Con el comienzo del año ha entrado en vigor la norma establecida por la Dirección General de Tráfico para todas las vías urbanas, independientemente del número de carriles de que dispongan. En Rivas ya se había implantado esta medida, aunque las indicaciones de la DGT dejaban a los ayuntamientos margen para establecer, hasta ahora, una velocidad máxima de 40 kilómetros hora en vías de dos o más carriles.
Con el comienzo del año ha entrado en vigor la normativa establecida por la Dirección General de Tráfico (DGT), según la cual en todas las vías urbanas las velocidad máxima permitida es de 30 kilómetros por hora. Desde enero de 2022, quedaban excluidas de esta norma las vías con dos o más carriles por sentido de circulación, pero a partir de este 1 de enero, tampoco estas calles más anchas quedan exentas de la limitación.
Rivas ya contaba con limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora en las vías de un solo carril por sentido de circulación, pero desde 2021 existía ya el proyecto de implantar esa limitación en toda la ciudad. En una entrevista realizada a la por entonces concejala de Movilidad, Marisa Pérez, ésta anunciaba que se pensaba implantar en enero de 2022.
De hecho, las señales de limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora estaban colocadas desde hace un año en todos los accesos a Rivas, pero se encontraban tapadas. El pasado 1 de enero quedaron visibles y vigentes.
Los argumentos de la DGT
La DGT ha dado a conocer estudios según los cuales en el año que la reducción llevaba funcionando, se ha reducido en un 14% el número de personas fallecidas por causas imputables a exceso de velocidad. Estos estudios han convencido a la autoridad de tráfico para profundizar en la limitación.
En una información subida en abril de 2021 a su página web explica además que, ya en aquel entonces, los datos revelaban que «En 2019, los fallecidos en accidente de tráfico en las ciudades aumentaron un 6%, mientras que en las vías interurbanas se redujeron» en el mismo porcentaje.
También se apoyaba la DGT en la reducción drástica de la distancia de frenado, dependiendo de si un vehículo circula a 50 kilómetros por hora o a 30, siendo en este último caso esa distancia la mitad del primero.
En consonancia con ello, también explicaba el descenso radical de las probabilidades de que un peatón fallezca a consecuencia de un atropello, si la velocidad del vehículo en ese momento es de 50 kilómetros por hora, o si es de 30 kilómetros.