A mis nietas y nietos.
En los meses que llevamos del año 2023 se han colocado más de cien Stolpenrsteine en el territorio español… muchas de las personas que leen estas páginas se preguntarán por el significado de esa actividad. Para empezar, Stolperstein es una palabra alemana que significa una piedra en el camino que puede hacer tropezar; en diversos escritos se la “simplifica” como “piedra de la memoria”
Los Stolpensrsteine surgen a raíz del cincuenta aniversario del decreto nazi de deportación de los “gitanos” ordenado por Himmler en la ciudad alemana de Colonia. En diciembre de 1992, se inauguró una placa en homenaje a las más de 1.000 personas de las comunidades gitanas que habían residido desde el siglo XIV en Europa. Eran consideradas por los nacionalsocialistas cómo “antisociales” y los clasificaron, como a otras etnias, “minorías racialmente inferiores”. Se calcula que el régimen de Hitler asesinó entre 200.000 y 500.000 personas gitanas.
El artista alemán Gunter Demnig, en 1990, fue el encargado de desarrollar el proyecto que constaba de una placa con la inscripción de las primeras líneas del decreto nazi de deportación. Pero el escultor, después de profundizar en los hechos históricos del Holocaustro, llegó a la convicción de que era posible recordar no solo a un grupo concreto de víctimas en un monumento situado en un mismo lugar, sino que podía hacerse con una pieza artística personalizada para cada una de las víctimas del nazismo.
El Stolperstein consiste en un adoquín hecho a mano de 10x10x10 centímetros con una placa de latón en la parte superior donde lleva la inscripción “aquí vivió, aquí trabajó, aquí eligió la muerte” (muchas personas se suicidaron en sus casas antes de la detención), seguido de sus nombres, fecha de nacimiento, de deportación o de muerte; estos adoquines se sitúan en los lugares en los que sucedieron dichos acontecimientos. Lo que se pretende es que las personas, al percibir el resalte en el suelo, se detengan y se inclinen para leer lo que está escrito; esta inclinación podía equivaler a un gesto de respeto por la persona a quien se recuerda. Fundamentalmente, se quiere no dejar caer en el olvido la barbarie del destino de los seres humanos que fueron deportados y asesinados por los nazis.
Creo que hay sobrados testimonios, documentales, estudios y libros de historia sobre lo sucedido en los campos de concentración nazis con las personas presas en ellos; pero, asimismo creo que la presencia de las mujeres, al menos de las españolas, no están debidamente explicitados. Por ello, trataré de hacer en estas
Por ello, trataré de hacer en estas líneas una breve semblanza de lo sucedido con ellas.
En el campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau durante el nazismo, miles de mujeres sufrieron unas tremendas condiciones de vida: gitanas, judías y no judías, niñas, madres, abuelas, militantes políticas, médicas, abogadas, solteras, casadas y lesbianas… fueron víctimas de los horrores perpetrados en el mayor campo de concentración y exterminio de Polonia. Algunas de ellas se atrevieron incluso a combatirlos en el marco de los movimientos de resistencia organizados dentro del lager (campo) de Auschwitz.
“Estábamos convencidas de que nunca saldríamos de aquel infierno, y queríamos que el mundo supiera todo algún día”, explica Vera Foltynova, una arquitecta judía arrestada por su militancia comunista que, durante su estancia en el campo, trabajó en la oficina central de construcción de las SS (cuerpo de combate de elite) desde dónde se las arregló para sacar planos de sus instalaciones y dibujos de los crematorios y cámaras de gas. Foltynova, además de filtrar documentos, consiguió salvar la vida. Su testimonio fue recogido por Hermann Langbein en el libro People in Auschwitz.
En ese inmenso campo de concentración y exterminio tampoco las mujeres se libraron de las ejecuciones en masa. El 19 de marzo de 1942 tuvo lugar el primer asesinato colectivo de prisioneras. En total, 144 jóvenes originarias de Silesia fueron asesinadas, con un tiro en la nunca, como castigo a su actividad dentro del movimiento de resistencia, como recuerda un escrito que puede leerse en el pabellón que repasa la historia del pueblo polaco durante la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los capítulos más desconocidos de la historia de Auschwitz-Birkenau es el que hace referencia al prostíbulo en él ubicado. Laurence Rees, historiador británico y editor de la BBC, ha encontrado varios testimonios que sostienen su existencia, de la que nada recuerdan los paneles explicativos del campo y que raramente se encuentra en los libros.
