Fotógrafa, activista política y social, actriz, modelo, Camarada “María” del Socorro Rojo en la Guerra Civil española, partícipe en todos los acontecimientos revolucionarios del siglo XX, persona clave en el Socorro Rojo Internacional

El mundo de los antifascistas fue profundamente conmovido.

Una mujer extraordinaria había muerto. Nuestras banderas rojas se inclinaron.

María Teresa León

Tina Modotti nació en Udine (Italia) en 1896. Fue inscrita con los nombres: Assunta, Adelaide, Luigia; el nombre de Assunta derivó a Tina, como se la llamaría más tarde.

Alcatraz, 1924.
Alcatraz, 1924.

Es sorprendente que a finales del siglo XX, en Udine ofrecieran resistencia a facilitar documentación para indagar sobre la vida de Tina Modotti; así, un funcionario especificó que “no se veía con buenos ojos” el que se investigara acerca de aquella mujer, “porque había llevado una vida inmoral”. Esta situación es la que se encontró Christine Barckhausen-Canale indagando para escribir Tina Modotti.La familia Modotti se trasladó entre 1897 y 1898 a Ferlach (Austria) ciudad famosa por la fabricación de armas y más tarde por la producción de utensilios de hogar y la construcción de marcos de bicicletas ¡de bambú!. Aquella fábrica de bicicletas no duró mucho tiempo y los Modotti tuvieron que trasladarse de nuevo, dentro de la región de Carintia, también en Austria.

Esta región, en aquellos momentos, reunía obreros de diferentes lugares de Europa; como suele suceder, no todos eran tratados por igual y así los italianos y eslovenos se vieron obligados a realizar los trabajos más pesados y peor remunerados; podríamos hacer la analogía de aquella situación con la actual de los inmigrantes en los países llamados desarrollados. Christiane Barckhausen-Canale detalla la situación: “Los obreros de la construcción, por ejemplo, vivían en aquel entonces en habitaciones que medían algo más de seis metros de largo, cinco metros de ancho y dos setenta y cinco metros de alto, y en cada habitación se alojaban entre veintidós y veinticinco hombres. Todo lo que se les concedió fueron unos sesenta centímetros, justo el espacio para colocar un colchón.” Esta situación hizo que la solidaridad entre toda la clase proletaria fuese cada vez más fuerte.

El padre de Tina, Giuseppe Modotti, hizo todo lo posible para que sus hijos comprendieran el valor de la solidaridad de clase y esa lección la llevaron toda la familia, a lo largo de su vida. Así, en los Estados Unidos donde emigraron más tarde, en los barrios/guetos donde vivían (como la mayoría de los italianos) eran conocidos por su actividad política y sobre todo por su compromiso con la causa antifascista.

Me interesa resaltar, ya que mis nietos y nietas leen estas líneas, y siguiendo a Chistiane que: “En los años de pobreza en Udine y en Austria, los hijos aprendieron una lección importante: no sirve de nada lamentarse, las dificultades y las privaciones deben servir para que el ser humano crezca, madure y aprenda a no dejarse vencer por las adversidades.”

Publicidad y realidad en USA.
Publicidad y realidad en USA.

Al parecer, la vivencia que a Tina se le había quedado grabada y recordaba con gran cariño eran las manifestaciones del Primero de Mayo, en las que su padre la alzaba en brazos para que viera mejor los puños levantados de los trabajadores. Como narraba, años más tarde, Vittorio Vidali quien fue su marido: “Tina, al hablar de su infancia, no mencionaba ni el hambre, ni el frio, ni la sensación de marginación social, sino exclusivamente las emociones vividas en las manifestaciones del Primero de Mayo.”Cuando regresaron a Udine la situación no había mejorado, así que en 1905 Giuseppe Modotti se embarcó hacia Estados Unidos junto con su hija Mercedes, de trece años. Allí recalaron en San Francisco ciudad que estaba inmersa en la tarea de reconstruir la ciudad de los destrozos causados por el terremoto de ese mismo año, esta situación suponía mucho trabajo durante mucho tiempo; pero el proyecto de pagar los pasajes para reunir a la familia quedó en suspenso ya que hasta quince años más tarde no pudieron realizarlo.

Dado que el padre y la hermana mayor estaban en Estados Unidos, Tina tuvo que dejar la escuela a comienzo del año 1909 habiendo cursado solamente cuatro años de primaria; le tocaba a ella mantener, con su sueldo de obrera textil, a la madre y a cuatro hermanos. Había tenido buenas notas en todas las materias, excepto en la de “labores femeninas” así como su rendimiento en italiano que también fue escaso –parece lógico pensar que en casa de los Modotti se hablaba principalmente o en exclusiva el dialecto regional: el friulano.

Era una niña con gran curiosidad y ávida de conocimientos, seguramente no le debió ser fácil dejar los estudios para empezar a trabajar. Pero la renuncia a los intereses propios llegaría a ser una constante en su vida, todos aquellos que la conocieron coinciden en que el espíritu de sacrificio era una de las características más significativas de su personalidad. Su hermana, con motivo de su fallecimiento en 1942, ahondó sobre esta forma de ser y que ilustró con una vivencia que tuvieron cuando niñas:

“Cuando Tina era todavía una niña, a mí, más joven que ella, me parecía una pequeña señorita con sus ojos grandes y tristes en la cara demacrada por el hambre. Era la única de nosotros seis que ganaba algún dinero. Trabajaba doce horas al día en una fábrica de seda, y siempre tenía los dedos contusionados y doloridos.

