«Hay un problema con los cables de sonido. Por favor, si está Jorge entre el público, que suba al escenario para echar una mano». Así anunciaba un miembro de la organización de las Fiestas de Pablo Iglesias el «problema» con que se encontraba el grupo Matalauva para comenzar su concierto. Y allá que fue Jorge López, un vecino muy especial de ese barrio, en el que vive desde comienzos de los años 80, una persona calificada por sus vecinos como «única y especial». Según éstos, «siempre ha estado dispuesto a ayudar a los demás en todo lo que ha podido, arreglando cosas a la gente o haciendo lo que pudiese». «Es un pionero del barrio, y sin él no sería lo mismo», decía una persona del público, también antigua vecina de Pablo Iglesias.
Jorge López subió al escenario, pero no tuvo que arreglar nada esta vez. Se trataba de la excusa que los organizadores habían encontrado para hacerle subir y, por sorpresa, hacerle un homenaje a toda una vida ayudando a los demás. Se le entregó una placa conmemorativa y un reloj, y a su esposa, que al final subió con él al escenario, un ramo de flores. Subieron también decenas de vecinos del barrio que rodearon a Jorge y le hicieron llegar así ese cálido homenaje. Una vecina leyó un agradecimiento a Jorge López, que fue coreado con los aplausos y vítores de cientos de vecinos y vecinas. Jorge López lo merece, aunque también lo merecerían quienes han sabido ver lo especial de una persona y organizar ese homenaje.