El Puente de Arganda (o de Rivas), símbolo de la Batalla del Jarama y Bien de Interés Patrimonial

4515

Según informaba el periódico El País recientemente, el Puente de Arganda (o de Rivas) está dentro de los puentes construidos en la región antes de 1936 catalogados como Bien de Interés Patrimonial y se han convertido en objeto de visitas turísticas, símbolos emblemáticos y excusas perfecta para conocer la región.

Este Puente, que conecta los términos municipales de Arganda del Rey y Rivas-Vaciamadrid, fue construido a principios del siglo XX (inaugurado en 1910) y se soporta en dos pilas de sillería de 1,25 metros de ancho que corresponden a las pilas que trabajaban en los primeros puentes colgantes que hubo en el lecho del puente a mediados del siglo XIX. La estructura de hierro está compuesta de tres tramos de vigas parabólicas fijadas con roblones, grandes remaches que sujetan las piezas de la estructura.

Hasta llegar a lo que es hoy, en el siglo XVI fue una barcaza de madera, conocida como “Barca de Arganda”, que cruzaba a los viajeros de un lado al otro del río Jarama, pasando por una época de estructura de madera a modo de pasarela (1818-1830) y otra de puentes colgantes (1862-1910), pero todas acaban arrolladas por las grandes crecidas en del Jarama las épocas de deshielo o por las lluvias, hasta que finalmente, en el siglo XX (1910) se construye el actual puente de hierro hoy conocido Puente de Arganda por un coste de 300.000 pesetas, que ha sido el más longevo hasta la fecha y que sería la vía de comunicación con Valencia, atravesado por la antigua carretera Nacional III, y dejando de dar uso al tráfico tras la construcción de la A-3 en 1964, sustituido por un nuevo puente de hormigón de mayor tamaño construido aguas arriba.

HISTORIA

La Barca de Arganda

El incremento de mercancías hacia la capital procedente de Valencia y del Levante se incrementó desde el siglo XVIII. El cruce del Jarama se realizaba en una barcaza de madera propiedad conjunta del Rey y la villa de Arganda que se llamó “La Barca de Arganda”, y que permitía el paso de personas y transporte de mercancías, realizando el paso a través de dos maromas que estaban unidas entre dos aportaderos ubicados a ambas orillas.

En 1834 la propiedad de “La Barca de Arganda” es compartida entre Madrid y Arganda del Rey, pero pronto el uso de este barco sería insuficiente para el servicio de transporte.

Primer puente de madera

Tras el insuficiente uso de “La Barca de Arganda”, se piensa en la posibilidad de construcción de un puente similar al Puente de la Reina en Aranjuez, pero finalmente se descarta. Lo costoso de la obra impide que se realice un proyecto de Juan de Villanueva, siendo finalmente los hermanos Francisco y José Díaz (naturales de Villaseca de la Sagra) los promotores de la idea de un puente de madera construidos por ellos mismos a cambio de un cobro de pontonazgo durante tres lustros (pago de derechos por el paso del puente). La idea es aceptada por lo rentable que supone al municipio.

Aprovechando el menor curso del río en los meses de verano se construye la pasarela de madera, empleándose en ello un tiempo de cuatro meses. En los estribos se coloca piedra extraída de las canteras de la localidad de Valhondo y se pintó de color verde. Este puente se inaugura el 22 de noviembre de 1818 en la casa del pontonazgo.

El servicio del puente se establece con normalidad a partir de esta fecha, sin embargo las crecidas del río van socavando lentamente los terrenos de las dos orillas, y en algunas zonas las maderas de soporte comienzan a pudrirse comprometiendo todo ello la estabilidad del puente.

El 13 de abril de 1831 el puente se desploma y los contratistas, los hermanos Francisco y José Díaz, no renuevan su compromiso. Se regresa al viejo sistema de transporte mediante barcaza que se mantiene durante una década.

Periodo de Puentes Colgantes

Tras el derrumbe, se encarga la construcción de un puente colgante al ingeniero de José María de Lerma que comienza en 1842 y finaliza las obras en 1843.

Se inaugura el nuevo puente el 31 de octubre de 1843, pero el problema fundamental de la construcción de este puente fue la cimentación a lo largo del cauce. El puente con 60 metros de luz y 7,40 metros de ancho se soporta sobre los cables suspendidos de soporte.

Pero fatalmente, el 1 de octubre de 1858 se hundió una pila de soporte y arrastró a una veintena de personas que lo cruzaban en ese momento. Según cuentan, en este suceso se hizo famoso un personaje de la época, “El Argandeño”, quien tras el desastre y atado a una maroma, rescató a varias personas que quedaron atrapados en varios islotes del cauce del Jarama.

Tras esto, se intenta construir un puente nuevo de soportes de hierro, pero se desestima debido a su elevado coste y es por esta razón por lo que vuelve a sopesarse la idea de edificar otro puente colgante.

El nuevo puente fue reconstruido por el ingeniero de la Jefatura de Obras Públicas de Huesca, Joaquín Pano Ruata, pero el mismo día que se realiza la prueba de carga en 1860 se hunde.