Recuerdo una tarde, a principios del invierno. Como sucedía a menudo, el fuego y la candela se habían apagado. Mi madre y yo esperábamos a Tina, abrazándonos para calentarnos. Estábamos tristes y afligidas porque no había lumbre ni nada que llevarnos a la boca. Cuando lo había yo corría al encuentro de Tina ansiosa de darle la buena noticia. La preocupación principal de nuestra infancia era siempre la de tener algo  para comer, de hecho, ni teníamos juguetes ni tiempo para divertirnos. El más pequeño de nuestros hermanos lloraba a menudo cuando regresaba de la escuela y no había nada para comer. Tina, sin embargo, no decía nunca nada y se iba silenciosamente a la cama, apenas llegada del trabajo.

Aquella noche sentimos finalmente el rumor de sus pasos, venía corriendo, cosa insólita porque, por lo general, llegaba tan cansada que caminaba lentamente, a pesar del frio intenso. Abriendo la puerta, preguntó alegremente: “¡Adivinen que les traigo!” Y acercándose a tientas, puso un paquete sobre las rodillas de mamá, diciendo con entusiasmo: ‘¡Pan, queso y salami! ¡Es suficiente hasta mañana!’.

MI madre preguntó: ‘¿Cómo lo has obtenido?’ y titubeante, pero tratando de explicarlo como un hecho completamente normal, nos dijo que  la bufanda azul que le había regalado tía María, no le había gustado nunca y que, sin embargo, las muchachas de la fábrica la habían admirado tanto que había decidido rifarla. ¿No había sido una gran idea?

Cuando fui mayor comprendí por qué mi madre se puso a llorar, mientras Tina, de rodillas, insistía en que la bufanda azul realmente no le gustaba. Entonces sólo me parecía raro que no le gustase, ya que había gritado de alegría cuando se la regalaron y porque era lo único abrigado de su pobre vestimenta de invierno”.

Tina Leyendo.
Tina Leyendo.

Tina, en 1913, con apenas diez y seis años emigró sola a San Francisco, donde vivían su padre y su hermana; allí comenzó a trabajar como costurera, primero en una sastrería de camisas, después en un taller de sombrerería y finalmente en sastrerías privadas y en su propia casa. Como es lógico vivían en uno de los llamados barrios para inmigrantes italianos o Little Italies, una característica de todas las grandes ciudades americanas. Los habitantes de estos barrios conservaban, celosos, las propias costumbres y los diferentes dialectos y se bastaban a sí mismos con sus negocios, sus pequeños teatros, sus cines y sus tradiciones.

En casa de los Modotti los acontecimientos que agitaban al país y sobre todo, al movimiento obrero y sindical, eran un tema constante de preocupación: la seguridad del puesto de trabajo, la arbitrariedad de los patronos, la garantía de, al menos, una comida caliente al día, la solidaridad con los despedidos…

Durante la Primera Guerra Mundial los Modotti tomaron partido por los numerosos jóvenes norteamericanos que se negaron a servir en el ejército y escaparon hacia México.

Desde 1918 llegaban desde Europa noticias preocupantes, en especial para los italianos ya que la vida en Italia se hacía cada vez más insoportable. A la miseria económica se sumaban los crímenes cometidos por unos grupos armados que se hacían llamar fascistas que reprimían brutalmente a los obreros organizados.

Tina Modotti, desde su llegada a Estados Unidos, comenzó a dar muestras de su compromiso social: organizaba funciones teatrales para recaudar fondos para sus compatriotas, colaboraba con el Comité de Socorro Italiano. Gracias a estos contactos teatrales comenzaría más adelante su breve carrera como actriz.

Siguiendo su curiosidad innata visitaba frecuentemente todo tipo de exposiciones y en una de ellas conoció, en 1915, a un pintor y poeta franco-canadiense de nombre Roubaix de l’Abrie Richey, “Robo”, que era un hombre de gran sensibilidad. Se casaron en 1918 y se fueron a vivir a Los Ángeles y allí su casa, además de un refugio para artistas, lo fue también para mexicanos exiliados durante la Revolución, como el artista Enrique de la Peña o el poeta Ricardo Gómez Robelo.

Tina y Robo trabajando en el taller de ambos, Hollywood 1921 Weston.
Tina y Robo trabajando en el taller de ambos, Hollywood 1921 Weston.

Para Tina esta convivencia al lado de Robo resultó ser una vida nueva y diferente entre artistas e intelectuales aunque no le resultó difícil adaptarse ya que incitaba su curiosidad y su afán de hacerse una cultura, en aquellas reuniones se hablaba de literatura, filosofía, se comía, se bebía, se brindaba y se cantaba. Ella no procedía de aquel ambiente y sentía que se le iba desarrollando algo de superficialidad y un concepto bohemio de la vida. Nadie lo diría al contemplar la apacible escena reflejada (en 1921) por el fotógrafo Edward Weston de Tina y Robo en su taller, en ella dan la impresión de armonía en la convivencia y la creación.

Como consecuencia de sus “pinitos” en el teatro Tina probó suerte (en 1920) como actriz en Hollywood; se tienen referencias de tres películas donde representó “invariablemente” al elemento exótico. Sólo una de estas películas ha sobrevivido al curso del tiempo, se puede decir que es cursi y con tintes racistas hacia los mexicanos; en ella representa a una criada mexicana a la que toman por una rica heredera irlandesa. En esta cinta se puede apreciar el talento y la expresividad de la joven actriz; pero el ambiente frenético y superficial de Hollywood le hizo comprender, bien pronto, que no era éste el modo de realizar sus inquietudes.

