La cuesta arriba que supone este final de periodo antes del parón navideño está siendo demasiado empinada para Rivas Ecópolis. Esta tarde ha perdido su cuarto partido en un mes, en esta ocasión ante el UE Sopron húngaro (60-65), lo que coloca al equipo ripense en una delicada situación en Euroliga, competición en la que hasta ahora estaba superando con nota la prueba de jugar una primera ronda con un banquillo maltrecho. El próximo sábado deberá hacer un esfuerzo mayor de lo habitual para ganar a Spar Uni Girona en Liga Femenina y no irse de vacaciones con mal sabor de boca, en el banquillo y en la grada.
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Se hace difícil recordar una racha tan mala de Rivas Ecópolis en los últimos años. Cuatro partidos perdidos de ocho jugados, mezclando Liga Femenina y Euroliga. En el de hoy, frente al Sopron húngraro, las de José Ignacio Hernández han ido prácticamente todo el partido por detrás en el marcador, algo que tampoco es habitual ni siquiera contra rivales de mayor entidad teórica que el propio equipo local. Sin embargo, en este fin de año sumamente aciago las ripenses se han dejado partidos contra equipos con plantillas en teoría menos calificadas, como han sido Burgos y Bizkaia GDKO en la competición española, o este Sopron que al comienzo de la competición europea no figuraba entre los favoritos (y sigue sin figurar).
La clave, indudablemente, está en un banquillo que ha recibido demasiados impactos directos precisamente en el último mes. A las lesiones de «larga duración» de Clara Bermejo y Vega Gimeno, no recuperadas aún, se han ido sumando las de elementos clave, como Frida Eldebrink. Además, las molestias serias, aunque no lleguen a calificarse de lesión, han aquejado a Rachel Allison y a Kelly Schumacher. Especialmente la americana, por edad y por tiempo sin haber jugado al baloncesto antes de enrolarse con Rivas, puede estar sufriendo mucho más de lo previsto por los técnicos ripenses.
Sea como fuere, lo cierto es que Rivas está experimentando un bajón más que preocupante, y es vital que al retomarse la competición, en enero, pueda disponer en mucho mayor medida de elementos clave. Frida Eldebrink es, sin duda, el principal de ellos. Pero comienza a urgir también la recuperación plena de Vega Gimeno, una jugadora llamada a ser un puntal del equipo pero que no termina de encontrar el punto bueno de recuperación, quién sabe si más en el aspecto psicológico que en el físico. Clara Bermejo se antoja también fundamental porque, sin ella en buenas condiciones, sólo le queda una base pura a Rivas Ecópolis: Gaby Ocete. Demasiado trabajo para una sola jugadora.
La falta de anotación, clave en los últimos encuentros
Sin embargo, el talón de Aquiles del equipo en los últimos partidos perdidos ha sido la bajísima anotación. El punto crítico lo marcó el encuentro de Liga Femenina de la pasada semana, en Galdakao, pero no ha sido el único. De hecho, en el partido de esta tarde de nuevo la responsabilidad anotadora ha recaído ostensiblemente sobre tres jugadoras, Ocete (17), Casas (17) y Nicholls (11). Las dos últimas cosechan habitualmente anotaciones de dos dígitos, por lo cual no resulta sorprendente. Entre el resto de jugadoras que han tenido minutos han sumado tan sólo quince puntos en todo el partido. Exceptuando los disculpables casilleros en blanco de Laura Quevedo (poco más de siete minutos en cancha,) y Clara Bermejo (nueve minutos), el resto ha estado muy por debajo de sus números habituales. Y ello teniendo incluso en cuenta casos como el de Eldebrink, recién salida de una lesión, pero en quien no es normal meter tan sólo dos de trece tiros de campo, y uno de dos tiros libres.
Esa incapacidad para ver la canasta obliga al equipo a defensas extenuantes, porque tras cada ataque fallido se hace imprescindible una defensa fuerte para impedir al otro equipo anotar. Y las defensas fuertes en momentos de cansancio creciente, son muy difíciles de hacer.
Gil contra Gil
La anécdota del encuentro de esta tarde la ha protagonizado el equipo húngaro, cuyo equipaje ha sido extraviado por la compañía de aviación que le ha traído a España. Las jugadoras magyares han tenido que solicitar a Rivas Ecópolis que les prestara una equipación completa, cosa que las ripenses han hecho. Rivas Ecópolis ha jugado con su equipación blanca, mientras que las húngaras lo han hecho con la roja. De esa forma, ha habido muchos momentos en que ambos equipos han sido, puede decirse, espejo el uno del otro.