Pierde (52-65) ante Ros Casares en un partido que tuvo controlado hasta el último cuarto, en que acusó el sobresfuerzo de toda una temporada llena de lesiones. Las valencianas no supieron llevar el partido hasta que el cansancio de las ripenses y las tres personales con que se cargó Jones en el tercer cuarto, llevó a Rivas a perder sus posibilidades.
Rivas ha perdido el campeonato de Europa ante Ros Casares. Esta frase contiene dos afirmaciones -que Ros gana y que Rivas pierde- que dicen mucho por sí mismas, porque Ros Casares es un enorme equipo que merecía un campeonato de Europa, y lo ha conseguido. Y Rivas es un equipo más enorme aún, ya que con aproximadamente la cuarta parte de presupuesto, ha llegado casi hasta el mismo sitio en Europa, porque para perder en una final, primero hay que llegar a ella. Digamos que el de Rivas es un subcampeonato que pesa sólo un puntito menos que el triunfo final.
El partido ha sido una traducción de todo esto que queda dicho. Durante la primera mitad y parte del tercer cuarto Rivas ha mandado claramente en el partido, ha sabido llevarlo con la misma tranquilidad con que ha jugado y ganado los anteriores encuentros y ha plantado cara al mejor equipo de Europa hasta ponerse por delante y llegar con ventaja de cuatro puntos al final de la primera mitad. Aún la ha conservado durante una parte del tercer cuarto, hasta que tuvo que sentarse de nuevo Jones, a quien Miguel Méndez había tenido que quitar antes de acabar el primer cuarto por acumular dos personales, y que volvió a la cancha tras el descanso, encargándose de romper una pésima racha anotadora de su equipo. De esa forma, la principal anotadora del equipo en toda la competición se vio fuera de la cancha tanto tiempo como estuvo en ella.
En este equipo de Rivas, en el que tanto dependen unas de otras y en el que las funciones están tan repartidas, Jones no pudo cumplir la suya (anotación dentro de la zona) y Aguilar, como era previsible, no lo pudo hacer tampoco con el tiro exterior, porque siempre tuvo a alguien encima. Sólo una vez pudo, con grandes apuros, optar por el tiro de tres (y lo metió). Pero el bagaje atacante se antojaba escaso. De seguir así, era evidente que llegaría un momento en que la extraordinaria defensa de las ripenses, llevada a cabo como todo lo demás, siempre por 6 jugadoras y la esporádica aportación de alguna más, acabaría agotando al equipo y Ros empezaría a encontrar huecos.
Así fue. El último cuarto comenzó con una desventaja de cinco para las ripenses, algo que en ciscunstancias normales no habría sido grave, pero que en este caso, ya con casi cuatro partidos seguidos a cuestas, ha resultado ser el comienzo del fin.
A partir de ahí, algunas decisiones arbitrales perjudicaron a Rivas porque permitieron el juego demasiado físico más allá de los límites aceptables, algo que juega muy en contra de quien más cansado está. Murphy, Jackson, Domínguez y Yacoubou debieron ver alguna personal más, lo que habría contenido el juego dentro de los márgenes de la corrección. Pero no fue así, sin que eso signifique que los árbitros decidieron el resultado. Ros Casares es justo ganador de la Euroliga 2012.
Sea como sea, el mérito de Rivas Ecópolis se mide en que, sin haber ganado ningún título, como sí hiciese el pasado año, es posible decir que ha hecho una mejor temporada. Ha crecido su aureola de equipo capaz de todo. Sin las lesiones espectaculares sufridas este año, es evidente que Rivas podría haber disputado no sólo esta final europea, sino la de la Copa de la Reina y el play-off de Liga con más opciones. Si el club consigue encontrar (cosa harto difícil) la manera de preservar un esqueleto competitivo en el equipo, Rivas Ecópolis puede lanzarse a aguantar la temporada difícil que sin duda será la proxima. Porque los laureles pasados no dan victorias futuras, pero la fama bien ganada sí puede lograr que jugadoras y patrocinadores se interesen por este equipo aunque no juegue un año en la máxima competición europea.