El proyecto ofrece a las y los niños un espacio en Rivas en el que continuar un aprendizaje que habitualmente hacen en la Escuela de Circo existente en Gaza y que ahora está comprometido por los ataques del ejército israelí. Los niños continuarán en la ciudad hasta el 11 de julio.
Doce niñas y niños palestinos de distintas edades residen en Rivas, algunos desde el pasado 2 de junio y otros, desde el día 22, formando parte de un proyecto de Pallasos en Rebeldía y el Ayuntamiento de Rivas para dar continuidad al aprendizaje de las técnicas circenses que habitualmente se desarrolla en la Escuela de Circo que tiene su actividad en el campo de refugiados de Aida, en Belén.
Ayer fue presentada en rueda de prensa una iniciativa que pretende convertir el campo de trabajo (al que anualmente vienen viajando 15 jóvenes ripenses para participar en la enseñanza de las técnicas del circo y conocer la realidad de los campamentos de refugiados palestinos) en «inverso»: este año, en lugar de viajar esos jóvenes de Rivas hasta Palestina, son los niños palestinos quienes viajan hasta Rivas. De ahí el nombre del proyecto: Campo de Trabajo Inverso.
Circo y amistad
Dos chicos de 15 y 17 años llegaron a Rivas el pasado 2 de junio para participar en la escuela de circo. El resto llegaron el pasado día 22. Todo el grupo regresará a Palestina el próximo 11 de julio. Se están alojando en el Casco Antiguo, en la casa que tiene allí Fundar (a quien los organizadores palestinos han querido agradecer su colaboración); y en el Albergue Juvenil del Parque de Asturias.
Durante su estancia en Rivas no solo mejoran sus habilidades circenses sino que, por las tardes, participan en varias actividades organizadas por los chicos y chicas que en años anteriores han participado del campo de trabajo en la propia Palestina. Entre otras, una liguilla de fútbol sala, una actividad de escalada, el visionado de una película, un encuentro de escuelas nacionales de circo o la propia Semana de la Juventud, que en este año llevaba por lema Juventud por Palestina.
“Lo habitual es ir a conocer la realidad de Palestina y ser embajadores de esta ciudad, una ciudad que nunca se olvida de Palestina”, ha explicado la alcaldesa, Aída Castillejo, remarcando que “la causa palestina es la causa de los derechos humanos”. La regidora ripense ha destacado el compromiso de Pallasos en Rebeldía, que “llevan sonrisas donde más lo necesitan” y ha agradecido la labor de tanta gente de Rivas que se ha volcado en la atención a estos niños y niñas. “Cuando vienen mal dadas, hay ciudades que redoblamos los esfuerzos”, ha asegurado Castillejo.
Conociendo la libertad de primera mano
En la rueda de prensa ha estado también presente Mohamed Alazza, director de Lajee Center, la entidad que trabaja en el proyecto desde el lado palestino y que ha logrado traer a España a esta docena de niños y niñas, algunos de los cuales también estuvieron presentes en el evento ayer. Las dificultades burocráticas y logísticas para traer a los niños hasta Rivas han sido «muy grandes», según explicaba Alazza ayer: tardanza en obtener los pasaportes, cierre del aeropuerto de Amman (Jordania) más días de los previstos, trámites burocráticos para el paso de la frontera en Ramallah…
Alazza lleva desde que tenía diez años en la entidad, de la que ahora es el director, y que tiene programas para la infancia y para el resto de la población de los campos de refugiados, ya sean mujeres o personas mayores, y también ligados a la salud. “El centro empezó en un garaje y hoy el abanico es muy grande”, ha explicado durante su intervención, señalando que la escuela de circo es importante porque “es la única de la ciudad de Belén y la primera que se pone en marcha en un campo de refugiados”. También lo es porque es la población adolescente el principal objetivo de los ejércitos de ocupación. De las 5.000 personas que viven en este campo, la mitad son niños y niñas. “La escuela de circo es un espacio donde sentirse libres, porque no tienen sitios donde jugar en la calle”, ha señalado.
A la infancia palestina que permanece en Rivas durante estos días le ha costado decidirse a viajar, “porque saben que están matando a la gente en Gaza y en Cisjordania”, ha explicado Alazza. De hecho, desde que se inició la ofensiva israelí sobre la franja, han sido asesinados miles de niños y niñas, tal como vienen denunciando distintos organismos internacionales, entre ellos UNICEF.
Niños como Amir, que ayer se mostraba “realmente feliz aquí”, tras haber sido amenazado antes de viajar por los ejércitos de ocupación. O como Ahmad, de 15 años, que vio cómo un francotirador asesinó a su hermano de 17 cuando subió a la azotea de su casa. “El circo es una forma de resistencia, nos hace sentir más fuertes en la lucha por nuestra causa”, ha apuntado Rawand, una de las niñas que en estos días disfruta de la hospitalidad ripense. Para Yazan, “la decisión de entrar en la escuela hace cinco años ha sido la más importante, porque me ha permitido venir aquí”.
Ninguno de los doce niños y niñas tienen dudas: su deseo es que esta experiencia de venir ellos a Rivas se pueda prolongar en años próximos.