Tina Modotti en la pelicula The-Tigers coat 1920 de Johan Hagemeyer.
Tina Modotti en la pelicula The-Tigers coat 1920 de Johan Hagemeyer.

Fue el mexicano Gómez Robelo el que, convertido en director del departamento de Bellas Artes del Ministerio de Instrucción Pública de México, invitó a Robo a ir a finales de 1921 a poner en marcha el proyecto de una exposición en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Por desgracia Robo enfermó de viruela y murió; no se sabe a ciencia cierta en qué circunstancias ella se enteró del fallecimiento de su marido. Hay distintas versiones: según su hermana cuando Tina llegó a México él se enfermó y ella lo acompaño hasta su fallecimiento. Otra versión  dice que en el tren cuando se dirigía hacia México, otra que en Los Ángeles y partió hacia México con su suegra.

Tina permaneció en México ya que se hizo cargo de la ejecución de los planes de su marido. La exposición contó con dibujos de Blaine, con batiks (tejido de algodón y seda teñido a mano) hechos por ella y Robo, fotografías de Edward Weston, Margarethe Mather y Arnold Schroeder; en ese tiempo entró en contacto con algunos de los artistas de la vanguardia mexicana del momento, Diego Rivera entre ellos. Pero, a las pocas semanas falleció su padre en San Francisco y Tina tuvo que regresar a Estados Unidos para hacerse cargo de su madre y hermanos.

Retrato de Tina Modotti, por Edward Weston en 1924.
Retrato de Tina Modotti, por Edward Weston en 1924.
8 Vasos, 1925.
8 Vasos, 1925.

Al comienzo de su amistad con Weston, Tina fue su modelo para numerosas fotografías hechas por el artista convirtiéndose, posteriormente, en su aprendiza, asistente, subalterna, además de amante y modelo. Para ella el descubrimiento de la fotografía supuso una nueva forma de expresión; en la práctica, sus composiciones con flores, sus abstracciones o estructuras arquitectónicas no tenían nada que envidiar a las del maestro. Este reconocía, por carta, a un amigo: “Tina ha hecho una fotografía que me gustaría poder firmar con mi nombre. Las fotografías de Tina no pierden nada en comparación con las mías, expresan lo suyo”.Las primeras fotografías de Modotti: lirios, calas, rosas, nopales, algunas composiciones abstractas, algunos retratos de mujeres, no mostraban lo que con el tiempo se iba convertir en lo “más suyo”. Según Pilar Gómez Rodríguez en su artículo Las mil vidas de Tina Modotti: “Mientras Modotti se preocupa de los grandes problemas sociales, de las desigualdades y del acontecer de la vida mexicana, Weston hace fotografías de retretes. Podría antojarse una comparación lacerante, pero ciertamente denota el interés marcadamente humanista de la fotógrafa…”.

Tejiendo tela.
Tejiendo tela.

Tina vivió en México desde 1923 a 1930, fueron años muy fructíferos, no solo como fotógrafa sino por su vinculación con el Partido Comunista mexicano y con la intelectualidad y artistas del momento; por ejemplo, Diego Rivera y Frida Kahlo se casaron en su casa. Según Christiane, “Gran parte de la vida de Tina en Ciudad de México está documentada en los diarios de Edward Weston, donde él relata, con mucho humor y todo lujo de detalles, las vivencias comunes, el descubrimiento paulatino del país, de su gente y el proceso de adaptación a las costumbres mexicanas.”

Me ha parecido muy interesante plasmar, en estas líneas, parte de los testimonios que Elena Poniatowska pudo recoger de las personas que conocieron a Tina, en sus primeros momentos en México y que nos permiten hacernos una idea de su personalidad.

Baltasar Dromundo, orador, ensayista político y cronista de la Ciudad de México en aquellos momentos, la recuerda así: “Físicamente no era muy fuerte, se podía decir que más bien era frágil, delgada y no muy alta; su fortaleza era más bien interior. Nunca trataba de causar buena impresión, no la importaba. Nunca vi en ella el menor rasgo de envidia por lo que otros poseían. La propiedad privada no tenía para ella ninguna importancia.”

Germán List Arzubide poeta joven que mantenía una estrecha amistad con los pintores de su generación, ilustró la publicación de su primera antología, con la foto de los cables telegráficos hecha por Tina a la que: “No la llamaría bonita. Era bella. Sus rasgos eran muy italianos, es decir, había en ellos algo trágico, dramático…”

Su amigo y compañero Miguel Ángel Velasco, político mexicano, recuerda sobre todo la sencillez de Tina, su humildad: “Nunca, tampoco después, en el trabajo político, trataba de lucirse. Y era difícil imaginarse que alguna vez pudiese estar enojada o de mal humor”.

Rivera y Frida Sindicato de pintores.
Rivera y Frida Sindicato de pintores.

Abierta y comunicativa, logró muy fácilmente establecer un contacto con los mexicanos y con su modo de ser. Fue su amistad con los artistas mexicanos de la época, sobre todo con los tres grandes del muralismo –Rivera, Siqueiros, Orozco- la que le hizo encontrar el camino hacia un arte socialmente comprometido.A finales del 1922, estos artistas mexicanos habían formado un sindicato y habían pedido la adhesión a la Internacional Comunista. Sus objetivos fueron, entre otros, la socialización del arte, la producción de obras monumentales que fueran accesibles para el público, así como la liquidación del individualismo burgués. A partir de marzo de 1924 editaron El Machete una revista de dimensiones poco usuales que se podía pegar en los muros, como si fuera un cartel. En el trascurso de ese año, El Machete se convirtió en órgano del Partido Comunista y ya en abril apareció, en sus páginas, un artículo –casi con toda seguridad traducido por Tina- sobre el fascismo italiano.

