El club Covibar, desvinculado de la cooperativa del mismo nombre desde hace unos años, y con la cual mantiene una serie de pleitos iniciados por ésta reclamando pagos atrasados, asegura en un comunicado que «no va a gastar ni un solo euro más en defenderse de las denuncias de estos señores que con el dinero de sus socios ya son mas de 60.000 euros lo que nos han obligado a gastar». La nota, hecha pública el pasado sábado, explica que la consecuencia inmediata de esta decisión será que «no se recurrirá la sentencia que deja la reclamación de 650.000 euros [que la Junta Rectora de la cooperativa hizo judicialmente contra el club] en una deuda de 450.000 euros». El CD Covibar asume que el resultado de ello «posiblemente sería que el Juzgado, al ver la imposibilidad de pago, liquidaría el Club, éste desaparecería, la Cooperativa no cobraría ni un euro, y los socios y socias deberían afrontar una derrama de más de 300 euros para afrontar los aprovisionamientos [sic] que esta Junta Rectora consignó en presupuestos».
La sentencia que condena al club a pagar la citada cantidad se corresponde con la demanda hecha por la cooperativa Covibar, quien estimaba que al separarse ambas entidades el club debía abonar pagos pendientes de la época en que eran una misma entidad, y se encargaba de gestionar las instalaciones deportivas propiedad de la cooperativa. Los ingresos derivados del uso de estas instalaciones (el gimnasio ubicado en el centro comercial Covibar) por parte de los socios de la cooperativa y del público en general, eran recibidos por el club, quien liquidaba las cantidades a la cooperativa mediante un sistema de ajustes contables internos que tenían en cuenta las cantidades que la cooperativa asignaba en sus presupuestos al funcionamiento de la entidad deportiva, incluyendo el pago de los salarios del personal contratado.
La demanda de la cooperativa, que ascendía a 650.000 euros, fue rebajada por una reciente sentencia hasta 450.000, pero el club deportivo anunció en primera instancia no estar conforme con la sentencia y su disposición a recurrirla. Ahora, sin embargo, anuncia que no lo hará debido a los fuertes desembolsos que el sistema judicial español obliga a efectuar a quien recurre una sentencia.
Como resultado de esta última decisión, el CD Covibar reconoce que posiblemente «el Juzgado, al ver la imposibilidad de pago, liquidaría el Club y éste desaparecería». La desaparición de la entidad deportiva, todo un emblema de Rivas desde mediados de la década de 1980, conllevaría la obligación, por parte de la cooperativa, de provisionar con sus medios las cantidades consignadas en sus presupuestos anuales y que daban por hecho el ingreso de las cantidades demandadas. En ello se basa el comunicado del club para prever que si se procede a su disolución por orden judicial, «la Cooperativa no cobraría ni un euro, y los socios y socias [de la propia cooperativa] deberían afrontar una derrama de más de 300 euros».
La Junta Rectora de la cooperativa y su abogado, designados como responsables
La nota de la entidad deportiva señala a la Junta Rectora de la cooperativa como responsable de este posible escenario, ya que el «acoso» al que la primera se ve sometida «nace cuando el Club Deportivo y la Cooperativa funcionaban como una sola entidad, su Junta Directiva la formaban los miembros de la Junta Rectora y su Tesorero era el mismo que el de la Cooperativa». El comunicado afina más y señala, dentro de la Junta Rectora, al actual vicepresidente en funciones de la misma, Fabriciano Requejo, y al tesorero, Melitón Quílez, com responsables de la situación.
El CD Covibar acusa a ambos de presentar a título personal la demanda contra el club, con lo que «en caso de ganarla serían ellos quien cobrarían las indemnizaciones». En cambio, otras demandas perdidas por la cooperativa «pretendían que fuera la Cooperativa quien las pagase». El comunicado estima que Covibar puede haber incurrido en gastos de hasta 100.000 euros para interponer y mantener esas demandas, a los que «habría que sumar los 70.000 euros que percibe el abogado anualmente». La cooperativa contrató a un abogado, que es quien ha diseñado, según distintas fuentes, toda la ingeniería judicial que ha desplegado contra el club deportivo.
El comunicado hecho público el sábado por el CD Covibar asegura que esta situación podría haberse evitado si «se hubiesen aceptado los numerosos ofrecimientos, que por parte de este se han hecho, de negociar el pago y llegar a un acuerdo».
Un club insignia de Rivas
El CD Covibar, nacido a mediados de la década de 1980, se convirtió muy pronto en un modelo dentro y fuera de Rivas. Su funcionamiento, que aunaba la filosofía de potenciación de la cantera en las distintas disciplinas deportivas, con la exigencia en la preparación de sus deportistas, comenzó destacando por sus resultados, especialmente en dos de las secciones pioneras: natación y baloncesto. Aún hoy, la sección de natación del club es fuente de figuras de talla nacional e internacional. En baloncesto femenino, el principal exponente madrileño, Rivas Ecópolis, surgió como una apuesta del CD Covibar, llevando en sus primeros años la denominación Covibar en el nombre del equipo que en 2000 comenzó militando en Liga Femenina 2 y que en 2008 se independizó de Covibar para pasar a su actual denominación. En baloncesto masculino, el CD Covibar mantiene un equipo en Liga EBA que afrontará próximamente su tercera temporada en la categoría.
El propio club estima en unos 1.200 el número de personas que practican deporte en Rivas a través de su estructura, con secciones de atletismo, triatlón, natación, waterpolo, baloncesto femenino y masculino, y fútbol.