Los parques y jardines de Rivas se regarán con agua reutilizada gracias a una red de conducción alternativa

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Desde el pasado mes de noviembre y durante dos años, Canal de Isabel II Gestión canalizará Rivas con una red de agua reutilizada para regar parques y jardines.

Rivas va a experimentar otro avance medioambiental en la gestión municipal de la energía, en este caso del agua, gracias a la construcción de una extensa estructura de canalización de agua reutilizada que facilitará a Rivamadrid, empresa municipal, el riego de parques y jardines de la localidad sin emplear la red general.

La ventaja medioambiental de esta decisión es que la localidad dejará de consumir agua potable para el riego, dándole así una segunda vida al líquido elemento. También se producirá un importante ahorro económico ya que el coste, en este caso, es notablemente inferior al que genera el agua de uso domestico.

50 kilómetros de canalización y 30 millones de euros
Las obras de canalización, que implican crear una red de  transporte y distribución de 50 kilómetros, las está realizando desde finales de noviembre el Canal de Isabel II Gestión, entidad regional responsable del suministro en la Comunidad de Madrid. Los trabajos suponen una inversión de 30 millones de euros y la duración prevista es de dos años.

En las zonas urbanas de nuevo desarrollo ya existe una red exclusiva de riego, por lo que la nueva canalización sólo se construye en las zonas más antiguas del municipio, pues el agua reciclada no puede compartir tubería con el agua potable de consumo.

El agua reutilizada procederá de la depuradora sur-oriental situada en Rivas, en el Parque Regional del Sureste. Desde allí se transportará a un depósito que se está construyendo en el cerro del Telégrafo, el punto más alto de la localidad en territorio urbano, desde donde se distribuirá por las nuevas canalizaciones a todo el municipio. Esta instalación permanecerá semienterrada para minimizar el impacto ambiental, con terraplenes que recuperarán la topografía original del paisaje y que serán repoblados por la empresa constructora.

La ejecución del proyecto cuenta con la aprobación del Ayuntamiento ripense que, basándose en un estudio de impacto ambiental, adaptó el proyecto para minimizar el impacto en el entorno.