Campesinos leyendo el machete, 1928.
Campesinos leyendo el machete, 1928.

En ese mismo año, conoció al pintor y grabador Xavier Guerrero quien jugó un papel importante en la vida de Tina y su relación con México lo que la hizo amar a ese país y sus gentes. Con su cámara de fotos empezó a crear testimonios no sólo de los encuentros y mítines de la Liga Antiimperialista de las Américas y del Socorro Rojo Internacional, sino también de las campañas de los candidatos presidenciales de la Liga Nacional Campesina. Utilizó su arte para ilustrar los enormes contrastes sociales del país.En diciembre de 1926, Alexandra Kollontai fue nombrada representante diplomática de la URSS en México. Y según Vidali, Tina le dijo acerca de su relación con la revolucionaria rusa:

“Era una mujer estupenda, una personalidad inolvidable. Siempre me trataba con gran cordialidad y me contaba riéndose, de unos amigos mexicanos que le habían dicho que yo no tenía una buena fama entre ‘la gente bien’ de México y en la colonia extranjera, por haber posado desnuda para Weston y también a causa del famoso fresco de Rivera donde me presentó desnuda en la capilla de Chapingo. También me contó cómo ella siempre había hecho lo que consideraba correcto, sin preocuparse de la opinión de otros o de las malas lenguas…Siempre había sido una revolucionaria sincera, había servido fielmente a su país, y respecto a su vida personal, la consideraba como un asunto de ella y de nadie más…”

Sombrero martillo y hoz, México 1927.
Sombrero martillo y hoz, México 1927.

El mismo año de 1927, llegó a México el nuevo emisario enviado por el Comité Ejecutivo del Socorro Rojo Internacional para crear una sección centroamericana de esta organización de solidaridad con los perseguidos políticos. Se hacía llamar Enea Sormenti pero su verdadero nombre era Vittorio Vidali y que años más tarde fue esposo de Tina.Vidali pudo percatarse que la casa de Tina era un centro de reuniones, a ella llegaban los dirigentes del Partido, de la Juventud y de la Liga Antimperialista, asímismo, era el punto de referencia para las delegaciones de campesinos y obreros procedentes de todo el país. Y su dirección era la única que llevaban en sus bolsillos los delegados de las organizaciones extranjeras cuando llegaban a México.

En el verano de 1927, Tina conoció, en un mitin, a un orador nuevo que se llamaba Julio Antonio Mella un cubano asilado en México escapando de las posibles represalias que el dictador Machado podría tomar contra él. Mella había fundado en su país, en 1925,  la Liga Antiimperialista y, junto con otros, el Partido Comunista de Cuba. Fue encarcelado e inició una huelga de hambre que duró 18 días, a consecuencia de lo cual, hubo protestas de los obreros y campesinos y el anuncio de una huelga general, por lo que lo pusieron en libertad.

Julio Antonio Mella.
Julio Antonio Mella.

A partir de junio de 1928 Tina y Julio Antonio Mella se hicieron inseparables; al parecer, según se diría en una revista “del corazón”, fue un flechazo y su relación podría haber servido de inspiración para aquellos versos de Benedetti: “Si te quiero es porque sos / Mi amor, mi cómplice, y todo / Y en la calle codo a codo / Somos mucho más que dos”.Efectivamente, el amor no sólo enriqueció su propia relación, sino también sus contactos con los demás. Juntos o por separado continuaron su labor por la causa comunista. Lograron la armonía entre la felicidad personal y el compromiso social. Tina ayudaba a Mella en su labor con los emigrados políticos cubanos, con su correspondencia, acogiendo a los que llegban a cualquier hora del día o de la noche.

La noche del 10 de enero de 1929, la dirección del Socorro Rojo se reunió para fundar un Comité pro edifico Emiliano Zapata para acoger a los hijos e hijas de los obreros y campesinos mexicanos asesinados por la reacción. Al salir, se separaron y Tina se dirigió a la oficina de telégrafos mientras Mella acudía a una cita con un compatriota llamado José Magriñá, poco después se encontraron y siguieron juntos hacia casa.

Tina después del asesinato de Mella, 1929.
Tina después del asesinato de Mella, 1929.

Estaban ya llegando cuando un ruido, como una explosión, los hizo detenerse. Sonó un segundo disparo casi simultáneamente. Tina declararía que incluso había sentido el olor a pólvora. Antes de que pudiese reaccionar, sintió que Mella soltó su brazo y empezó a correr hacia la acera opuesta. Corrió detrás del herido y lo alcanzó instantes antes de que cayera al suelo. Mientras se acercaban los primeros transeúntes curiosos, le escuchó decir: “Magriñá tiene que ver con esto. Muero por la revolución”.

El crimen había sucedido poco antes de las diez de la noche. Hacia las dos de la madrugada, Mella murió a causa de graves heridas en el tórax y en el abdomen. Antes de ser operado, había hecho una declaración a la policía y había culpado directamente al dictador Machado de ser el mandante del crimen.

“Para ella, Mella no sólo había sido el compañero, el ejemplo, el combatiente, el orador ejemplar, el agitador y organizador. También había sido el gran amor de su vida. Tina, la mujer que lloraba un amor perdido, tuvo que esconder su tristeza personal para denunciar la envergadura política de la tragedia que estaba viviendo. Y sobre todo tuvo que enfrentar la tarea más difícil de toda su carrera de fotógrafa: hacer la última fotografía de Mella.

