la A3, que fue cortada al tráfico alrededor de las 10:00 de la noche. En algunas zonas, como el acceso a Parque Rivas, en el kilómetro 17 de la A3, los ocupantes de los vehículos atascados en el agua tuvieron que salir de ellos por las ventanillas. Tal como ocurriera hace dos años, gran cantidad de viviendas tuvieron que intentar frenar el avance del agua hacia sus garajes. Aún están por evaluarse los daños de una jornada que volvió a mostrar la escasa capacidad humana para enfrentarse a fenómenos breves pero violentos de inestabilidad que se prodigan con cada vez mayor frecuencia.
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