“La experiencia de las mujeres de este prostíbulo es una de las historias ocultas sobre el sufrimiento en el campos, y tiene ciertas semejanzas con el caso de las mujeres de solaz coreanas, sometidas abusos sexuales de los soldados del ejército japonés. Pese a ello, las mujeres que trabajaban en el prostíbulo no parecen haber despertado en su momento tanta compasión y sí la envidia de los demás prisioneros”, explica el historiador, pues pensaban que las prostituidas gozaban de ciertos privilegios en la comida.
Las mujeres fueron confinadas en una multiplicidad de barracones exclusivamente para reclusas, perdían sus identidades; allí la vida era dura, estaba marcada por el hambre, el frío y la muerte. Tan pronto llegaban su existencia se convertía en una pesadilla. Varios cientos de mujeres, mayormente judías, fueron utilizadas como conejillos de indias durante los experimentos de esterilización del ginecólogo alemán Carl Clauberg. Algunas murieron tras recibir tratamiento, otras fueron directamente asesinadas para practicarles autopsias. Las pocas que sobrevivieron sufrieron daños irreversibles.
Violeta Friedman en su libro Mis memorias hizo una narración de la pesadilla vivida en el Campo; el amargo testimonio de esta superviviente sirvió para condenar al dirigente nazi Leon Degrelle. Recordemos que ese nazi belga fue huésped especial del dictador Franco y su régimen, que vivió en España durante muchos años y murió en Málaga en 1994, siendo líder de los neonazis.
Revisando las noticias sobre estas piedras de la memoria, me ha parecido ver que en las colocadas en España apenas hay nombres de mujeres, ¡una vez más! mucho me temo que no hemos sido tomadas en cuenta a la hora de investigar los hechos históricos… Cabe preguntarse si es que las mujeres españolas no estuvieron presas, vejadas, torturadas, asesinadas en los campos de concentración nazis pues lo estuvieron y como mujeres fueron doblemente vejadas, torturadas y asesinadas de las maneras más atroces.
En estas líneas, no me voy detener con el relato pormenorizado de las aberraciones que se cometieron con ellas, pues son de tal magnitud que al leer los testimonios de las mujeres supervivientes hacen que, como a todas las personas mínimamente humanas, me sobrecojan las atrocidades a las que fueron sometidas. Estas fueron de tal manera que, si no fuera porque están históricamente bien documentadas, parecería increíble las espantosas torturas que unas personas puedan infringir a otras. Y, además, en estos momentos que estamos viviendo, me asalta el miedo al saber que aún hay individuos que, al negar estos hechos históricos, podrían ser capaces de repetirlos o al menos tolerarlos que es lo mismo. Por ejemplo, en nuestro país en la actualidad la ultraderecha ha votado en contra de la colocación de estos Stolpersteine en los plenos de ayuntamientos donde se han planteado estos monumentos.
No conocemos el número exacto de españolas que pasaron por los campos de concentración nazis. En la base de datos de la Amical de Mauthausen existen 277 casos documentados de deportadas a las que se ha podido poner nombre y apellido. Las estimaciones realizadas por historiadores y expertos elevan esa cifra a un mínimo de 300 y un máximo que rondaría el medio millar. De lo que no hay duda es de que todas ellas compartieron una misma trayectoria: lucharon en la Guerra Civil, se exiliaron en Francia y allí se incorporaron a la Resistencia. Su papel en la lucha contra los invasores nazis resultó determinante. Ejercieron como agentes de enlace, correos, espías y no dudaron en colocar explosivos y combatir cuerpo a cuerpo con los soldados alemanes.
