El Consejo de opinadores se ha reunido para observar cómo pifio colocando la lámina enmarcada de Matisse en una pared del salón.

Se trata de una obra titulada “Women and Monkeys”. Es una impresión de una pintura apaisada toda de color azul sobre fondo blanco. En el centro aparecen sentadas dos formas de mujer, con trazos salvajes que recuerdan al arte rupestre, junto a frutos redondeados que se dispersan por el cuadro.
A ambos lados de las féminas, dos figuras masculinas.

El de la izquierda, parece un mono corpulento que se acerca a ellas de un modo  inquietante, acaso amenazante. Su postura se figura agresiva, y entre sus dos patas se distingue una tercera extremidad, alargada y menos musculosa que sus zancas, que sin duda es algún tipo de cola.

La hembra de la derecha parece coger la mano del mono que se encuentra a su espalda, mientras éste danza con la felicidad que al otro se le niega.

Nick es mucho más experta en este tipo de labores. Es transparente e impaciente. Rápida y hábil. Tiene su propia caja de herramientas, y las comparte conmigo.
Con razón, le cabrean los atascos que se producen constantemente en la calle de la duda.

He decidido afirmar que el nivel está desnivelado. El lenguaje corporal de la Consejera, sin embargo, desaconseja bromear, porque la viceconsejera se queja de aburrimiento y el viceconsejero está dando portazos contra una pared, clavando el pomo sobre el gotelé y quebrando la pintura.

Nick ha nivelado el cuadro. Yo me he interpuesto entre los portazos y el gotelé, apaciguando al viceconsejero. Ella ha cogido el taladro por el mango, mientras yo divierto a la viceconsejera inventando una canción de aliento.
Ha agujereado con precisión la pared, como si la broca fuese su dedo índice.
Tras colocar la lámina de Matisse, salvar el embotellamiento y atajar el entuerto, hemos corroborado que le ha quedado inmejorable.

Unos minutos después, Nick y la mayor están sentadas en el centro del salón, rodeadas de mandarinas. Nosotros, de pie en los extremos, nos embrutecemos jugando a hacer el mono. Mientras Nick tiende la mano al peque para evitar un posible accidente, suscribo una línea que dice: muy rara vez encuentran los elementos, en la actualidad, su sitio en el
planeta.

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Quique Pastor (Madrid, 1976) es un escritor de oficio, dedicado profesionalmente a la creatividad publicitaria y vecino de Rivas desde hace años. Es autor de las novelas 'El niño del Chupa Chups' (2008) y 'El tátara tátara tátara tátarabuelo' (2010) y el poemario 'Ejercicios de incomprensión' (2023). También cabe destacar sus blogs 'La raíz cuadrada de lo que soy' (2012-2013) y 'Ejercicios de incomprensión' (2014-2018), laboratorios indispensables para el desarrollo de técnicas literarias.