Durante esta campaña electoral el mensaje de las formaciones políticas de la derecha no sólo se ha endurecido, sino que se ha polarizado de tal forma, que nos ha puesto en alarma a todas aquellas personas que defendemos la democracia como sinónimo de la palabra libertad.

Nuestra ciudad siempre ha sido un ejemplo de consenso, de diálogo y de respeto a las diferencias, buscando llegar a acuerdos por el bien de nuestros vecinos y vecinas. Por eso, más allá de los resultados electorales, es nuestro deber cuidar la permanencia de un modelo de convivencia heterogéneo y plural.

La estrategia de la crispación, el odio y la confrontación no debe enfangar nuestro planteamiento político de una ciudad como Rivas, que apuesta por la defensa de los servicios públicos bajo la bandera de la tolerancia, la igualdad y la solidaridad.

Y una vez más nuestras organizaciones, nuestra sociedad civil, se han puesto al frente, no sólo para reivindicar nuestros colegios o nuestra sanidad pública como pilares fundamentales de nuestra comunidad, sino también para decirles a aquellos que no condenan las graves amenazas sufridas por nuestro compañero Pablo Iglesias y su familia, el ministro Marlaska, la directora de la Guardia Civil o, más recientemente, la ministra Reyes Maroto, que la violencia y el fascismo no tienen cabida en nuestra ciudad.

Por eso en Rivas, nuestros vecinos y vecinas tienen claro que no hay equidistancia posible entre fascismo y democracia. Porque en Rivas no caben los enfrentamientos violentos, porque Rivas sabe que la labor de la RRAR no tiene nada que ver con las declaraciones ofensivas vertidas por Isabel Díaz Ayuso hacia los más vulnerables, que ella califica como mantenidos subvencionados”.

Porque Rivas es perfectamente consciente de que un ciudadano español como Serigne Mbayé no puede ser expulsado de nuestro país por ser negro e ir en las listas de Unidas Podemos, como pidió Vox. Porque Rivas sabe que la cooperación con pueblos como los que habitan el Sáhara o Palestina son el camino hacia una sociedad mejor.

Porque Rivas no ignora a los vecinos y las vecinas que sufrieron la dictadura feroz y que aún hoy siguen reclamando justicia, frente a los que consideran aquél un modelo mejor que el actual.

Y porque Rivas tampoco olvida que durante unos largos 26 años ha tenido que sufrir las políticas del gobierno neoliberal del PP en la Comunidad y hacer frente a sus nefastas consecuencias.

Nos sobran motivos para seguir construyendo nuestras ciudades con la ilusión, la firmeza y el orgullo de saber que en la defensa de la democracia, en Rivas siempre somos más.