Apoyo de PC y Diego Rivera.
Apoyo de PC y Diego Rivera.

La policía registró y selló su casa, la interrogaron, tuvo que asistir a careos con los testigos y creyó por algún tiempo, que estaban tratando de encontrar al asesino. Pero el único apoyo que recibió en México fue del Partido Comunista que formó una comisión de investigación presidida por Diego Rivera. Llegaron telegramas de todas partes del mundo dirigidos al presidente de México, exigiendo una investigación seria del crimen. Al parecer, el tal Magriñá era un presidiario cubano excarcelado por el que era el embajador de Cuba en México. Tina acusó públicamente al dictador cubano en el discurso que pronunció en un acto conmemorativo organizado por el Socorro Rojo, la Liga Antiimperialista y el Comité pro Mella.En México comenzó una campaña anticomunista, de tal forma que en el transcurso de 1929 la sección mexicana del Socorro Rojo Internacional tuvo que denunciar numerosos crímenes de la reacción y se vio obligada a reforzar el apoyo a los familiares de los perseguidos. Hubo divisiones internas y se excluyeron de sus filas a Diego Rivera y otros cuadros a quienes acusaron de oportunistas. Para ella fue un duro golpe pero, como militante, la disciplina valía más que la larga amistad con el pintor.

Tina Modotti en su exhibición de fotografías.
Tina Modotti en su exhibición de fotografías.

Sin embargo, en aquellas circunstancias, realizó la primera y única muestra fotográfica personal, era más un acto político que cultural. Repartió entre los y las visitantes una hoja con su Manifiesto acerca de la fotografía –su primera y última declaración pública acerca de su arte-: “Me considero una fotógrafa, nada más, y si mis fotografías se diferencian de lo que generalmente se hace en este terreno, es porque justamente trato de no producir arte, sino fotografías honestas, sin truco o manipulaciones,… Por el solo hecho de poder ser producida sólo en la actualidad y sobre la base de lo que existe objetivamente, la fotografía es el medio satisfactorio para registrar la vida objetiva en todas sus formas de apariencia; de allí su valor documental, y si a esto se añade sensibilidad y conocimiento de la cosa, y sobre todo una clara orientación respecto a su posición dentro del desarrollo histórico, el resultado es, como creo yo, digno de ocupar un lugar dentro de la producción social a la que todos debemos contribuir.”A comienzo de 1930, Tina conoció personalmente a Augusto César Sandino, a cuya causa había contribuido por su trabajo en el comité Manos Fuera de Nicaragua y en el Socorro Rojo. Sandino había ido a México para recabar apoyo del gobierno mexicano para su lucha contra los invasores norteamericanos.

Máquina de escribir, de Julio Antonio Mella, 1928.
Máquina de escribir, de Julio Antonio Mella, 1928.

En febrero de ese mismo año, el presidente electo de México fue víctima de un atentado por lo que se desencadenó una nueva ola de persecución en contra del movimiento revolucionario. Tina fue arrestada durante trece días como funcionaria del Socorro Rojo Internacional y secretaria del Comité antifascista del Caribe, se declaró en huelga de hambre para protestar por la arbitrariedad de la policía. Como consecuencia, se le concedieron cuarenta y ocho horas para salir del país. Entre aquellos que le ayudaron a deshacer tan precipitadamente su hogar, estaban Manuel Álvarez Bravo y su esposa los cuales, para que no viajara sin medios económicos, le compraron una cámara y parte de su equipo.

El 24 de febrero de 1930 se embarcó con destino a Europa, en calidad de deportada, en el barco se encontró con Vidali que había embarcado con nombre falso. La policía de Mussolini fue siguiendo el itinerario de Tina y, sabiendo que atracaba en Rotterdam, la estaban esperando como agitadora antifascista, para llevarla ante uno de sus tribunales especiales. Pero Vidali bajó a tierra y pudo informar a Socorro Rojo de la llegada de los deportados y regresó a la nave con dos abogados que lograron frustrar las intenciones del cónsul italiano.

Retrato mujer embarazada, Berlín 1930.
Retrato mujer embarazada, Berlín 1930.

La meta de ella era llegar hasta Berlín y de allí entrar clandestinamente en Italia, pero el Partido Comunista Italiano le negó el permiso pues consideraba que debido a su larga ausencia estaría expuesta a mayores peligros que los demás luchadores clandestinos; Tina permaneció en Berlín seis meses. En Berlín, donde debía llevar una vida muy discreta, se volcó en el activismo político: el Socorro Rojo Alemán, la Liga Antiimperialista. En el tiempo que estuvo allí, realizó varias fotos que pudo incluir en la exposición que se inauguró en la galería de Lotte Jacobi en 1930. Una de aquellas fotografías titulada “De nuevo embarazada” donde refleja una mujer con un bebé en brazos y otro niño pequeño de pie a su lado, tuvo especial repercusión. Sesenta años después, en la navidad de 1990, una mujer embarazada del este de Berlín recorrió, la redacción de varios periódicos para contar su historia como consecuencia de la Reunificación, había perdido su trabajo y le habían subido el alquiler un 300%. Por primera vez en su vida, no podría darles a sus hijos los regalos que estaban acostumbrados a recibir. Para enfatizar la situación por la que estaba pasando, entregó a los redactores copias de la fotografía realizada por Tina Modotti. Así mismo, cuando las mujeres ocuparon las calles para protestar contra la abolición de la legislación acerca del aborto que había estado vigente en la República Democrática Alemana, utilizaron esa misma foto.

