Pedro del Cura, alcalde de Rivas, ha iniciado esta semana una ronda de entrevistas con diversas empresas erradicadas en el municipio para ofrecer la colaboración del Ayuntamiento e interesarse por la situación por la que atraviesan. Las primeras con las que ha contactado son dos que, por diferentes razones, atraviesan momentos difíciles.
Es el caso de Deoleo, la principal compañía productora de aceite de oliva del país. Comercializadora de marcas tan conocidas como Carbonell y Koipe, esta empresa tiene una sede en Rivas en la que mantiene una plantilla de 100 trabajadores y trabajadoras. En los últimos meses esta empresa, que además produce vinagres, salsas y aceitunas, después de ser adquirida por inversores extranjeros (desde 1991 pertenecía a SOS, una compañía española líder en distribución de alimentos) se ha planteado la posibilidad de trasladar a Córdoba su sede social que ahora está en Rivas.
El consejero delegado de Deoleo, Jaime Carbó, se reunió con Pedro del Cura para escuchar de boca del alcalde ripense palabras de colaboración para una empresa que cuenta con una plantilla residente formada en una gran parte por vecinos y vecinas de Rivas. Carbó recibió con agrado la predisposición del primer edil y le adelantó que «Deoleo mantendrá su actividad en Rivas», según nuna nota de prensa hecha pública hoy por el Ayuntamiento.
Deoleo se enfrenta a una coyuntura difícil pese a mantener un circuito de comercialización del aceite de oliva español en un centenar de países de los cinco continentes. La entrada en la disputa comercial de productos respaldados por las conocidas como ‘marcas blancas’, sellos liderados por las grandes cadenas de supermercados ha complicado la posición de marcas consolidadas como Carbonell o Koipe (las más conocidas de Deoleo) ya que compiten con precios muy inferiores. El primer edil le ofreció los recursos del conjunto de la ciudad para que pueda mejorar su actividad económica y seguir creciendo en puestos de trabajo, tan necesarios para la población ripense.
Potabilizadora de agua
Otra empresa que tiene su sede en Rivas y que atraviesa por una coyuntura muy complicada es el Grupo SETA (Sociedad Española de Tratamiento de Agua), que construye plantas potabilizadoras de agua, sobre todo en América Latina, África y Asia. Esta sociedad, que tiene su sede en el polígono de Santa Ana, nació como una empresa familiar en 1963 realizando sencillos mecanismos domésticos de purificación de agua. Implicada en numerosos proyectos de cooperación internacional, su labor ha servido para paliar la necesidad de poblaciones afectadas por grandes catástrofes naturales. Así sucedió en 1998, tras el huracán Mitch, un fenómeno de la naturaleza que devastó parte de Nicaragua y Honduras. En esa oportunidad, SETA que trabajaba en colaboración con Cruz Roja fabricó de 35 plantas potabilizadoras de agua para enviar al terreno. Sin embargo los tiempos han cambiado y la reducción drástica del presupuesto que el Estado español dedica a los proyectos de cooperación para el desarrollo con los países más empobrecidos del planeta ha provocado una bajada radical de la facturación.
El alcalde de Rivas, Pedro del Cura, se ha reunido a comienzos de esta semana con el presidente de SETA, Juan A. García Arroyo, para ofrecer colaboración institucional a una firma que pasa por su momento más difícil. En la actualidad, la empresa tiene abierto un expediente de regulación de empleo que afecta a su plantilla. El representante de SETA «agradeció la buena disposición del regidor ripense», aunque no explicitó una respuesta positiva.