Un punto menos de acierto cierra a Rivas Ecópolis la puerta de la victoria ante Wisla Can-Pack

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El equipo dirigido por Miguel Méndez ha caído (62-66), por primera vez esta temporada en el Cerro del Telégrafo, ante un super Wisla Can-Pack con una Tina Charles imparable que sumó 31 puntos, 21 de ellos en la primera parte. A pesar del magnífico rendimiento de las americanas del equipo polaco, el ripense supo dar respuesta durante todo el partido gracias sobre todo al acierto anotador de Kurasova. En el último minuto se decidio el resultado del partido a favor del Wisla por «el acierto al seleccionar sus jugadas, y el desacierto nuestro al seleccionar las nuestras», según aseguró Méndez al final del encuentro.

Rivas Ecópolis ha sumado su segunda derrota esta temporada y la primera en el Cerro del Telégrafo. El superequipo del Wisla Can-Pack, con una estratosférica Tina Charles que metió 31 puntos en poco más de medio tiempo, justificó sobradamente su papel de hace una semana venciendo en su feudo polaco al equipo estrella del grupo, el Sparta&k Moscow. Las polacas jugaron descaradamente para su estrella norteamericana, que justificó sobradamente la «deferencia» del equipo. José Ignacio Hernández, el entrenador español del Wisla, reconocía en rueda de prensa tras el partido que «teniendo una jugadora que mete entre 20 y 30 puntos por partido, ¿por qué íbamos a jugar de otra forma?»

Lo cierto es que Miguel Méndez contaba con esos 20 ó más puntos de Tina Charles. Sabía antes del partido que no era posible reducir significativamente la anotación de la norteamericana, y por eso centró su estrategia en intentar reducir la anotación del resto del equipo polaco. Y en eso, la verdad es que salió bastante bien parado. Cinco jugadoras del conjunto de Cracovia se quedaron en 2 puntos o menos, y entre ellas figuraban algunas de las componentes del quinteto inicial, como Dora Horti o Cristina Ouviña.

El problema no fue, por paradójico que parezca, la anotación de Charles, sino el desacierto de las jugadoras del Rivas Ecópolis. Aunque, tal y como viene siendo habitual, la mayoría de ellas anotó, dos de las habituales de los dos dígitos en su casillero particular, como son Anna Cruz y Kata Honti, se quedaron en tímidas anotaciones (7 puntos la española y cero puntos la húngara) Aneika Henry también decepcionó con unos tímidos 6 puntos y Ziomara bajó hasta los 4, muy lejos de sus últimos registros. Si bien Kurasova anotó por casi todas (25 puntos en una noche espléndida de la ucraniana), el partido estaba tan ajustado que todos los puntos eran necesarios.

Con excepción de un pasajero diferencial de 6 puntos a favor de Rivas Ecópolis en un par de ocasiones, lo cierto es que el partido estuvo igualadísimo de principio a final. Basta ver la estadística: 14 veces cambió el equipo que mandaba en el marcador y en ocho ocasiones registró el luminoso un empate.

Hasta poco más de un minuto antes del final del encuentro, Rivas Ecópolis iba mandando en el marcador con un punto arriba. Varios tiros en ocasiones apresurados, y en otras bien seleccionados, pero mal realizados, dieron como resultado tres ataques seguidos sin anotar. Aunque la defensa ripense fue suficientemente consistente hasta el último segundo, se llevó el gato el agua el equipo que más acierto tuvo en el último momento.

De nada vale lamentarse por un arbitraje ciertamente desequilibrado, en el que alguno de los árbitros se mostraba extraordinariamente sensible al más mínimo contacto, mientras algún otro tenía muy clara la máxima de que el baloncesto es un deporte de contacto. No se les puede achacar que hayan decidido la victoria del equipo polaco (que la obtuvo por méritos propios), pero en partidos tan igualados es necesario contar con equipos arbitrales de similar capacidad y criterio para evitar que dos o tres decisiones desequilibrantes terminen resultando relevantes. Como reconocía Miguel Méndez al final del partido, «me gustaría tener arbitrajes como éste siendo nosotros los visitantes».