Aproximadamente el 20% de los contenedores de la ciudad que gestiona la empresa pública Rivamadrid (todos menos los de vidrio) serán renovados tras la compra de 180 nuevas unidades de carga lateral, 80 de las cuales ya entregadas a finales del mes agosto y las 100 restantes que harán a lo largo de 2018. La inversión asciende a 159.000 euros (885 euros por unidad).
Los recipientes a renovar son los de materia orgánica y resto (90 unidades de color gris y que se abren con un pedal), los de envases de plástico (45 unidades de color amarillo, de boca redonda cuya circunferencia de apertura se amplía de 300 a 400 milímetros) y los de papel y cartón (45 unidades de color azul, con boca de buzón). No se renovarán los contenedores de vidrios.
Con esta adquisición, Rivas pasa de tener 997 contenedores a 1.012 (no se incluyen los 250 de vidrio, que no gestiona la empresa de limpieza viaria y recogida de residuos Rivamadrid), agrupados en 278 recintos que permiten a la ciudadanía depositar en un mismo lugar los diversos residuos.
De las 180 nuevas adquisiciones, 90 unidades son para orgánica y resto, 45 para envases de plásticoy 45 para papel y cartón, haciendo una suma total en todo el municipio de 469 para orgánica y resto, 273 para envases de plástico y 255 para papel y cartón. Además se crearán dos recintos nuevos en la avenida de Aurelio Álvarez y se completará otro con envases y papel/cartón en la calle de Goya, que hasta ahora sólo tenía dos recipientes para orgánica y resto. También se reforzarán algunos recintos con más contenedores.
En esta primera etapa, los 80 contendores nuevos se están ubicando en el barrio de Covibar. Así se renueva la dotación existente, que pasará a ser reparada en las instalaciones de Rivamadrid y quedándose como unidades para reposición. En lo que va de año, han ardido ya 55 unidades, en contraste con las 15 de todo 2016. Se trata de un gasto considerable para el erario público: casi 50.000 euros en 2017 (cada contenedor cuesta aproximadamente 900 euros).
LAS MEJORAS
Los nuevos contenedores están fabricados mediante el sistema de inyección de polietileno de alta densidad, con maquinaria y moldes de última generación y materiales reciclables que no dañan el medio ambiente. La técnica de inyección permite aprovechar las enormes ventajas del plástico: colores estables, resistencia total frente a la corrosión, superficies lisas o absorción de impactos producidos durante su uso sin deformaciones ni roturas.
Estos nuevos contenedores aportan varias novedades sobre los modelos que hasta ahora se habían adquirido:
-En los de orgánica y resto, como la tapa del usuario es más pequeña que la tapa de descarga para el camión recolector, la fuerza que debe ejercer el vecino o la vecina para abrir la tapa con el pedal es menor.
-Mientras que la tapa del usuario es más pequeña, la de descarga del camión es más grande, lo que facilita la operación de vaciado al camión y se evitan atascamientos, como pasaba con cajas grandes de cartón.
-Las nuevas unidades requieren menos mantenimiento.
– En los contendores para envases (amarillos), los orificios tienen un diámetro de 400 mm en lugar de los 300 mm de antes. Así se facilita a la ciudadanía introducir las bolsas, atendiendo una solitud habitual de la población y mejorando su colaboración con la sostenibilidad ambiental.
La apuesta de contenedores amarillos de boca más grande se decide tras la experiencia piloto que empezó en enero, por la que se ampliaron las tapas de 35 unidades en dos barrios de la ciudad (parte de Covibar y del Casco Antiguo), ensanchando la entrada por la que se introducen las latas, briks y envases de plástico. El seguimiento realizado es bastante satisfactorio, según Rivamadrid. Por un lado, se ha comprobado que los recintos están más limpios, ya que las bolsas no se quedan fuera de los contenedores, y que se incrementa su uso un 20%.