En las últimas semanas, la boxeadora argelina Imane Khelif ha sido el centro de una  intensa polémica durante los Juegos Olímpicos de París 2024. Khelif, de 25 años, ha sido acusada injustamente de ser transexual e incluso de ser un hombre, a raíz de su condición de intersexualidad. Estas acusaciones no solo son incorrectas, sino que reflejan una profunda falta de comprensión sobre la intersexualidad.

¿Qué entendemos por intersexualidad? La intersexualidad es una condición biológica en la cual una persona nace con características sexuales que no se ajustan típicamente a las definiciones estrictas de masculino o femenino. En el caso de Khelif, tiene cromosomas XY y niveles de testosterona más altos de lo normal para una mujer, pero siempre ha vivido y competido como mujer. Lo más importante de todo esto es que esta condición no la convierte en hombre ni en transexual. La intersexualidad es una variación natural de la biología humana, no una elección ni una transición de género. Khelif no decidió tener cromosomas XY; sencillamente nació con ellos.

La controversia se intensificó después de que Khelif ganara su primer combate en París 2024 en apenas 46 segundos, lo que llevó a su rival italiana a abandonar el ring. Esta victoria desató una oleada de comentarios y ataques en redes sociales, así como declaraciones de figuras públicas (políticos/as incluidos) que cuestionaban su elegibilidad para competir en la categoría femenina. Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Olímpico Argelino han defendido firmemente a Khelif, afirmando que cumple con todos los criterios de elegibilidad para competir en categorías femeninas.

El olimpismo, basado en valores como la amistad, el respeto y la excelencia, se enfrenta a un desafío cuando se trata de aceptar y comprender la diversidad humana. Los ataques hacia Khelif, basados en prejuicios y desinformación, representan lo peor de nuestra sociedad, opacando estos valores fundamentales. La desinformación ocupa un lugar muy destacado en nuestra vidas y muchos/as parecen deseosos de recibirla para elevarla a verdad absoluta, si bien no debemos olvidar de que, la práctica totalidad de esas personas que difunden bulos son, en palabras de Tim Walz (recién nominado candidato demócrata a la vicepresidencia en los Estados Unidos), “gente rara”.

Ante esto no debemos olvidar que la discriminación y la intolerancia no tienen lugar ni la Europa de nuestros días ni, evidentemente, en un evento que celebra la unidad y la igualdad entre los atletas de todo el mundo.

Es crucial que la sociedad y la comunidad deportiva internacional se eduquen sobre la
intersexualidad y apoyen a atletas como Imane Khelif, quienes merecen competir sin ser objeto de difamación ni discriminación. Solo así podremos verdaderamente honrar los valores del olimpismo y avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva.