Ganó ayer a UNB Obenasa Lacturale (64-53) en un partido en el que nunca hubo grandes ventajas pero que siempre pareció tener controlado el equipo ripense. Reapareció, tras diez meses de lesiones y operaciones, la capitana del equipo, Clara Bermejo, que recibió una gran ovación del público. Ziomara Morrison (14 puntos y 8 rebotes) se coronó MVP del partido con 20 de valoración.
Ganó ayer Rivas Ecópolis su quinto partido consecutivo de Liga Femenina y lo hizo sin la chispa de otras veces (así lo reconocía Miguel Méndez en rueda de prensa tras el encuentro), pero con la suficiencia de quien sabe exactamente qué hacer en cada momento para enfrentar los problemas que el rival le coloca delante. Es una diferencia muy grande respecto al año pasado, y, como reconocía Clara Bermejo tras el partido, ahora se encuentran soluciones donde el año pasado se experimentaban bloqueos. En ese sentido, el mayor equilibrio alcanzado en el banquillo por el equipo ripense juega claramente a su favor.
Otra cosa que juega a su favor es, hablando de banquillo, lo que podríamos denominar «democratización» del mismo. Desaparecidas jugadoras un tanto desmesuradas por su caché profesional y mediático, como Valdemoro o Aguilar; o ajenas a la cultura del club, como Asjha Jones o Essence Carson, el equipo juega con más conciencia de sí mismo y con más disposición de unas jugadoras a complementarse con otras.
Ayer, ya en el primer cuarto, quedó esto patente cuando Méndez tuvo que sentar a Honti por haberse cargado (quizás deberíamos decir «haberla cargado» los árbitros, técnicamente muy fallones durante casi todo el partido) con dos personales. En su lugar salió Marina Lizarazu, que hizo unos excelentes minutos no sólo por jugadas excepcionales (como la entrada a canasta con reverso incluido que dio a Rivas Ecópolis el mando de nuevo en el marcador, tras una efímera y única ventaja para Obenasa), sino porque ordenó ostensiblemente el juego de sus compañeras y lo dirigió con estatura de profesional. En otras ocasiones se trata de cómo asumen responsabilidades Nicholls, Morrison o Henry (esta última, aparentemente desmotivada en los últimos partidos) si alguna de ellas no está fina. O de cómo se complementan Anna Cruz y Queralt Casas para hacer grandiosas defensas. Vega Gimeno tiene más sitios en los que jugar y lo hace con más solvencia al lado de Kurasova, que se vuelve a revelar como una gran alero, como ya lo hiciera en su primera época en España. El equipo, en fin, es más equipo y la labor de Miguel Méndez es, por suerte, algo más fácil este año.
En el partido de ayer hay que destacar a una jugadora por encima de ese juego equilibrado del conjunto. Ziomara Morrison, que hasta la fecha había cuajado discretas actuaciones, se destapó en el momento en que más lo necesitaba su equipo. Fue una nueva muestra de esa disposición al rescate que unas jugadoras tienen hacia el resto. Se plantó en la zona con rotundidad. Hizo las continuaciones a tiempo y pidió el balón en el momento justo. Recibió en buenas posiciones y miró el aro casi siempre con acierto. Hasta se atrevió a algún tiro exterior que no le salió, pero que ella seleccionó bien y estuvo a punto de encestar. Cogió rebotes en defensa, pero también en ataque, y dio a su equipo segundas oportunidades en muchos lances. Tapó bien en defensa y siempre estuvo ahí cuando se la necesitó. No es de extrañar que con sus 8 rebotes y 14 puntos (máxima anotadora de su equipo) alcanzase una valoración de 20, la mayor del partido. Méndez lo exlicaba en la rueda de prensa: «Ziomara estaba dando un nivel más alto en los entrenamientos que en la competición, probablemente porque le hacía falta ganar confianza con algún buen partido, y éste ha sido uno».
Y hablando de confianza, la mención especial hay que dársela en esta ocasión a Clara Bermejo. La capitana del equipo, adorada por el público de Rivas, recibió una más que merecida ovación cuando, a las siete y media de la tarde, pidió a la mesa la entrada en cancha después de diez meses de calvario. Terminaba una larga y dolorosa época con dos operaciones en su rodilla, la primera de ellas claramente fallida, y entre ambas, la decisión de una profesional más que comprometida que decidió jugar casi tres meses sabiendo que no se encontraba bien, pero intentando aportar a un equipo muy disminuido en el banquillo. Es una gran noticia para las suyas que haya podido empezar a acumular minutos y sensaciones. Las de ayer, según reconocía al finalizar el partido, «son muy buenas, no he notado ninguna molestia». Su papel en el equipo es muy importante y así lo confirmaba su entrenador: «Clara tiene más importancia de la que pueda aparentar. Es capaz de controlar muy bien el ritmo del juego y dirigirlo». Con Honti y Lizarazu, Clara Bermejo va a ser dentro de poco tiempo una pieza fundamental que hará mejorar sin duda el juego del Rivas Ecópolis.
UNB Obenasa justificó su puesto en la tabla
Respecto al rival hay que decir que UNB Obenasa demostró ayer que su liderato de cuatro jornadas no era una ilusión óptica. El juego de las navarras responde al gran trabajo hecho porVíctor Lapeña con los mimbres que tiene, mezcla de experiencia y juventud. No es un equipo eléctrico, ni mucho menos, pero es capaz de imponer al partido el ritmo que le interesa, algo que consiguió ayer en muchos momentos. Esa es una virtud en la que brillan varias jugadoras, una de las cuales es Asurmendi. Su lesión, ya en la segunda parte, perjudicó notablemente a su equipo, que sin duda podría haber competido más con ella al timón. El esguince que aparentemente se hizo en el tobillo izquierdo fue fortuito, pero la retiró del partido. Las primeras impresiones tras ser atendida en la enfermería del Cerro era optimistas respecto a la gravedad de la lesión.
Aija Putnina y Sara Gómez fueron las que asumieron la responsabilidad en el marcadr, anotando 15 y 8 puntos respectivamente. La segunda fue, además, la que más tiempo asumió la dirección del equipo tras la lesión de Asurmendi. Dos triples en la primera mitad avisaron del protagonismo que pofdía tener si se le permitía tirar cómodamente, algo que Méndez evitó en la segunda parte con una defensa mucho más estricta sobre la jugadora navarra, que no volvió a anotar de tres.
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