En un partido inmenso en defensa y con mucha cabeza en ataque, vuelve a imponerse (70-74) a su rival, en esta ocasión el Fenerbahce turco, que hasta ahora no había perdido ningún partido en Euroliga. Una nueva lección de juego de equipo, aunque con Jones una vez más en plan estelar, tumba a las turcas y dibuja una final española, contra Ros Casares, en la Euroleague Women 2012.
Increible, inmensa, electrizante, majestuosa victoria de Rivas Ecópolis, esta misma tarde y hace sólo unos minutos, contra uno de los mejores equipos del mundo en esta temporada, el Fenerbahce turco. Y no ha sido lo más importante la victoria en sí, sino la forma absolutamente tranquila en que se ha producido. Igual que contra Galatasaray, tan sólo en los últimos cuatro minutos del partido ha perdido Rivas un poco los papeles con dos o tres fallos totalmente disculpables en estas circunstancias. El resto ha sido un constante machacar, casi se podría decir que cruelmente, a unas turcas que, entrenador incluido, no podían creer lo que estaban viviendo.
Porque Fenerbahce estaba avisado de quiénes eran las jugadoras ripenses y lo que se podía esperar de ellas. Podría habérselo dicho cualquier jugadora de Galatasaray o de Beretta Famila, y no tendrían que haber hecho más que escucharles. Y puede que lo hayan hecho, sólo que una vez en la cancha, a la hora de atacar la superdefensa de las de Miguel Méndez, no han dado con el hueco ni con el momento. Y en ese corte del espacio-tiempo, por sus rendijas, se les ha ido escurriendo a las turcas el líquido vital de la victoria. Y el hilillo de agua ha ido vertiendo en la jarra bien dispuesta de Rivas Ecópolis, reposadamente, defensa tras defensa y después, canasta tras canasta.
Hemos mencionado a Jones y es de ley hacerlo porque en los tres partidos se ha aupado por encima de sus rivales y ha sido faro de sus compañeras, todo el tiempo, todas las veces. Quede pues hecha esa mención merecida. Pero inmediatamente hay que decir que las otras muchas menciones que sería posible hacer quedan sin sentido ante el espectáculo que todas las jugadoras y todo el banquillo han dado, elevando a la categoría de arte la bendita costumbre de jugar en equipo, haciendo del baloncesto esa gozosa experiencia de quien lo ha jugado por diversión en canchas llenas de desconchones y a la incierta luz de una farola, o en el humilde polideportivo de turno, pero amplicada por la sabiduría y el saber estar de unas jugadoras que pasarán a la historia más como parte de ese inmenso equipo, que como individualidades que, sin embargo, podrían figurar en muchos casos entre las mejores del planeta.
Disculpen, pues, las y los lectores la falta de referencias a las diferentes estrategias defensivas, a si se ha pasado hábilmente de indiviidual a zona, o si ésta ha sido 3-2 ó 2-3. Es que me parece que no viene al caso. Rivas Ecópolis se ha limitado a jugar mejor, mucho mejor, que uno de los mejores del mundo, y a ganarle con autoriddad, con más autoridad de la que el marcador muestra. En la final espera Ros Casares, un equipo más conocido y que conoce mejor a Rivas Ecópolis. Saber lo que puede deparar esa final resulta un tanto arriesgado, como se ha demostrado en cada uno de los tres partidos jugados por Rivas. Las apuestas, antes de éste de hoy, estaban casi 6 a 1 a favor del equipo otomano, y quien haya tenido la vista de apostar por las ripenses ha podido ganar una pequeña forturna. Pero estamos convencidos de que la fortuna mayor ha sido la de las pocas aficionadas y aficionados que han tenido la suerte de poder viajar a Estambul para ver esta maravilla.
Les odiamos.