El Ayuntamiento cree que podrá “poner fin a las incineradoras” con el nuevo sistema de tratamiento de residuos

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El Alcalde, José Masa, y el gerente de Rivamadrid, José Gómez, ofrecieron ayer una rueda de prensa en la que aseguraron que la tecnología de tratamiento de residuos que Rivamadrid y la empresa Ecohispánica están investigando en Rivas puede “terminar con las incineradoras tal como ahora las conocemos”. Las primeras conclusiones definitivas sobre la viabilidad de la tecnología se tendrán después del verano. El proceso investigado valorizaría en torno a un 90% de los residuos y reduciría su volumen un 70%.

Masa aseguró que tras la “publicación en alguna revista de un titular como mínimo confuso” acerca de las características de esta tecnología y del procedimiento por el que se procesarían residuos urbanos de la ciudad, “debo decir que el punto en que se encuentra ese proceso tecnológico es el de investigación, nunca lo hemos negado” y confirmó que “estamos convencidos de que los test que se están haciendo en estos momentos confirmarán la validez de la tecnología, pero en caso de que las pruebas no fuesen satisfactorias, no se daría un paso más en el proyecto”. “El Ayuntamiento no habría perdido ni un euro, ya que sólo ha puesto una nave que se reutilizaría para otros fines”, concluyó.

Por su parte, José Gómez ofreció una amplia panorámica de las bases de esta nueva tecnología. Según el directivo de Rivamadrid, “el proyecto lleva casi un año desarrollándose” y lo que se pretende con él es poner a punto no sólo la tecnología necesaria para separar, tratar, reducir drásticamente el volumen de basura y valorizarla en un 90%, sino, gracias a ello, “terminar con la incineración como método de elminación de residuos”.

Devolver a la sociedad lo que ésta ha tirado

Gómez formula y resume el objetivo general del proyecto: “devolver a la sociedad lo que la sociedad ha tirado”. Según él, las cerca de 25.000 toneladas de basura que anualmente salen de Rivas con destino a la incineradora de Valdemingómez son algo que pueden reducirse “hasta en un 90%”, que sería el porcentaje de basura que estiman los técnicos de Ecohispánica que podría valorizarse (darle un nuevo uso mediante su reciclado).

El procedimiento que se quiere poner en marcha para llevar este sueño a cabo no utiliza la incineración. “No se quema nada ni se utiliza ningún tratamiento químico sobre los residuos”, asegura Gómez. “No hay emisiones ni olores. La basura se higieniza y se estiriliza mediante el uso de vapor de agua a unos 130 grados centígrados y aplicando una presión de entre cuatro y cinco bares. Esto hace que se desprendan los restos orgánicos de las latas, recipientes de plástico, etc., que quedan limpios. Se eliminan bacterias y, gracias a ello, no hay olores”.

El producto de aplicar este tratamiento a los residuos es, en parte, lo que los técnicos llaman ‘biomasa’: un conglomerado de restos orgánicos más algo de textil, cartón, etc.; otra parte (alrededor de un 23%), será plástico; y una tercera (en torno al 6%), metales, básicamente ferrosos y aluminio. Los plásticos y los metales se venderán (alcanzan precios altos, como los 600 euros/tonelada del aluminio ‘usado’), el plástico se reciclará por procedimientos habituales y estandar en la industria, y la biomasa se valorizará utilizándola para producir productos tan dispares como tableros de aglomerado, muebles, aislantes, losetas para el suelo.

Miembros de la organización ecologista Rivas Aire Limpio, presentes en el acto informativo, preguntaron al final de la exposición si la parte de la biomasa resultante que no se pueda reutilizar (parte existente, según el propio Gómez, aunque no muy significativa en cantidad) sería incinerada, a lo que el gerente de Rivamadrid respondió categórico: “no, la incineración no figura entre las opciones para convertir la biomasa en energía”. Según Gómez, se optaría por usarla como ‘digesto’, término con el que se refiere al producto que se utiliza para “filtrar” otros materiales y, de esa forma, elminar impurezas de ellos.

Como subproductos de todo este proceso quedarían “escombro y vidrio, por un lado, y lixiviados, por otro”, aseguró el directivo. “Los primeros se depurarían para obtener agua utilizable para algunos usos, mientras que los lixiviados se tratarían bajo los procedimientos estandar contemplados por la legislación”.

Los materiales metálicos y plásticos ven reducido su tamaño alrededor de un 70%, lo que, además, producirá un enorme ahorro en transporte de los productos no valorizables hasta el lugar de destrucción final.

Poco más complicado que una caldera de gas

El gerente de Rivamadrid insistió en que “no hay ninguna incineración ni emisiones de humos o malos olores. El sistema funciona básicamente con una caldera de gas y las emisiones que produce son del mismo tipo que las de cualquier caldera de gas doméstica”.

El balance energético (comparación entre lo que un proceso ahorra y el gasto que necesita para producirse ese ahorro) es “muy adecuado”, según el gerente de Rivamadrid, porque “los beneficios que se podrán obtener de esta tecnología son fácilmente adivinables y, a cambio, el consumo energético de toda la planta está resultandoser de unos 400 Kw de electricidad y el agua que aporta una tubería de 40 mm”. “Se trata de un consumo equivalente al que realizan 35 viviendas familiares estandar”, añadió.

Resultados inminentes

Tanto Gómez como Masa se mostraron convencidos de que las pruebas de caracterización (las que deciden para qué usos se pueden reutilizar los materiales obtenidos del tratamiento de los residuos) que realizan dos insituciones universitarias españolas cuyos nombres no se mencionaron (RIVAS ACTUAL ya publicó en febrero que una de ellas es la Universidad de Murcia), así como los test aplicados a los resultados obtenidos al aplicar la tecnología propiedad de Ecohispánica, serán positivos.

El gerente de Rivamadrid adelantó que en torno al verano próximo se podrían conocer resultados finales de los test, con lo que, en caso de resultar éstos positivos, terminaría la fase de investigación “y comenzaría la fase de desarrollo, que tiene gran importancia porque no se trata sólo de que la tecnología funcione, sino de conseguir un sistema por el que lo pueda hacer de manera continuada”.

Gómez recordó que Rivas está produciendo actualmente unas 65 toneladas diarias de basura, “y eso significa que el proceso debe estar en condiciones de reproducirse continuamente”. Por otro lado, preguntados los dirigentes municipales  sobre el tráfico que la planta de tratamiento de residuos produciría en la M-823 (único acceso por el momento a la parcela municipal en la que se construiría), José Gómez reconoció que ese acceso no es el ideal y que la solución idónea llegaría de la mano de la construcción del enlace norte con la M-50, a realizarse en las proximidades de esa zona. «No obstante», recordó, «cuando se habla de aumento del tráfico de camiones de basura, hay que recordar que las 65 toneladas diarias que produce Rivas se recogen con sólo tres camiones».

José Masa adelantó que el próximo 7 de abril se llevará a cabo en la sede de Rivamadrid una reunión del Consejo Municipal de Medio Ambiente, órgano en el que, junto al Ayuntamiento, están representadas asociaciones ecologistas y de otros tipos. El propósito de dicha reunión es “favorecer la máxima transparencia respecto a este proceso”. Dicho propósito se reforzaría con unas jornadas de puertas abiertas que los responsables municipales han acordado con los de la empresa Ecohispánica para que el público interesado pueda visitar las instalaciones, con las limitaciones acordes al objetivo de evitar el espionaje insdustrial, por lo que no se permitiría la toma de imágenes.