“La política solo sirve para mejorar la vida de la gente”. Con esta frase resume Yolanda Díaz, nuestra Vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo, lo que viene a significar la reforma laboral recientemente aprobada y la subida a 1.000 euros del salario mínimo interprofesional para los trabajadores y trabajadoras de nuestro país.

Medidas de impacto directo e inmediato -sobre la elevada temporalidad endémica del mercado laboral y el desequilibrio de la negociación colectiva- , que benefician sin lugar a dudas a la clase trabajadora, avaladas además por el consenso de los sindicatos y la patronal, plasmado en un acuerdo histórico que ha tenido como marco el diálogo social y que ha dado respuesta a una crisis económica sin precedentes. Ello, pese a la incapacidad de algunos actores de asumir que, aun habiendo obstáculos en el camino, España avanza hacia el progreso, y lo hace a base de trabajo, aciertos y datos, muchos datos objetivos y verificables, esos que cada miércoles forman parte del recordatorio que la Ministra Díaz le dedica a un Teodoro García Egea menguado durante las sesiones de control al Gobierno.

Esta reforma beneficia a todas las partes: por un lado, aumenta las posibilidades de que los trabajadores sean indefinidos y además sus salarios no podrán estar por debajo de lo marcado por el sector de actividad; y por otro, las empresas podrán utilizar un mecanismo similar al ERTE para evitar despidos. Sin olvidar el equilibrio de fuerzas logrado por los sindicatos en la negociación sindical, al lograr prevalecer el convenio sectorial sobre los de empresa, evitando que se puedan aprobar salarios más bajos; y recuperando la ultractividad, de forma que el convenio actual continuará en vigor hasta que se acuerde uno nuevo.

Medidas que beneficiarán a más de 7 millones de trabajadores con contrato de obra y servicio en nuestro país, principalmente mujeres y jóvenes, y que en la Comunidad de Madrid tendrá un reflejo visible, ya que en 2021 la contratación temporal aumentó hasta cerca de 2 millones de empleos, con un incremento del 30%.

Yolanda, con esa cercanía que la caracteriza, nos recuerda que “ante cualquier avance social, hay que votar a favor siempre; el resto es politiqueo”. Y lo cierto es que su trabajo dedicado, tenaz, empático y eficiente al frente del Ministerio de Trabajo, como miembro de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición, se hace notar, y mucho.

Tan sólida es su proyección, que nos alcanza con naturalidad en el ámbito local. Sirva de ejemplo el hecho de que después de 20 años de reivindicaciones sociales e institucionales, por fin, desde hace un año, en Rivas contamos con una oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), con todas las prestaciones centralizadas.

Y aún vamos a por más, porque sin duda quedan muchos retos por abordar, y trabajo, mucho trabajo por realizar. Tenemos por delante la reforma del nuevo Estatuto del Trabajo del siglo XXI y la Ley de Usos y Tiempos en el Trabajo, el impacto en la salud mental de la precariedad laboral o la reforma legislativa de las empresas de inserción. Apuestas necesarias y oportunas, que aspiran a edificar el siguiente piso de medidas, aquellas que favorecen la conciliación de la vida laboral, familiar y personal.

Porque la política, tal y como Yolanda recuerda con frecuencia y comenzaba este artículo, “está para mejorar la vida de la gente”, y desde Unidas Podemos vamos a poner todo nuestro empeño para lograrlo desde el ámbito estatal, autonómico y, por supuesto, desde el más cercano a la gente, el municipal.