Tres cuartos de entrada ayer en el Pilar Bardem para ver ‘La Ópera del malandro’, una producción de la compañía Teatro Defondo, especializada en fusionar texto y música. Su última propuesta, estrenada en febrero de 2014 y representada en Rivas tan sólo un mes después, rescata el trabajo más ambicioso del compositor brasileño Chico Buarque, ‘La ópera del Malandro’, adaptada por la compañía para crear un montaje que encaja con las señas de identidad del grupo: la visión contemporánea del teatro y el uso de música en directo.
Sobre el escenario, ocho actores cantantes y un cuarteto musical. La obra es un musical canalla, con mucho humor y crítica a la corrupción, que se interpreta a ritmo de samba y bossa nova. La trama se sitúa en el Río de Janeiro de los años 40 del siglo XX. Durán, el magnate de los burdeles, y el contrabandista Max son rivales. Y su enemistad se agudiza cuando la hija del primero se casa en secreto con el segundo.
Los personajes forman un universo travieso y se desenvuelven en una acción ágil que cimenta su comicidad sobre la ironía, el sarcasmo y una partitura golfa. Un texto muy actual que critica y se burla de los corruptos, el abuso de poder y de aquellos que, desde sus honorables despachos, intentan dirigir y exprimir las vidas ajenas.