Perdió ayer, 11 de abril, ante Ros Casares (47-57), en el segundo partido de play-off tras la derrota cosechada el pasado sábado en Valencia. Con ello el equipo ripense queda apeado de la ronda de semifinales y da por terminada su temporada más exitosa gracias a la consecución del subcampeonato de Europa.
No hubo milagro ayer tarde, en un Cerro del Telégrafo casi lleno a pesar del día laborable y del derby futbolístico entre Real Madrid y Atlético de Madrid que se televisaba prácticamente a la misma hora. Tozudo, el guión volvió a cumplirse y Ros Casares se llevó el partido y, con él, la eliminatoria. Fue un partido raro, en el que Rivas comenzó francamente mal, incapaz de sobreponerse a la asfixiante superioridad física de las valencianas, pero que llegó al descanso con un esperanzador 20-27 en el marcador. Particularmente llamativo fue el marcador parcial del segundo cuarto, en el que entre ambos equipos sólo fueron capaces de anotar 15 puntos (9-6 para Rivas).
Tras el descanso surgió un fenómeno novedoso: un apagón en Ros Casares. De hecho, tras el pitido inicial del tercer cuarto, Rivas enchufó la directa y sin comerlo ni beberlo le colocó un parcial de 6-0 a las valencianas, poniéndose a tan sólo un punto en poco más de tres minutos de juego. A partir de ahí se sucedió un lapso largo de tiempo (casi todo el resto del tercer cuarto) en que los dos equipos estuvieron intercambiando canastas hasta que Yacoubou rompió la racha de su equipo y perdió un balón en un pase sin sentido. Ese momento lo aprovechó Rivas para culminar un mínimo despegue de tres puntos. La grada, muy tímida hasta entonces y con la escasa afición levantina haciendo más ruido que la local, despertó del letargo y de repente empezó a correrse la voz: «hay partido».
Y entonces ocurrió algo muy raro. Hasta un determinado momento, allá por la mitad del último cuarto, todo estaba igualado. En el siguiente abrir de ojos, Ros ya tenía cinco de ventaja, y luego siete, y por fin, diez. En ese abrir y cerrar de ojos lo que ocurrió fue un apagón de las de Miguel Méndez que acumularon tres desajustes defensivos clamorosos que aprovechó siempre Wauters para colocarse sola bajo canasta y anotar sin dificultad. Seis puntos para Ros y seis mazazos para Rivas.
Tal como declaraba Miguel Méndez al final del partido, el problema para Rivas en los múltiples partidos jugados por ambos equpos en este final de temporada, es que suele comenzar el partido sin el necesario tono físico para equipararse debidamente al espléndido poderío que Ros ostenta en ese terreno. Una vez que se ha perdido un cuarto de partido con esa desventaja, después es muy difícil (de hecho, imposible en estos partidos) superar a las valencianas.
Rivas lo intentó en la semifinal de la Copa de la Reina y en la final de Euroliga. Lo hizo en Valencia, en el primer partido de play-off, y lo hizo ayer en el Cerro. En los partidos en que se ha conseguido el nivel físico adecuado desde el principio (Copa de la Reina y final de Euroliga), las fuerzas han fallado en los minutos finales, o bien se ha tenido alguna desconexión en medio del partido. Da igual cuando ocurra: o se está en un especial estado de gracia físico como para no decaer ni un minuto en todo el partido, o Ros impone su superioridad en centímetros, kilos y velocidad.
La mejor temporada
Es innegable que los quilates que aporta el subcampeonato de Europa conseguido en Estambul permiten a Rivas Ecópolis saldar la temporada con un valor extraordinariamente positivo. Tal como recuerda Miguel Méndez, «la gente no es consciente del valor de lo que se ha conseguido. Hay muchos equipos que llevan años invirtiendo mucho más dinero que el que pone Rivas Ecópolis, y no han conseguido nunca llegar a la final de Euroliga». Tanta razón tiene el entrenador gallego del Rivas Ecópolis, que de hecho el actual campeón de Europa, Ros Casares, lo ha conseguido sólo tres años después de intentarlo repetidamente y con presupuestos a años luz de los de otros equipos, incluyendo, por supuesto, al club ripense.
Paradójicamente, sin embargo, el subcampeón europeo de este año no jugará la Euroliga que viene. El club tendrá que decidir si juega la segunda competición, la Eurocup Women (que ya jugó en su primera experiencia europea, hace tres años). Con seguridad, el manager del Rivas Ecópolis, José Juanas, tendrá que hacer una vez más encaje de bolillos para armar un equipo competitivo en Liga Femenina (tanto como para revalidar la tercera plaza, al menos, en la próxima temporada) y en la Eurocup.
Si el Rivas Ecópolis Basket consigue mantener en el equipo a un esqueleto razonable del que ha tenido este año, podría tener a su alcance, incluso, un título continental, aunque fuera de segundo orden, porque el nivel técnico y físico en la Eurocup baja considerablemente respecto a la Euroliga. Quedan cuatro largos meses para despejar tantas incógnitas.