No tienen grandes columnas en la puerta de entrada, ni espacios mortecinos rodeando las alargadas mesas de lectura, sino que son abiertas y luminosas. A la entrada de sus salas no puede verse la tópica figura del anciano o anciana que busca los libros solicitados, con su severa mirada anunciando apocalípticos castigos ante cualquier infracción. Los pupitres de madera casi carcomidos y las pesadas sillas han sido sustituidos por mesas y asientos funcionales y ligeros, no tan protagonistas ya en el espacio de lectura.
Son las bibliotecas, que en casi todo el país han renovado su aspecto, pero también su capacidad de ofrecer a las personas usuarias más libros impresos y, sobre todo, más libros digitales.
Lo único que permanece igual en ellas es el agradable silencio, el sosiego que reina en unos espacios diseñados para obtener de los libros, sean impresos o digitales, el conocimiento necesario o el simple placer de perderse entre las fantasías ideadas por otros.
En la concejalía de Cultura lo tienen claro: «Son un espacio de sosiego, para el encuentro a través de la lectura, del estudio y del conocimiento. Es un refugio cultural para todas y para todos».
Un carné por cada cuatro habitantes de Rivas
Tampoco los carnés son como hace algunas pocas décadas. En el móvil se puede llevar no sólo la tarjeta de crédito, el DNI o la tarjeta sanitaria, sino también el acceso a las bibliotecas. Es otra comodidad que ofrecen estos tiempos a las personas usuarias, y que está consiguiendo que se incremente de manera muy significativa el número de visitas a las cuatro bibliotecas municipales de la ciudad.
Obtener el carné de bibliotecas es, además, muy sencillo. No es necesario, como antiguamente, tener uno para cada tipo de centro, sino que está unificado para la red de las bibliotecas de carácter público en la Comunidad de Madrid.
Se puede sacar el documento de forma presencial en cualquiera de las cuatro bibliotecas existentes en Rivas, presentando DNI/NIE o pasaporte u otro documento de identidad acreditativo. En el caso de los menores de 18 años, se ha de presentar una autorización de los tutores legales.
También se puede obtener de forma telemática, a través de la sede electrónica de la Administración de la Comunidad de Madrid.
En Rivas, en 2023 se registró en las bibliotecas municipales un 17% más de visitas que en 2022. Nada menos que 269.258. Y no parece que la cosa vaya a parar, porque, también en 2023, el número de carnés de biblioteca expedidos en el municipio fue un 30% mayor que en 2022: un total de 2.748. A esa fecha se contabilizan en la ciudad nada menos que 26.408 personas en posesión del carné de la biblioteca. Uno de cada cuatro habitantes del municipio.
El servicio municipal mejor valorado
Desde la concejalía de Cultura recuerdan que «el servicio público que realiza la red de bibliotecas de Rivas es el que recibe la mejor nota por parte de la ciudadanía». En ello, y en las cifras antes mencionadas de las personas usuarias, se basan para valorar que «Rivas es una ciudad lectora y el servicio es de calidad. Se da una simbiosis entre la mejora del servicio y el deseo por su uso».
«Las bibliotecas han hecho un esfuerzo enorme por estar al día en sus equipamientos, por no quedarse atrás, sobre todo en lo que respecta a las nuevas tecnologías», continúan. «Todo lo que tiene que ver con el acceso digital a los diferentes contenidos es el cambio más significativo», concluyen.
Y es que este servicio no se limita a la adecuación y modernización de infraestructuras y medios. Se desarrolla también una fuerte actividad de animación a la lectura y de formación, que contribuye al desarrollo de esta actividad.
80 tabletas para préstamo en sala
En el terreno de la innovación tampoco se queda corta la iniciativa municipal. Como muestra, la principal novedad que se incorpora este mes de abril: la disponibilidad de 80 tabletas en régimen de préstamo en sala para las personas usuarias.
A través de estos dispositivos móviles, las personas usuarias podrán acceder al fondo bibliográfico digital, que alcanza 23.033 títulos (ebooks, audiolibros y películas), y navegar por internet para lectura y búsqueda y consulta de información. Las tabletas se solicitan en el mostrador de cada biblioteca. La concejalía de Cultura ha distribuido 50 unidades en la Gloria Fuertes, 15 en la Federico García Lorca, diez en la José Saramago y cinco en la Almudena Grandes.
Podrá hacer uso de este servicio cualquier persona mayor de 14 años que tenga carné de la Red de Bibliotecas. Los menores de 18 años necesitan autorización expresa de ambos padres/madres/tutores/tutoras. Es condición indispensable no tener préstamos caducados o sanciones, así como mostrar el carné de la biblioteca, junto con el original del DNI o tarjeta de residencia, y firmar el formulario de solicitud de préstamo de la tableta.
La inversión realizada para ofrecer estas tabletas asciende a 30.000 euros, cofinanciados por el Ayuntamiento a través de su Concejalía de Innovación y Modernización, y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
«Un tesoro del que puedo disfrutar gratis y en paz»
Marisa es usuaria de bibliotecas en Rivas. Principalmente, de la Gloria Fuertes porque, dice, «me pilla más a mano casi siempre». Con 37 años de edad, lleva seis viviendo en Rivas, concretamente en la Avenida Pablo Iglesias, en la zona centro de la ciudad.
Aunque tiene ya dos hijos pequeños, su pasión por la lectura hace que no desaproveche la oportunidad de darle rienda suelta. «Tengo bastantes libros en casa, pero al precio que están los nuevos es mucho más interesante usar la biblioteca. Normalmente solo compro aquellos que me interesan mucho y que veo difícil conseguir en ella», explica.
Además, «mientras que en casa no es demasiado fácil encontrar los momentos de paz necesarios para poder leer a gusto, en la biblioteca dispongo de más posibilidades de hacerlo».
Marisa considera «un tesoro» lo que puede encontrar en estos centros. La proliferación de títulos digitales amplía ese «tesoro» y el carácter gratuito de los mismos los hace más atractivos.
«Leer en la biblioteca hace que, al poco de sentarme a la mesa, me olvide de donde estoy y pueda centrarme en la lectura. Es un momento de sosiego que me gustaría que pudiese durar más, pero la vida nos deja poco tiempo para ello. Creo que lo que tengo que hacer es disfrutar de estos ratos de sosiego al máximo posible».