A quick sketch of the word cock. Graphic sketches in the old Russian-German dictionary. Picture, on one of the words on the page. I am the author of the drawings (Ilya Panfilov).

En informática, en el juego, en los deportes y hasta en las más insignificantes situaciones de la vida cotidiana oímos y escuchamos con frecuencia la expresión «¡eres un crack!».

Si alguien, por ejemplo, nos soluciona un problema en el que andábamos metidos y da con la clave que nosotros no encontrábamos, rápidamente se oye en los labios de algún «vampiro lingüístico»: ¡Es que eres un crack! Y digo «vampiro» porque siempre hay hablantes dispuestos a chupar el jugo y regodearse con los tópicos.

Como he sugerido al comienzo de este artículo, hay «cracks» de todas las especies, formas y tamaños. Los hay que cocinan suculentos platos en los fogones, los que meten goles a bocajarro y sin piedad frente al cancerbero contrario, los que firman más libros que nadie, los que corren tan deprisa que casi tienen alas, los que son capaces de seducir a cien mil doncellas con su sola presencia y hasta los que orinan más lejos que otros y exhiben su chorro poderoso en forma de comba frente a las tapias.

La expresión «eres un crack», sin duda, se ha convertido en fórmula de uso frecuente cuando se quiere destacar una acción meritoria o una cualidad de un individuo, las más de las veces pronunciada con un tonillo de gracia vacío de contenido, pues ya resulta ser un «crack» hasta el alumno de secundaria que es capaz de escribir sin errores de ortografía. «¡Es que soy un crack!», proclamaba convencido un alumno de tercero de la ESO que solamente había cometido la falta de escribir el verbo deber con «v» en un dictado. «¡Es que soy un crack!», se jactaba otro, que se enorgullecía de haber contestado en un examen que Cervantes había escrito el Quijote a comienzos del siglo XIX.

Naturalmente, nos las vemos con un préstamo lingüístico, innecesario, como la mayoría de ellos. En este caso, es fácilmente sustituible por expresiones como «es el mejor» o «es un experto» o, incluso «es un sabio». También, de modo más coloquial, «es un manitas» o «es un fuera de serie».

La palabra «crack» presenta varios significados en inglés, según se emplee como verbo, sustantivo o adjetivo. Es en esta última categoría gramatical en donde encontramos el sentido con que es utilizado en español, aunque transformado ahora en un sustantivo. «Crack: de primera categoría, experto», según el Collins.

Como en tantos otros casos de tópicos y frasecillas cotidianas, deploro el uso de tal expresión, no ya solo porque resulte un anglicismo innecesario, sino por su desgaste lingüístico. Estoy cansado de toparme con ella hasta donde menos podría imaginarse: «¡Esta gallina es una crack!», escuché decir a un granjero al ponderar la exagerada cantidad de huevos que ponía la singular especie gallinácea.

De todos modos, es un asunto de gusto personal, y libre es cualquiera de emplearla.
De hecho, figura en el Diccionario de la Academia.

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José Guadalajara es profesor, investigador y novelista. Doctor por la UAM, ha escrito artículos para diversas revistas, y ha publicado ensayos. También es el autor de once novelas, entre las que destacan 'La luz que oculta la niebla', 'El alquimista del tiempo', 'Fado por un rey' y el libro 'Cien microhistorias de la historia'. También es coautor de 'Una voz interior desafinada', y ha colaborado como editor en el libro colectivo de la Asociación de Escritores en Rivas de la que es presidente, 'Rivas, esas historias desconocidas'. www.joseguadalajara.com