Su relación con la fotografía según algunas autoras, se terminó cuando Tina decidió abandonar el medio y dedicarse por completo a la lucha contra los fascismos que emergían en Europa durante esos años. De una manera muy poética, Pablo Neruda cuenta en sus memorias, Confieso que he vivido, que Tina lanzó su cámara fotográfica al río Moscova como símbolo de lo irrevocable de su decisión. Ahora bien, no parece que fuera así, pues hay diversos testimonios y hechos de su vida que lo acreditan.

Aceptó, en 1930, la invitación de su compatriota Vidali, con el que finalmente formó pareja sentimental en 1932, y marchó a Moscú, donde trabajó para el Comité Ejecutivo del Socorro Rojo Internacional haciendo traducciones, escribiendo artículos. Tina fue nombrada responsable de un grupo de países: su tarea era transmitir todas las resoluciones y orientaciones adoptadas por el ejecutivo del SRI a los diferentes países latinoamericanos y velar por el cumplimiento de ellas; además paralelamente asistía a cursos sobre la teoría y práctica del movimiento comunista internacional y estudiaba ruso.

A finales de 1932, se celebró el I Congreso Mundial del Socorro Rojo Internacional. Tina fue la encargada de confeccionar una serie de diapositivas, organizar una exposición y elaborar un álbum de fotografías con el título La obra del SRI. También escribió varios artículos acerca de las actividades de las secciones sudamericanas y colaboró con los trabajos de traducción.

Jóvenes pioneros en la Uni¢n Soviética. El que hacer de Modotti a su paso por Rusia.
Jóvenes pioneros en la Uni¢n Soviética. El que hacer de Modotti a su paso por Rusia.

En 1935, Tina organizó en Moscú una campaña por España y, en particular, por las víctimas del levantamiento de Asturias, reprimido violentamente en octubre de 1934. En las cárceles españolas se encontraban más de treinta mil personas que esperaban ser convocadas ante la corte militar. Se reforzó un frente amplio de solidaridad y a la sección española del Socorro Rojo; esta tarea se le encomendó a Tina que salió para España en diciembre de 1935.  La España de 1936 representaba para Tina la última trinchera de la lucha contra el fascismo en Europa. Durante la guerra civil, casi nadie supo que la famosa camarada María, del Socorro Rojo Internacional, la mujer que salvó tantas vidas y que trabajó incansablemente más allá de sus posibilidades físicas por rescatar lo humano en medio del horror de la guerra, se llamaba en realidad Tina Modotti.

Según palabras de Santiago Álvarez, dirigente comunista y oficial del V Regimiento en la Guerra Civil: “María era la madre, la hermana de los soldados heridos, de los niños huérfanos, de las madres o de las esposas a las cuales nuestra heroica guerra había quitado para siempre sus seres queridos. Juro ante su memoria seguir siendo fiel, hasta el último de mis días, a la causa a la cual ella ha dedicado su vida”.

Naturalmente, el Socorro Rojo fue dirigido por españoles pero la que, invisible e incansablemente, tenía todos los hilos en la mano, la que, por decirlo así, estructuró y mantuvo en pie el andamiaje de la organización fue María. Sin embargo muchos veían en ella solamente la ayudante de Carlos, es decir, de Vidali, quien llamaba más la atención por su carácter extrovertido; María era imprescindible, porque se ocupaba de los detalles, de la organización de las cosas. Entre enero y julio de 1936, el Socorro Rojo siguió ocupándose de la ayuda para las víctimas de la represión en Asturias.

Vittorio Vidali, 1927.
Vittorio Vidali, 1927.

El 18 de julio del 36, según Vidali: “Tina regresó al día siguiente de Córdoba, y parecía un milagro que hubiera logrado escapar de la ciudad antes de que los rebeldes la tomaran. Vino inmediatamente a Cuatro Caminos, donde yo estaba formando el V Regimiento, y se alistó en el batallón femenino”. Pensaba que podía ser útil donde se estaban formando los primeros destacamentos para la defensa de Madrid; nadie sospechaba que la Cruz Roja española fracasaría y los médicos militares, en su mayoría, se unieron al ejército golpista así que el Socorro Rojo se vio obligado a asumir las funciones de aquella organización.El SRI tuvo que incautar el Hospital de Jornaleros y convertirlo en un Hospital de Sangre para atender a los heridos del frente. Hasta ese momento había estado administrado por organizaciones religiosas, las enfermeras eran monjas, que se negaban a recibir heridos y a prestar auxilio, por lo que el doctor Juan Planelles consultó al Partido Comunista y al Socorro Rojo, que dieron la orientación de tomar el hospital.

A principios de agosto, varias enfermeras voluntarias y algunos enfermeros murieron envenenados; resultó que alguien había echado cianuro en la comida. Poco tiempo después hubo otras muertes por envenenamiento, esa vez el veneno fue hallado entre las pertenencias de una enfermera que confesó haber actuado por orden de los fascistas. A partir de entonces Tina se hizo cargo de la cocina, era un trabajo sencillo y humilde, pero de una inmensa responsabilidad, porque había que vigilar día y noche. Vidali recuerda en sus memorias que a las dos semanas Tina estaba tan agotada que los médicos le obligaron a guardar cama durante algunos días. Tina también acompañaba al frente a las jóvenes enfermeras, apenas formadas, para ayudarlas a afrontar esos primeros momentos de recoger a los heridos.

