Uno puede recorrer mil sendas en la vida, sentirse habitante o peregrino, tomar el sol o la sombra según las circunstancias e, incluso, intervenir con más o menos frecuencia en el diálogo existencial que mantenemos a diario con los otros.

El mundo nos sorprende a cada instante y el tiempo nos avisa y nos aprieta. Quizá somos tierra, aire, agua y fuego como creían los filósofos presocráticos o secuencias de ADN que configuran nuestra identidad. Somos y no somos.

En todo caso, nos gusta conocernos.

Y para mejor conocernos tenemos el arte, la literatura y la historia, así como todos aquellos saberes que se han ido asentando en los libros, los ordenadores y la memoria. Me imagino, por ejemplo, a un Homo habilis enseñando a uno de los suyos la técnica de hacer chocar un guijarro contra otro para obtener una herramienta con la que desgarrar después un ciervo o un bisonte. O a un escriba mesopotámico hundiendo en la arcilla una caña afilada para grabar con ella un pictograma. La construcción del conocimiento es una tarea compleja que ha necesitado millones de años.

EN LÍNEA RECTA, expresión que hemos acuñado para denominar esta columna o sección que hoy inauguramos en esta revista digital, se abre entre los meandros y las curvas de la vida para trazar a plumilla o grueso rotulador una senda de opinión sobre un paraje humanístico, un paraje que puede ser un bosque simbólico, un acantilado frente a un océano de palabras o un valle sombrío atestado de lobos y leyendas.

Es, sin embargo, la política la que, casi siempre, lo ocupa todo: se parece a aquellas antiguas mujeres que con sus miriñaques o crinolinas llenaban los salones de antaño, siempre bajo el peligro de que, a causa de un descuido, las llamas prendieran en ellas si se acercaban demasiado a la chimenea. Miles salieron ardiendo.

La política, muchas veces, también quema o inflama, o achicharra a los insolidarios, pero es modo imprescindible para organizar el mundo; por eso, constantemente, nos sale al paso en periódicos, revistas, informativos y charlas de calle o de café. No será, sin  embargo, el guía turístico que nos conducirá a través de esta LÍNEA RECTA, una línea que nos llevará a explorar otros destinos, a caminar sobre ella para que, como ya he anticipado más arriba, nos adentre en la historia, el arte y la literatura. A la política la dejaremos en su mostrador.

Es por eso que, ante la abundancia de temas políticos en los medios, queremos caminar por otros senderos menos trillados. La Asociación Escritores en Rivas, integrada por novelistas, ensayistas y poetas con una larga tradición cultural en nuestro municipio, abre esta columna con la intención de plantear temas relacionados con el conocimiento histórico, la constelación literaria y el campo artístico. Así, damos la vuelta al reloj de arena, ponemos en marcha el mecanismo y sacamos a relucir los espejos.

Ya podemos empezar a mirarnos.

 

Escritores en Rivas

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José Guadalajara es profesor, investigador y novelista. Doctor por la UAM, ha escrito artículos para diversas revistas, y ha publicado ensayos. También es el autor de once novelas, entre las que destacan 'La luz que oculta la niebla', 'El alquimista del tiempo', 'Fado por un rey' y el libro 'Cien microhistorias de la historia'. También es coautor de 'Una voz interior desafinada', y ha colaborado como editor en el libro colectivo de la Asociación de Escritores en Rivas de la que es presidente, 'Rivas, esas historias desconocidas'. www.joseguadalajara.com