Rivas Ecópolis Basket ha anunciado su decisión de no inscribir al primer equipo en la máxima competición europea del baloncesto femenino, la Euroleague Women. Sus éxitos deportivos le daban derecho a hacerlo de manera automática, sin tener que ganarse plaza alguna, al haberse alzado, en la temporada recién finalizada, con el campeonato nacional de Liga Femenina, la máxima categoría del basket femenino español. Los motivos aducidos por el Club Baloncesto Rivas (al que pertenece el equipo) son los económicos, al no haber conseguido encontrar patrocinador que sufragase el coste relativamente grande que supone la participación en la competición europea.
No es que haya sido una sorpresa, porque se conocía de manera extraoficial, desde hacía tiempo, la enorme lucha que el club estaba llevando a cabo para conseguir financiación estable. No obstante, era de esperar que las instituciones, en caso de no encontrarse esa financiación de manera privada, vieran la importancia del equipo en el contexto del baloncesto femenino y, en general, del deporte practicado por mujeres en España y particularmente en la Comunidad de Madrid. Pero no ha sido así.
El Ayuntamiento de Rivas nunca había puesto dinero para el equipo, si bien ha sido notoria, desde sus comienzos, la apuesta municipal por apoyarlo. No es poco lo que un Ayuntamiento puede hacer, en el terreno de la mediación, para impulsar la aparición de patrocinadores dispuestos a sufragar los costes (importantes pero ridículos si se comparan con los necesarios en el deporte masculino de élite). El Ayuntamiento de Rivas hizo, con toda seguridad, esa importante labor durante años, y el resultado fue la presencia de esos patrocinadores. Otras instituciones, sin embargo, bien poco han aportado, ni siquiera en los tiempos en que la palabra crisis se hallaba ausente del vocabulario en las conversaciones de este país.
Los sucesivos gobiernos que la Comunidad de Madrid (la otra institución que tendría algo que decir en esto) ha tenido en los últimos ocho años, han aprovechado puntualmente los éxitos del Rivas Ecópolis, en la forma en que muchos políticos consideran beneficiosa para ellos: haciéndose la foto tras cada Copa de la Reina conseguida, alabando y haciéndose así partícipes del subcampeonato de Europa, o haciendo suya también la Liga Femenina conseguida en la temporada recién finalizada.
Pero, al mismo tiempo, han mirado hacia otro sitio cuando se ha tratado de aportar económicamente, o ayudar en ello, para afianzar la estabilidad de un club que no sólo se ha dedicado a ganar títulos en la máxima categoría, sino que ha creado una cantera digna de elogio, trabajada con una profesionalidad que admite pocas comparaciones en el contexto español.
En los tiempos que corren, sería muy fácil poner en entredicho la oportunidad de invertir (no gastar) dinero en potenciar a un equipo para que continúe estando en la élite de su especialidad deportiva. La demagogia encuentra fácil salida en este contexto de crisis apabullante, y no faltará seguramente quien se alegre de que se abandone a un club de élite con la falsa excusa de que hay que destinar los recursos a otros objetivos. Ocultarán quienes eso planteen, la realidad de que los recursos que se podrían conseguir para financiar al Rivas Ecópolis no son intercambiables por nada en el contexto del deporte de Rivas o de la Comunidad de Madrid, y mucho menos aún si ese contexto rebasa los límites del deporte para entrar en el de las necesidades sociales.
Se puede encontrar a un patrocinador a quien se consiga hacer ver los beneficios de esponsorizar a un equipo como Rivas Ecópolis, cuyos partidos han sido retransmitidos sistemáticamente en cadenas de televisión nacionales y que ha conseguido incrementar el número de aficionados que de manera regular han llenado el Cerro del Telégrafo, aparte de contar con un detallado seguimiento en medios locales. Pero ese patrocinador no estará dispuesto a hacer lo mismo por clubes con equipos en categorías que no son la élite. Ni el patrocinador estará, por ello, menospreciando a nadie, ni nadie tiene motivos para sentirse menospreciado.
Por otro lado, Rivas Ecópolis no es sólo lo que es su primer equipo. Ha destacado por el cuidado con que ha diseñado su cantera durante su corta existencia, creando equipos sólidos que han mostrado su valía ganando campeonatos de Madrid y de España en distintas categorías, desde infantil a junior. Hacerlo ha sido posible gracias a un enorme sentido de la seriedad en la preparación técnica, física y humana de las jugadoras que forman parte de esa cantera. Los éxitos llegan cuando el trabajo se hace bien. Y el dinero que los patrocinadores han estado aportando estos años no era sólo para el primer equipo: toda la estructura del club se beneficiaba de la financiación conseguida. De hecho, el club ha explicado que la renuncia a competir la próxima temporada en Europa se basa en gran medida en su decisión de no destinar todos los recursos posibles al primer equipo, manteniendo su política de preservar la apuesta por la cantera que ha venido haciendo desde su origen.
No estamos hablando, pues, de casos como el que protagonizó hace años un equipo como el Dorna Godella, producto más de un experimento comercial que de una apuesta por el deporte contemplada desde una perspectiva social. Estamos hablando de un club imbricado en su ciudad y que ha venido gestionando un capital humano y social de creciente relevancia. Un club que se ha centrado, además, en el deporte femenino, siendo el único caso, que sepamos, en la Comunidad de Madrid en que la apuesta se hace exclusivamente orientada hacia el logro de un papel relevante de las mujeres en el deporte. Un papel que tan injustamente secundario les parece a los mismos políticos que después vuelven la mirada hacia otro lado cuando se les pide que aporten algo más que declaraciones.
La renuncia a jugar la Euroliga Femenina, nos tememos, puede no ser la única que el club tenga que hacer a corto plazo. Hoy finalizaba el plazo para inscribir al equipo en Europa, pero a comienzos del próximo mes de julio finalizará el de inscripción en Liga Femenina. Si nadie hace nada por apoyar al mejor club madrileño de deporte femenino, no sería extraño que el nombre de Rivas Ecópolis no figurase en el calendario de la próxima temporada de la máxima competición de baloncesto femenino español. Nadie se beneficiará de ello. Los clubes federados de distintos deportes en Rivas no recibirán nada mínimamente significativo gracias a esa desaparición, y quien pueda transmitir esa idea sabe que está faltando a la verdad. En cambio, las jugadoras más jóvenes que han tenido en el primer equipo de Rivas Ecópolis una referencia fundamental para mejorar en la práctica deportiva, dejarán de contar con ese espejo. No serán mejores deportistas, serán deportistas más tristes.