Hubo un suceso especialmente horrible en un hospital infantil, al pie de la Sierra de Guadarrama donde Tina y María Luisa Lafite vivieron una de las escenas más horrendas que se puedan imaginar:

Vittorio Vidali, 1927.
Vittorio Vidali, 1927.

“Las monjas que lo administraban, a pesar de todos los intentos del enemigo de persuadirlas, no querían abandonar la zona republicana, dejando solos a sus pequeños enfermos. Un día, algunos soldados tomaron posición en una colina cercana, pero como llevaban las banderas nuestras, las monjas estaban tranquilas. Sólo cuando empezaron a ametrallar el hospital, se dieron cuenta de que se trataba de tropas franquistas. De prisa fueron llevando a los niños hacia el inmenso patio interior, esperando que el enemigo, viendo que se trataba de mujeres y niños, cesara el fuego. Pero el ataque continuó, y los niños, uno tras otro, cayeron al suelo. No sólo fueron alcanzados por balas ordinarias, sino por proyectiles dumdum. Fue un verdadero baño de sangre. Hubo que organizar inmediatamente la salvación de los pocos sobrevivientes, y Tina se presentó para esa tarea. Una al lado de la otra, en medio de una lluvia de balas, nos fuimos arrastrando hacia el patio del hospital, y lo más terrible fue que teníamos que ver de cerca cómo algunos niños se desangraban, antes de que fuera posible salvarlos. Si Tina tenía problemas con el corazón, vivencias cono ésta lo enfermaron más, lo hicieron más vulnerable”.

Según Vidali, “Tina estuvo siempre en aquellos lugares donde el peligro era mayor: “en Pozoblanco, cuando se temía por el destino de la ciudad; en Caspe, en el momento del desastre en el frente de Aragón; en Lérida y Barbastro, cuando el enemigo amenazaba con tomar Barcelona; en Extremadura, cuando el enemigo rompió las líneas republicanas”.

La mayor prueba para Tina fue el momento en que después de un mes de dura resistencia, la ciudad de Málaga cayó en manos de las tropas franquistas, italianas y alemanas. El 6 de febrero de 1937, los fascistas estaban ante las puertas de la ciudad. Los barrios más poblados fueron bombardeados sin cesar,… los barcos de guerra disparaban contra la ciudad. Había que evacuarla en cuestión de horas. En algunos barrios, a los habitantes les quedaron minutos para recoger sus bienes más imprescindibles. En medio del pánico, decenas de miles de personas corrían por las calles; los padres buscaban a sus hijos: todos trataban, angustiados, de llegar al único punto que prometía la salvación: la carretera hacia Almería. No sólo huía la mayoría de los 150.000 habitantes de Málaga, sino decenas de miles de andaluces que, en días anteriores, habían salido de sus aldeas para buscar refugio en la gran ciudad. Así comenzó un éxodo que, como más tarde diría el gobernador de Almería, “ni siquiera en la Biblia tenía parangón’”.

Las vivencias que tuvo que afrontar Tina fueron terribles, se hizo cargo fundamentalmente de los niños y niñas que llorando llamaban a sus padres que nunca llegarían, pues habían muerto en tan horribles circunstancias; esta situación hizo que el SRI pensara en medidas más eficaces para salvarles. Cuando se tomó la decisión de enviar a miles de pequeños y pequeñas a la Unión Soviética y a México, fue nuevamente Tina la que organizó esa empresa.

Para Christiane Barckhausen-Canale. “Imposible buscar, en España, todas las huellas dejadas por Tina. Imposible porque aquellos a quienes brindó su ayuda, casi nunca supieron cómo se llamaba aquella mujer que les curaba las heridas, les conseguía un techo o un colchón, les ayudaba a encontrar a los familiares extraviados en la huida.”

En julio de 1978, en Madrid, Rafael Alberti la recordaba con este precioso poema dedicado a Vittorio Vidali, comandante Carlos:

Yo sabía de ti, Tina Modotti,

de tu nombre precioso, de tu gracia,

de tu fina y dulcísima presencia,

mucho antes de verte, de encontrarte

cualquier noche de guerra, una mañana

madrileña de sol, en esos días

en que se alzaba el Quinto Regimiento

como el inmenso brote de una espiga

que se abriera cubriendo los campos de batalla.

[…]

Exilio republicanos, 1939.
Exilio republicanos, 1939.

Para Margarita Nelken, diputada de las Cortes españolas: “Tina Modotti,… Sirvió ejemplarmente, lo mismo a los luchadores presos en las mazmorras y campos de concentración fascistas, que a los niños que, en la guerra de España, necesitaban un poco de comida y mucho amor. Los supervivientes de Málaga –ese primer gran éxodo de la guerra de hoy– que llegaron a Almería después de 25 kilómetros perseguidos por cañones de barcos alemanes y ametralladoras y bombas de aviones italianos, nunca podrán olvidar a la camarada que, en Almería, enfrentaba con su tranquila sonrisa los mayores peligros para que tuvieran un techo, unas vendas, un alimento caliente”.Tina, como no podía ser de otra manera, salió de España a pie, acompañando al medio millón de españoles y españolas que caminaban entre Cataluña y Francia. Era una interminable columna entre combatientes agotados, madres desesperadas con sus hijos e hijas, ancianos angustiados…

Siguiendo las directrices del SRI, el 1 de abril, la “maestra Carmen Ruíz Sánchez” se embarcó rumbo a los Estos Unidos donde no le fue posible pisar tierra pese a que llevaba un pasaporte válido “para el mundo entero con excepción de Italia, Portugal, Alemania, Austria y Hungría”, emitido por el gobierno de la República Española. Todo indica que alguien la debió denunciar ante las autoridades norteamericanas y tuvo que seguir viaje a México, donde todavía era una persona non grata. Ni tan siquiera pudo abrazar a su hermana en USA a la que no dieron permiso para subir a bordo y ella no pudo bajar.

