Cuando los relojes marquen las 3:00 de la madrugada del domingo 27 de octubre, en España habrá que atrasar el reloj y ponerlo de nuevo en las 2:00 de la madrugada. De esta forma dormiremos una hora más y al despertarnos habremos entrado en el horario de invierno. El cambio de hora dos veces al año seguirá existiendo en España, a pesar de la recomendación de la Comisión Europea de ponerle fin en 2021.
La Comisión Europea aprobó recientemente el fin de los cambios horarios en función de la estación del año (verano o invierno), pero no será hasta 2021 que se ponga fin a esta práctica. Además, la CE dejó libertad a cada estado miembro para acabar con esta práctica o continuar con ella. Entre los Estados que decidan ponerle fin, los habrá que lo hagan en el momento de aplicar el horario de verano (y entonces harán su último cambio horario en marzo y a partir de ahí continuarán con lo que ahora denominamos ‘horario de verano’), y otros que decidan hacerlo de cara al horario de invierno (que lo harán en octubre, y seguirán en adelante con el ‘horario de invierno’ como horario único todo el año). España será de los países que mantendrán los cambios de hora.
Esto implicará que, a partir de 2021, las personas que viajen desde España a un país de la Unión Europea que haya puesto fin a los cambios horarios, deberán tener en cuenta la hora que esté vigente en el país de destino. Igual ocurrirá si se viaja entre países que hayan dejado un horario fijo, pero que hayan tomado como referencia distitnas estaciones del año.
La decisión que en los años 70 llevó a la Unión Europea (por entonces llamada Comunidad Económica Europea) a instaurar los cambios de hora dos veces al año, tuvo que ver especialmente con la crisis del petróleo. Se buscaba un ahorro energético al ajustar los horarios cotidianos de trabajo de la gente a las horas de luz. En los últimos años, sin embargo, la eficacia de este ahorro ha sido puesta en duda por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que la considera una disposición cuyo ahorro real podría ser de sólo seis euros al año en la factura energética por hogar.