Hoy habrían empezado, de no haberse metido por medio el tristemente famoso SARS-COV2. Las Fiestas de Rivas estaban programadas para hoy, 14 de mayo, mañana, 15, y ya, del tirón, también el sábado 16 y el domingo 17 de mayo. De momento han quedado postpuestas a septiembre, pero nada garantiza, visto lo visto, que vayan a poder realizarse. Así que 2020 puede que sea el año sin Fiestas. Nos acordamos aquí de cómo fueron las últimas realizadas hasta el momento, las de 2019.
Las Fiestas locales comenzaron en 2019 el viernes 10 de mayo. Lo contábamos en RIVAS ACTUAL y señalábamos especialmente el espectáculo de apertura de las mismas, con «el espectáculo móvil de la Compañía Bambolea de Madrid. Zancudos, malabaristas, humo de colores, contorsionistas, música de violines, pompas de jabón, carcajadas y equilibristas aterrizaban en el paseo Alicia Alonso del Miguel Ríos en un globo aerostático llegado de otra época». Ese primer día, además, se celebraba el Revolution Rivas Fest, en el que actuaban artistas como Nathy Peluso, Mala Rodríguez, Fuel Fandango y Arte Muhé.
Hasta tres festivales más de música siguieron al ‘Revolution’, entre ellos uno de los de más solera: el Rivas Rock, que se trajo al Miguel Ríos nada menos que a Ska-P, Boikot, Gatillazo, Trashtucada, Koma, Yo no las conozco, Zoo y Gritando en silencio.
Y las casetas del recinto ferial, la ‘madre del cordero’ de las Fiestas. Y las paellas populares en el Casco Antiguo. Y los mercadillos, los paseos y las rosquillas ‘del Santo’.
Desde luego, hay un elemento común a todos estos eventos, que puede observarse en la minigalería de fotos que hemos preparado en este mismo artículo: los lugares abarrotados, la gente muy pegadita, los abrazos, la juntura y la despreocupación. Esos afectos que hoy nos faltan porque el respirar del de al lado puede contagiarnos una enfermedad a la que miramos mitad con sorna y desprecio, mitad con auténtico pavor.
Porque, según nos dijeron algunos expertos (OMS incluida) al comienzo de toda esta pesadilla, el coronavirus no era mucho más que una gripe de las de toda la vida. Pero poco después empezamos a comprobar que los muertos se contaban por decenas, luego por centenares y ahora los contamos por decenas de miles. En sólo dos meses.
¿Sería demasiado desagradable invitar a enumerar, cada cual en silencio y hablando consigo mismo, los amigos y familiares que hemos perdido en estos dos meses? Seguramente, pero aun así invitamos a hacer ese ejercicio de memoria a corto plazo. Porque para evitar perder la cuenta de tantos como van muriendo, no parece que haya más camino que ser rigurosos con nosotros mismos. Echar de menos lo que estas fotos nos muestran que teníamos tan sólo hace un año, pero no perder de vista que si algún día hemos de recuperarlo será solamente saliendo del lodazal en el que aún estamos.
Poner en riesgo eso solamente por unas horas de estar juntitos como si nada ocurriese, probablemente se convierta en la peor decisión de nuestra vida.