Durante los primeros meses cuando llegó a México, como profesora española refugiada, aterrorizada, enferma del corazón y con nombre falso, se escondía por el temor a ser descubierta. Primero se alojó con Vidali en casa de Díaz de Cosío y su esposa Isabel Carbajal, que años más tarde se casó con Vittorio Vidali. En México siguió trabajando incansable apoyando a los refugiados españoles en especial a los niños y niñas.

El 4 de enero de 1942, Tina y Vidali estuvieron cenando en casa de Hannes Meyer, arquitecto y exdirector de la Bauhaus, como Vidali tenía que ir a la redacción de El Popular a terminar un artículo se tuvo que ir antes que ella. Nacho Aguirre amigo de Tina desde los años veinte, cuenta: “Estábamos platicando de muchas cosas, y de pronto Tina dijo que no se sentía bien. Puede ser que primero no tomáramos sus palabras muy en serio lo que dijo – en todo caso repitió sus palabras dos o tres veces- Después se paró y dijo que prefería irse a su casa y si yo podía llamarle un coche. Bajé a la calle y detuve el primer taxi. ¿Podrás ir sola? Pregunté al ayudarle a subir, y ella sólo asintió con la cabeza. Fui el último en verla con vida”.

Lápida Tina Modotti, 2014.
Lápida Tina Modotti, 2014.

Tina indicó al chofer la dirección del Hospital General que estaba enfrente de su casa y el taxista, al ver que ella tenía la cabeza hacia atrás, llamó a los médicos del hospital que le aconsejaron llevarla inmediatamente al de la Cruz Verde donde ingresó cadáver; era la noche del 4 al 5 de enero de 1942. Al día siguiente la prensa atacó sin compasión: La muerte de Tina Modotti se parece exactamente a las liquidaciones entre comunistas. En la familia Modotti no fue solamente Tina quien murió del corazón, sus hermanos Benvenuto y Giuseppe también fallecieron de problemas cardíacos.El 7 de enero de 1942, fue enterrada en el Panteón de Dolores, el mismo en el que fue sepultado su marido Robo en 1922. Años más tarde, alguien anónimamente pagó para evitar que la tumba fuera eliminada y se puso una lápida en la que hay un verso de Pablo Neruda y un sencillo esbozo del hermoso perfil de Tina Modotti.

Pablo Neruda, amigo de la pareja Modotti-Vidali, reaccionó ante la campaña que siguió a la muerte de Tina con un poema que apareció en los periódicos y que acabó siendo el epitafio de su tumba:

Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes.

Tal vez tu corazón oye crecer la rosa

de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa.

Descansa dulcemente, hermana.

La nueva rosa es tuya, la tierra es tuya:

te has puesto un nuevo traje de semilla profunda

y tu suave silencio se llena de raíces.

No dormirás en vano, hermana.

Puro es tu dulce nombre, pura es tu frágil vida.

De abeja, sombra, fuego, nieve, silencio, espuma,

de acero, línea, polen, se construyó tu férrea,

tu delgada estructura.

(…)

La escritora María Teresa León le dedicó en 1971, desde su exilio argentino, estas palabras: “No podíamos creerlo. El mundo de los antifascistas fue profundamente conmovido. Una mujer extraordinaria había muerto. Nuestras banderas rojas se inclinaron (…). ¡Qué día amargo debe haber sido, Tina, cuando te enterraron en tierra mexicana, a ti, quien había vivido rodeada por los fuertes, por los que nunca dejan de luchar por un mundo mejor y los que defienden la verdad contra la mentira de los que sólo conocen el poder y la especulación! No fuiste una refugiada cualquiera que había muerto; fuiste un símbolo que estaba naciendo. Después de treinta años, las mujeres seguimos aprendiendo de ti, de tu dedicación, de tu lucha por la causa del proletariado, de tu solidaridad con los que sufren. ¿Cómo puedo olvidar yo, mujer española en el exilio, tu ejemplo extraordinario? Las lágrimas son poco (…)”.

BIBLIOGRAFÍA:

  • Barckhausen-Canale, Christiane: Tina Modotti. Edic. Txalaparta, S.L., Tafalla 1998.
  • Cacucci, Pino: Tina Modotti. Edic. Circe, Barcelona 1992.
  • Poniatowska, Elena: Tinísima. Edic. Era, México 2006.
  • Neruda, Pablo: Confieso que he vivido. Edic. Seix Barral, Barcelona 1984.
  • Bethune, Norman: La desbandá. Pepitas de Calabaza, Logroño 2022.
  • Gómez Rodriguez, Pilar: Las mil vidas de Tina Modotti. https://www.coolt.com/artes/mil-vidas-tina-modotti_706_102.html
  • Escrivá Moscardó, Cristina: La Residencia de Señoritas, 1936-1939. Asociación Cultural Instituto Obrero, Paterna 2019.
  • Ruiz Rico, Javier: Carmen Sánchez Ruiz, María. Una historia del Socorro Rojo Internacional. Fundación Domingo Malagón, Madrid 2009.
  • Hooks, Margaret: Tina Modotti, fotógrafa y revolucionaria; La Fábrica, Madrid 2017.