La obra de reparación del puente colgante la realiza el ingeniero Eugenio Barrón y Avignon, con una dilatada experiencia en construcción de puentes de este estilo (uno de ellos es el primitivo viaducto de Segovia), cosa que permite abordar la obra con éxito.

La nueva construcción es puesta en funcionamiento en 1862, pero de nuevo, en 1887 se quiebra una vigueta y se desploma.

 El puente de Hierro

A finales del siglo XIX se comienza a redactar un proyecto de puente de hierro por el Ingeniero Enrique Calleja datado en 1884. Este ingeniero es el que dirige las obras de la línea de ferrocarril a Arganda, inaugurada en junio de 1886, pero el proyecto no se llega a ejecutar nunca.

La Dirección General de Obras Públicas saca a subasta pública la construcción del puente metálico en febrero de 1905, y se establece un periodo de ejecución de cuatro años y trescientas mil pesetas de contrata que recaen en Manuel Victoria de Lecea.

Las obras se inician al poco tiempo de ser adjudicadas, comenzando en el lecho del antiguo puente. Durante el periodo de las obras se habilita una pasarela temporal de madera.

Finalmente, el 12 de diciembre de 1910 ya se realiza el primer paso por el nuevo puente de hierro.

GUERRA CIVIL: SÍMBOLO DE LA BATALLA DEL JARAMA

Este puente se ha convertido en emblema de la Batalla del Jarama y la defensa de Madrid por parte de las tropas republicanas. Defendido y atacado por ser un punto clave para controlar la comunicación entre Madrid y la costa del levante, fue motivos de constantes incursiones, bombardeos y batallas cuerpo a cuerpo para conseguir su control hasta que finalmente, el 8 de febrero de 1937 con el ataque de la caballería Mora de los golpistas, consiguen cruzarlo haciendo retroceder a las tropas republicanas.

Su posición funcional le convierte en todo momento de la defensa de Madrid como un objetivo militar de gran valor para ambos bandos. Tras el empate que supone la batalla de la Ciudad Universitaria el frente se traslada y tiene como objetivo cortar la comunicación de Madrid con Valencia tomando Alcalá de Henares.

El movimiento de tropas hace que los días 6 y 7 de febrero de 1937 se concentren las tropas asaltantes en las cercanías del puente, intento que es rechazado por el Batallón Garibaldi de las Brigadas Internacionales

La batalla era presenciada por el conocido escritor y periodista norteamericano, Ernest Hemingway, que le inspira para algunas de sus novelas.

El Puente de Arganda también figuró en el golpe de estado del Coronel Segismundo Casado, jefe del Ejército del Centro, a principios de marzo de 1939.

El golpe constituyó uno de los últimos actos de la Guerra Civil Española y fue apoyado por todas las fuerzas políticas moderadas de la zona republicana que abogaban por poner fin a la guerra civil ya que la consideraban completamente perdida, entre las que se encontraban los socialistas «antinegrinistas» encabezados en Madrid por Julián Besteiro, los anarquistas y los republicanos de izquierda.

Durante el golpe, los «casadistas» contaron con la inesperada colaboración del ejército franquista que no atacó a las unidades del Ejército de Levante y del XVII Cuerpo de Reserva cuando cruzaron el puente de Arganda en su marcha hacia Madrid desde el este, para acabar con el contragolpe comunista que pretendía acabar con el golpe de Casado.

Debido a la cercanía del frente y la posición estratégica del puente en el transcurso de la Batalla del Jarama la estructura queda seriamente dañada.

EL PUENTE EN LA CULTURA

Antes de la Batalla del Jarama sobre este puente cuya carretera lleva a Valencia pasaron las obras más importantes de nuestro arte. Cuando se evacuó en diciembre de 1936 la pinacoteca del Museo del Prado, todas las obras pasaron sobre el puente dirección a Valencia. Todo esto fue representado en la famosa película “La hora de los valientes (1998)”, dirigida por Antonio Mercero e interpretada por Gabino Diego, Luis Cuenca, Adriana Ozores, Leonor Watling.

Según cuentan, al llegar al Puente de Arganda algunos camiones cargados con los cuadros, y al no entrabar bajo la estructura del mismo, se vieron obligados a descargarlos y transportarlos a mano, ayudados por un sistema de rodillos, lo que podían suponer varias horas para atravesar el puente y poner los cuadros a salvo en su destino. Esto ocurrió por ejemplo con el famoso cuadro de Las Meninas de Velázquez, que fue bajado del camión y transportado a mano por estos rodillos junto a otros lienzos de similares medidas.

Los combates por la toma del puente los primeros días de la Batalla del Jarama en este puente impactaron tanto a  impactó a Ernest Hemingway que sería plasmado en su documental “Tierra Española” y en la novela “Por quien doblan las campanas”.

También, estos episodios llamaban la atención de diversos escritores y directores que los retrataron en películas como “Tierra de España” del realizador neerlandés de cine documental Joris Ivens, la ya mencionada “La hora de los valientes” de Antonio Mercero, y “Las cajas españolas” de Alberto Porlán.

(Fuentes Wikipedia y diversos documentos históricos)