Marta Negro es una joven ripense que hace unos meses decidió abordar un reto personal: dar la vuelta al mundo sin utilizar, en la medida de lo posible, el dinero. Todo a base de trueque, porque, según explica, “para vivir y viajar, el dinero no debe ser siempre el protagonista”. Marta llegó a un acuerdo de colaboración con Rivas Actual que permitirá a las y los lectores conocer una crónica mensual de su viaje.

Tailandia, toda una sorpresa

Reconozco que inicialmente Tailandia no estaba en mi lista de países a visitar.

La razón principal es porque la imagen que tiene es de estar muy explotada turísticamente. Y algunas zonas realmente lo están, no vamos a mentir, aunque por el momento es el país que más experiencias me ha traído.

Aterricé en Bangkok, y en tan solo 4 horas me dio tiempo ha hacerme una idea de lo caótica que es la ciudad.

Esa misma noche, puse rumbo a Khon Kaen, al norte de Tailandia,  donde más de 550 perros callejeros me esperaban.

Tras varias horas de autobús y 10 minutos de espera haciendo autostop, llegué a Saved Souls Foundation.

Durante los siguientes días, mi tarea fue socializar, pasear, bañar y dar de comer a muchos de los perros de la asociación. Dado que éramos pocos voluntarios, tuve la suerte de ayudar en la clínica e incluso asistí en una operación. Todo un sueño para alguien que pensaba ser veterinaria cuando era pequeña.

Aunque no todo fue color de rosa. Lloré en muchas ocasiones, cuando llegaban perros en condiciones lamentables, o cuando vi un perro muerto por primera vez.

Pero lo más impactante fue que un perro falleciese mientras le estaba acariciando.

Supongo que el combo de emociones me empujó a tomar una decisión que influiría en la duración de mi viaje: adoptar una perrita de allí.

Es una larga historia, así que te la contaré en un artículo especial, que se merece todo el protagonismo del mundo.

Tras esta experiencia puse de nuevo rumbo a Bangkok, donde recibiría a mi chica para celebrar el año nuevo juntas y tomarme unas pequeñas vacaciones del ajetreo del viaje.

Viajamos al este del país, más concretamente a Trat. Disfrutamos de una cabaña al lado del mar, de cocinar y cenar viendo el atardecer, de paseos por la isla de Ko Chan y de la vida local.

Animé a mi pareja a que se iniciase haciendo autostop, y la experiencia no pudo ser más buena. Nos encontramos con gente encantadora, que incluso en ocasiones nos ofrecieron transporte mientras paseábamos hacia algún lugar.

Seguimos confirmando que hay más gente buena en el mundo de lo que nos creemos.

Los días pasaron demasiado rápido y tuve que regresar a mi viaje en solitario.

Conseguí un trueque en Bangkok, donde durante una semana ayudé una hora al día con clases de conversación en inglés y a cambio obtuve el alojamiento. Además el hecho de compartir alojamiento con locales y con otros viajeros, me hicieron añadir experiencias como ir a una universidad tailandesa para promocionar las clases de inglés, ir a un combate de muay thai o desayunar cada día completamente gratis en un templo de Bangkok.

Después de unos días en la capital, tenia ganas de dejar el bullicio y la contaminación.

Y escapé de allí hacia uno de los trueques que más experiencias me ha traído hasta el momento.

Me fuí de viaje al sur de Tailandia con un grupo de universitarios que estaban haciendo el viaje de fin de carrera. Mi tarea principal fue acompañarles y ayudarles en todo lo que pudiese, junto con la otra guía que acompañaba el grupo.

Durante 10 días disfruté de las comodidades de los hoteles, algo que rara vez ha ocurrido en mi viaje, de piscinas, de atardeceres en la playa, de viajes en tren, de actividades como snorkel, kayak, recorridos en 4×4, visitar un santuario de elefantes etc. Y descubrí lugares como Koh Samui o Koh Tao que, de otra forma, por mi cuenta no hubiera ido.

A pesar de visitar sitios turísticos, fuera de la esencia de mi viaje, disfruté muchísimo y tuve suerte con el grupo, así que no puedo pedir más.

Después de la comodidad de viajar de puerta a puerta y con todo incluido, volví a mi ruta, aunque antes de poner rumbo a Myanmar, no pude evitar visitar de nuevo el refugio de animales Saved Soul Foundation, para darle un achuchón a Teaspa e iniciar todo el proceso de adopción.

Si quieres saber todos los detalles de cada aventura, puedes escuchar aquí el podcast, o bien ver los videos en mi canal de youtube.