La mayor parte de ellas fueron detenidas y torturadas por la Gestapo y por la policía francesa debido a sus actividades subversivas. Previamente a su deportación a los campos de concentración nazis, pasaron meses en condiciones muy duras en cárceles de la Francia de Vichy. Entre 300 y 500 fueron deportadas a los campos a bordo de vagones de ganado, las condiciones que padecieron en estos convoyes fueron igual o más duras que las de sus compañeros. La práctica totalidad finalizó su viaje en un frío lugar del Reich llamado Ravensbrück, el “puente de los cuervos”, que fue el mayor campo de concentración femenino levantado en territorio alemán; se calcula que unas 132.000 mujeres, 20.000 hombres y 1.000 adolescentes pasaron por él. Más de 90.000 personas perdieron la vida entre sus muros. Sus guardianas eran aufseherinnen, miembros de la sección femenina de las SS e igual de sanguinarias que sus compañeros.
Una de las herramientas de las españolas para resistir fueron sus convicciones; la afirmación de sus ideas ayudaron a sobrellevar las fatigas y penalidades diarias. La ideología fue una de las claves para su supervivencia la de defensa de valores como la tolerancia, la democracia, la igualdad, el respeto… alzaban el puño contra el fascismo, el nazismo y el totalitarismo, y perseguían la paz para todos. Tenemos que recordar que la mayoría de estas mujeres habían militado antes en organizaciones republicanas, socialistas o anarquistas; por lo tanto acabaron resguardándose detrás de la justicia social y la libertad. Y, a pesar de permanecer encerradas, mantuvieron una postura beligerante y de oposición al Tercer Reich.
Por otro lado, las deportadas españolas destacaron por la solidaridad como otro de los principales factores que les ayudó a salir con vida de los campos; unidas como una piña, ayudaban a las más débiles, plantaban cara a sus guardianas e incluso realizaron acciones de sabotaje. Neus Català, una de las supervivientes, cuenta cómo se especializó en inutilizar los proyectiles que manipulaba en la empresa de armamento de Holleischen en la que trabajaba: «Saboteábamos las balas que teníamos que fabricar. Unas compañeras se dedicaban a cazar moscas y después las poníamos en la zona que albergaba el detonador. Cuando no teníamos moscas, escupíamos. Estoy segura de que muchas de las cajas de balas que salían de allí nunca pudieron utilizarse. Cuando regresábamos a la barraca nos preguntábamos entre nosotras: ¿Cuántas moscas has matado hoy? «Veinte, treinta, cincuenta». Cada mosca era una bala que no serviría para acabar con la vida de algún compañero. Estas pequeñas cosas representaban para nosotras una gran victoria. Era peligroso y si te cogían no lo contabas, pero seguimos haciéndolo hasta el final«.
Asimismo, las españolas siempre mostraron carácter y no se dejaron amilanar; “La mayoría no se doblegaban. Se rebelaban incluso haciendo huelga de hambre, cuando no tenían nada para comer”. Casi todas se agrupaban en familias, desarrollaron lazos de solidaridad y nombraban a una que hacía de madre: era la que distribuía la ropa, el pan, la comida y “si había un problema, la que hablaba con la capo”. “Laura García era un ángel de la guarda: daba discursos a sus compañeras, les decía que no tuvieran miedo, que los nazis no eran personas, sino animales. Estas invectivas levantaban la moral a pesar de que muchas no pesaban más de 35 kilos”.
En 1945, junto con otras deportadas, las españolas organizaron el único acto de resistencia en la estación ferroviaria de Amstetten, a unos 35 kilómetros de Mauthausen, bombardeada por los Aliados en los últimos meses de la guerra. La tarea de las mujeres en ese lugar era limpiar los escombros, un trabajo especialmente peligroso bajo los ataques aliados. «Después de que la estación fuera bombardeada, causando varias muertes, las mujeres se negaron a ser enviadas de nuevo a esta misión suicida«, explica Halbmayr la historiadora austriaca.
En el libro escrito por la periodista y escritora Mónica González Álvarez titulado “Noche y Niebla en los campos nazis” (Espasa, 2021), se recoge la historia de 11 de estas mujeres torturadas en los campos de exterminio nazis. Esta escritora, lleva años investigando sobre estos hechos y es autora de “Guardianas nazis” y “Amor y horror nazi”, donde explora las experiencias de las mujeres españolas que fueron trasladadas a Ravensbrück (era el campo mayoritariamente para mujeres), Auschwitz y Bergen-Belsen. “Las vejaciones fueron habituales –aclara–. No solo eran las palizas y los insultos, sino los experimentos médicos que hacían con ellas. Las utilizaban como conejillos de indias. Las esterilizaban para evitar que tuvieran la regla y para que, si eran violadas, no se quedaran embarazadas. Las vaciaban porque no podían permitirse que ninguna diera a luz”. Estas presas fueron sometidas a pruebas que excedían los límites de cualquier ética. “Cortaban sus músculos, nervios y tejidos para ver cómo se recuperaba el cuerpo, y una compañera de ellas murió como consecuencia de una investigación que consistió en introducirle semen de chimpancé para ver si se quedaba embarazada”.
