El Gobierno tripartito de Rivas: una experiencia inédita con una única incógnita

3496
Aida Castillejo (i), por parte de IU; y Mónica Carazo, por parte del PSOE, tras la firma formal del acuerdo de Gobierno (Foto Kike Ayala/RIVASACTUAL)

Esta misma mañana ha sido presentado el nuevo Gobierno municipal, con la incorporación al mismo del PSOE. Se pasa de un Ejecutivo compuesto por nueve ediles más el Alcalde, a otro con doce, también más el Alcalde. Seis de los siete concejales socialistas reciben una concejalía con competencias delegadas directas, mientras que IU-Equo-Más Madrid cede una y Podemos, otra.

El acuerdo más largamente demorado de la historia de la política local de Rivas llegó anoche a fraguarse definitivamente con la ratificación por parte de las bases del texto del acuerdo que ya se había alcanzado a comienzos del pasado mes de marzo. La crisis sanitaria llegó justo en el momento en que ambas formaciones iban a llevar a cabo ese proceso de ratificación, impidiendo realizar la votación. Eso ha llevado a un retraso de cuatro meses, en los que, no obstante, las propias exigencias de centralización de la gestión durante la crisis han hecho que se haya «notado» menos el retraso. Hoy, viernes, ese acuerdo ha quedado formalmente plasmado en la firma del mismo en el Salón de Actos del Ayuntamiento.

El acuerdo tiene una base política que es la misma que ya estaba en el acuerdo firmado entre IU-Equo-Más Madrid (IU-E-MM) y Podemos a comienzo de la legislatura: la orientación hacia la forja de la unidad de las fuerzas que unas veces se denominan «de izquierda» y otras, «progresistas», pero que siempre apuntan al mismo espectro: desde el PSOE hacia su izquierda. Y también una orientación muy explícita hacia la defensa y fomento de los servicios y políticas públicas como plasmación, a nivel local, de un objetivo de dotar de «más Estado» a las políticas que definen los pilares del Estado del Bienestar: Sanidad, Educación, Vivienda, Igualdad, Participación y papel social de la Economía.

Organización del Gobierno municipal

Siempre es el aspecto organizativo del Gobierno el que despierta más ‘morbo’. No sin razón, la mayoría de la población entiende que en ese aspecto es donde se concreta cualquier política.

Cuando hablamos de un Gobierno municipal, lo primero que hay que recordar, por obvio que pueda parecer, es que el Alcalde sigue siendo el mismo. Esto garantiza muchas cosas porque con la actual estructura legal en España, los alcaldes tienen un enorme poder efectivo. Su capacidad para ejecutar y concretar políticas por decreto se ve escasamente contrarrestada por la capacidad del Pleno municipal de controlarle y la casi nula de imponer correcciones a esas medidas.

Dicho esto, la apuesta del acuerdo supone una realidad inédita en un pacto de este tipo. La Junta de Gobierno local pasará a estar compuesta por una mayoría de concejales de uno de los tres partidos, en este caso el PSOE: cuatro, frente a la única concejala de Podemos y a los tres de IU-Equo-Más Madrid, si bien esta última fuerza tiene al Alcalde entre ellos, que puede decidir por voto de calidad, una prerrogativa de la que no puede prescindir legalmente.

Y en cuanto a la estructura del Gobierno, IU-E-MM cede una concejalía y Podemos, otra. Enrique Corrales (Equo) abandona el Gobierno municipal al pasarse todas sus competencias (Transición Ecológica; Seguridad; Movilidad) o bien a Podemos (Transición Ecológica) o al PSOE (Seguridad y Movilidad). En el caso de Podemos, Amaya Gálvez cede las concejalías de Servicios Sociales y de Mayores a Marisa Pérez (PSOE).

El resto supone un trasvase de parte de las competencias que las fuerzas políticas que formaban hasta hoy el Gobierno tenían distribuidas. Así, la portavoz socialista, Mónica Carazo, será la nueva concejala de Deportes (responsabilidad que hasta ahora tenía Vanessa Millán, de Podemos); Elena Muñoz pasa a ser concejala de Desarrollo Económico y Empleo (competencia que antes ostentaba Carmen Rebollo, de IU-E-MM); Marisa Pérez llevará Servicios Sociales, Mayores, Seguridad y Movilidad; Alberto Cabezas ostentará competencias de Participación Ciudadana (que antes estaba en manos de Yasmin Manji, de IU-E-MM); Luis Altares tendrá la responsabilidad de Innovación y Modernización (hasta ahora asumida por José Manuel Castro, de IU); Pilar Gabina llevará Urbanismo (que antes era gestionado por José Luis Alfaro, de IU).

El resto de concejalías se reparten entre IU-E-MM y Podemos de la siguiente manera: José Luis Alfaro (IU), Mantenimiento de la Ciudad, Educación, Infancia y Juventud; Aida Castillejo (IU), Cultura y Fiestas; Yasmin Manji (IU), Feminismos y Diversidad; Carmen Rebollo (IU), Salud; José Manuel Castro (IU), Hacienda y Función Pública; y Vanessa Millán (Podemos), Transición Ecológica.

En cuanto a las dos empresas públicas, Pilar Gabina pasa a ser la Consejera Delegada en la EMV, mientras que Vanessa Millán pasar a ser la de Rivamadrid.

Las concejalías de barrio, que son subsidiarias de la de Participación Ciudadana, no disponen (al menos en la estructura organizativa vigente hasta la fecha) de presupuesto propio ni de capacidad organizativa autónoma. Sus responsables no reciben un salario en calidad de concejales delegados, sino únicamente las dietas correspondientes por asistencia a asambleas u otras reuniones oficiales, salvo que tengan otras competencias delegadas que conlleven un salario, en cuyo caso tampoco cobran dietas. Las personas que llevarán los tres barrios en que está dividida Rivas administrativamente son José Luis Alfaro (IU, barrio Oeste); Juan Manuel Callejas (PSOE, barrio Centro) y Amaya Gálvez (Podemos, barrio Este).

Una única incógnita

Este acuerdo lleva consigo algunas novedades en cuanto a la composición del Gobierno que resultan llamativas. La primera de ellas es el hecho en sí de que el Gobierno esté formado por tres fuerzas políticas diferentes, algo que nunca había ocurrido en Rivas.

La segunda novedad es que el PSOE, que es el partido que obtuvo la segunda mayor cantidad de votos en las elecciones municipales, va a tener en la Junta de Gobierno local más miembros que cualquiera de las otras fuerzas por separado (si bien, como queda dicho, con el voto de calidad del Alcalde igualando la partida); y en el conjunto del Gobierno, iguala el número de concejales de las otras dos fuerzas (6 y 6).

Estas novedades sugieren una incógnita: mientras las tres fuerzas se «lleven bien», no habrá problema, pero si surgen desavenencias en los tres años de legislatura que quedan, ¿esto podría dar lugar a posicionamientos entre ellos que alteren la efectividad del Gobierno? El tiempo lo dirá.