Se ha impuesto esta mañana (81-52) a un correoso Cadí La Seu que aguantó muy bien la primera parte pero no pudo resistir el empuje ripense en la segunda.
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Trabajo coral, una vez más, el de Rivas Ecópolis, con un juego muy apoyado en todas las jugadoras y muy poco dependiente de la inspiración de una superlíder, como ocurre en otros equipos. Eso no significa que no haya habido trabajos destacados por encima del gran trabajo general. Es el caso, para nosotros, de Ziomara Morrison, que a pesar de no haber alcanzado la máxima valoración del partido (que ha quedado en el bolsillo de Queralt Casas, con 20), ha sido una sólida roca en la que el equipo ha podido echar el ancla en un par de ocasiones, en la primera parte, en las que se han cernido sendas crisis anotadoras sobre las de Miguel Méndez. Ha sido en esos momentos clave cuando Morrison ha dado un paso al frente, se ha ofrecido a tiempo en la pintura, ha peleado las posiciones y las canastas tal y como se le pedía desde su llegada al equipo, y ha tenido el acierto anotador que a otras compañeras les estaba faltando. No en vano sus 19 puntos de valoración la han dejado a un paso de su compañera de equipo en la ‘carrera’ por el MVP.
Junto a Morrison, sin duda la mencionada Queralt Casas ha destacado porque ha vuelto a dar un recital de defensa y porque se ha atrevido con todos los recursos posibles entrando a canasta, tirando de tres o robando balones clave. Y sin duda también, Anna Cruz, que ha hecho un trabajo muy parecido al de Queralt, con resulatdos casi tan brillantes como la primera.
Pero quizás la mejor de las noticias de este encuentro, más allá del resultado, sea el partidazo que ha hecho Clara Bermejo, el mejor que se le ha visto en el Cerro desde su vuelta a la cancha, tras dos operaciones y un larguísimo tiempo de recuperación. Ha defendido con la fuerza y la rapidez que da la vuelta a las buenas sensaciones físicas, ha movido a su equipo con la prudencia de su veteranía, y, por fin, se ha decidido a mirar al aro, aunque no todo lo que habría podido hacerlo. Bermejo está en el camino de recuperar toda la confanza en sus posibilidades físicas y de juego, y eso debe ser la recuperación de un importantísimo activo para Rivas Ecópolis.
Partido con dos historias
El partido ha tenido dos fases claramente diferenciadas. En la primera, que coincide también con el tiempo hasta el descanso, ambos equipos se han estudiado con mucha prudencia y no ha habido acciones alocadas de ninguno, como corresponde a dos de las mejores escuadras de Liga Femenina ante un compromiso tan serio. Las ventajas han estado, en esos dos primeros cuartos, del lado de Rivas Ecópolis, pero siempre en pequeña cuantía. Al descanso se han ido con un discreto 40-31 al que se llegó en los dos últimos minutos, ya que hasta entonces la ventaja no era mayor de cuatro puntos.
Pero nada más empezar el tercer cuarto, las cosas cambiaron. Rivas subió no un punto, sino quizás dos, el nivel de tensión de su juego, y las defensas se hicieron mucho más cerradas y más presionantes sobre el tiro exterior de Cadí, que había sido la salvación de las catalanas en la primera parte. Covington se anotó la cuarta personal. Cruz y Casas robaron dos balones casi seguidos. Morrison cogió un par de grandes rebotes. Todo ocurrió en pocos minutos, pero la renta de Rivas Ecópolis subió como la espuma y se puso en 55-38 a cuatro minutos de terminar el periodo. Al final del mismo, el marcador registraba un elocuente 65-42 tras una canasta de especial significación: la que metió Anna Cruz sobre la bocina del final del cuarto, con la cual pasaba a acumular un total de 1.277 puntos metidos con Rivas Ecópolis y, gracias a ello, se convertía en la máxima anotadora de la historia del equipo.
El último cuarto, con Covington, Parham y Bartonova muy limitadas por las cuatro personales de cada una, Cadí bajó los brazos porque no se podía hacer otra cosa. El gran equipo de La Seu deja todas sus esperanzas puestas en el partido que el próximo miércoles jugará en su cancha frente a Rivas Ecópolis. Las mismas esperanzas que las ripenses llevarán en sus maletas hasta la ciudad leridana para conseguir certificar allí su pase, por primera vez en la historia del club de Rivas, a una final de Liga Femenina. El primer asalto ha sido suyo. La pelota está ahora en el tejado de las catalanas.