Mónica sigue escribiendo que, como no podía ser de otra manera, “A nivel psicológico, quedaron tocadas. Padecían terrores nocturnos, insomnio, se veían de nuevo en los campos de concentración, soñaban que sus hijos sufrían sus castigos… se quedaron sordas, desarrollaron enfermedades por el encierro. Al salir tuvieron que aprender a vivir, a pagar el alquiler, a charlar. Solo sabían sobrevivir. Lo habían perdido todo, menos la dignidad. Tuvieron que aprender desde cero y a vivir con esa tragedia y el sentimiento de culpabilidad. Al principio no se reían. Incluso se guardaban el pan de los almuerzos y las cenas por si luego les faltaba comida”.
En “Noche y Niebla” que hace referencia a la terrible catalogación del decreto hitleriano ‘Nacht und Nebel’ de 1941, «nombre poéticamente macabro en el que la noche alude a la muerte y la niebla al humo grisáceo de los crematorios». «Los nazis catalogaban así a los presos desahuciados y suponía un muerte segura». Mónica cuenta las vivencias de once mujeres españolas de entre las 132.000 reclusas que fueron capturadas en cuarenta países distintos. Once figuras, algunas conocidas, como Neus Català, que con anterioridad a su internamiento ya habían dado prueba de su valor. Sus biografías reflejan su compromiso con las causas sociales que defendían. Participaron en la Guerra Civil española, tomaron la senda del exilio, formaron parte de la Resistencia francesa y acabaron encontrándose con la peor cara de la Segunda Guerra Mundial.
Mónica nos participa las palabras que Neus Catalá manifestaba con voz firme: «No nos hemos hecho valer como los hombres. La gente no sabe que también hubo españolas en los campos de concentración de Hitler». No hay amargura en sus palabras, simplemente una prolongada resignación, sigue explicando Mónica. Siete décadas después de recuperar la soñada libertad, Neus es consciente de que ella y sus compañeras son las olvidadas entre los olvidados. Si España enterró la historia de los más de 9.000 compatriotas que pasaron por los campos de la muerte del III Reich, aún más ignorada fue la historia que escribieron las mujeres.
Neus Catalá fue autora de los libros de memorias “De la Resistencia y la Deportación”. “50 Testimonios de Mujeres Españolas” (1984) y con Carme Martí, “Un Cel de Plom. La vida de Neus Català” (2015),
Olvido Fanjul Camín fue otra de las mujeres que han caído en el olvido. En 1937, partió en el carguero Dairiguerrme con 1.100 criaturas, los llamados «niños de la Guerra». Se casó con un comandante soviético y estaba embarazada cuando Alemania inició la Operación Barbarroja. Su esposo desapareció en combate y los nazis, al arrestarla, la arrebataron a su hijo para destinarlo “al servicio de Hitler”; nunca más volvió a ver a su bebé. Ella terminó en Ravensbrück. «Su historia es tristísima. Pasó un calvario, pero cuando regresó a España para rehacer su vida, fue mal recibida por su familia. Infravaloraron su relato, tildándolo de “batallitas”. Se fue a la tumba en silencio sin haber contado lo que llevaba por dentro».
Neus Català reconoce que “me dan pena que los jóvenes no estudien, no lean la historia y se crean las pantomimas de cualquier periodista”. La ciudadanía debe “conocer nuestra historia. El Holocausto tocó a muchas personas en nuestro país. Esto es muy triste. Animaría a que se den charlas en los colegios, de manera obligatoria, para hablar de homofobia, racismo y negacionismo para evitar que crezcan en el odio y la intolerancia”.
Finalmente, quiero resaltar la iniciativa de La Asociació Memòria de Mallorca que, desde hace años, reivindica que en el Proyecto Stolperstein. “deberían incorporarse también las víctimas del franquismo, del mismo modo que lo están las víctimas de la Italia fascista, no solo porque la doctrina franquista ideológicamente parte del fascismo de los años 30 extendido por Europa, sino también por la implicación e intervención de la Alemania nazi y la Italia fascista en la Guerra Civil española junto a los golpistas, y la de la España de Franco, durante la Segunda Guerra Mundial, junto a Hitler y Mussolini, hechos demostrados y que corroboró incluso el Consejo Europeo con la resolución número 39 de 1946, en la que indica claramente el origen fascista del régimen franquista y la relación de este con Hitler y Mussolini:
- a) En origen, naturaleza, estructura y conducta general, el régimen de Franco es un régimen de carácter fascista, establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemana nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini.
- b) Durante la prolongada lucha de las Naciones Unidas contra Hitler y Mussolini, Franco, a pesar de las continuas protestas de los aliados, ayudó considerablemente a las potencias enemigas. Primero, por ejemplo, de 1941 a 1945, la división de infantería de la “Legión Azul”, la Legión española de Voluntarios y la escuadrilla área Salvador, lucharon en el frente oriental contra la Rusia soviética. Segundo, en verano de 1940, España se apoderó de Tánger en una clara violación del estatuto internacional, y, a causa de que España mantenía un importante ejército en el Marruecos español, gran cantidad de tropas aliadas quedó inmovilizada en África del norte.
- c) Pruebas incontrovertibles demuestran que Franco fue, con Hitler y Mussolini, parte culpable de la conspiración de guerra contra aquellos países que finalmente en el transcurso de la guerra mundial formaron el conjunto de las Naciones Unidas.”
El proyecto Stolperstein, como acabamos de ver, que había empezado como homenaje a un grupo de víctimas definido, a lo largo del tiempo se ha abierto a otras tipologías y otros colectivos de víctimas: a las del fascismo de Mussolini, a los republicanos españoles en los campos nazis, a las del holocausto judío, a homosexuales en campos de exterminio y a un largo etcétera. Esa es la razón por la que Memòria de Mallorca, se puso en contacto con la fundación que preside actualmente Demnig y le propuso, con estos argumentos, que se abriese a las víctimas del franquismo. Después de varias reuniones, el departamento internacional Stolperstein les ha notificado, por escrito, la confirmación de abrir el proyecto a las víctimas del franquismo.
Como no puede ser de otra manera, mi solidaridad con este proyecto de los Stolpensrsteine y mi absoluto rechazo a la aberración sucedida en los campos de concentración nazi. Así mismo, no podemos olvidar los campos de concentración que el dictador Franco hizo en nuestro país, después de la Guerra Civil, donde fueron internadas aquellas personas que lucharon para defender la II República.
Mi intención al escribir estas líneas era, que mis nietas y nietos, como los y las adolescentes actuales, tienen el derecho a que los hechos históricos se les explique con rigor en las clases y que no se les oculte nada.
Quiero incorporar a estas líneas las declaraciones de Mónica García Álvarez pues son un refrendo de mis intenciones: “La ultraderecha y el nazismo nunca ha desaparecido de Europa. El nazismo ha estado oculto, los nazis siempre han estado en España, por ejemplo. Muchos se habían camuflado dentro de organizaciones o partidos políticos para sobrevivir, pero la muchacha que hace unos meses salió con un discurso afirmando que los judíos eran el enemigo es una prueba. Yo lo denuncié públicamente”. Para la escritora “eso es un delito y está penado por la ley, pero la justicia es bastante laxa”. Reconoce que “me dan pena que los jóvenes no estudien, no lean la historia y se crean las pantomimas de cualquier periodista”. Para la autora, los ciudadanos deben “conocer nuestra historia. El Holocausto tocó a muchas personas en nuestro país. Esto es muy triste. Animaría a que se den charlas en los colegios, de manera obligatoria, para hablar de homofobia, racismo y negacionismo para evitar que crezcan en el odio y la intolerancia”.
Quedan para posteriores Mujeres Singulares en Plural las semblanzas de las mujeres que he ido conociendo al investigar para escribir estas letras.