Hay quien dice que Rivas Ecópolis se merecía esta Liga por la temporada que ha hecho, a contracorriente de las lesiones y de las estrecheces presupuestarias. Hay quien extiende el mérito hasta la temporada pasada, cuando en una final similar se perdió la posibilidad de jugar el desempate en Rivas tras una casi victoria en Salamanca. Pero la verdad es que Rivas Ecópolis lleva haciendo méritos para ello desde hace al menos cuatro años, cuando el club inauguró la vitrina de trofeos con la primera Copa de la Reina. Ya entonces, con Javi Fort en el banquillo, se pudo ver que se trataba del equipo con la mejor relación «calidad-precio» del mercado del basket femenino español. Hasta que Clara Bermejo alzó en Valencia la primera Copa de la Reina, en 2011, Rivas Ecópolis no había pasado de ser ese conjunto que en las tres ediciones anteriores de la competición había dado una impresión más bien pobre, siempre lejos de plantar cara a ningún rival serio en esa competición. Y, de repente, ganó la última Copa realizada con formato de ocho equipos, imponiéndose a los dos favoritos al título, uno detrás de otro y dejando para el final al equipo de casa y ante su afición. Era un aviso de que había nacido una alternativa a los reyes de la competición española.
Al año siguiente revalidó su condición de equipo importante plantándose por primera vez en su historia en la Final Eight de Euroliga y pasando por encima de tres equipos señeros de Europa, como Beretta Famila, Galatasaray y Fenerbahce (estos dos últimos, anfitriones de la competición ese año), para llegar a la final europea y toparse con el mejor Ros Casares de todos los tiempos, que fue el único capaz de frenar la meteórica carrera de las ripenses. Un subcampeonato de Europa, pues, que, como titulábamos en aquel momento, hacía «tocar el cielo» a las del Cerro. En 2013 llegó otro título, una nueva Copa de la Reina ganada en Zamora a un Perfumerías Avenida que se había convertido ya en el gallo del corral tras la desaparición del primer equipo de Ros Casares. Fue uno de esos raros partidos en que las salmantinas pierden por más de cinco o seis puntos y con una clara sensación de impotencia en sus filas. En la Final de Liga, de nuevo con Perfumerías Avenida enfrente, se perdió el primer partido en el Cerro y también, de manera un tanto irregular, el segundo en Salamanca, después de ir por delante todo el encuentro y de llegar al final del tiempo reglamentario un punto arriba en el marcador. La culpa la tuvo una personal cometida, según el criterio arbitral, unas décimas de segundo antes de que el reloj terminase de llegar a los cuatro ceros.
Tras el final de esa última temporada parecía que la brutal crisis económica no iba a permitir nuevas alegrías. Una vez más, sin embargo, el equipo directivo ha sido capaz de conseguir una plantilla en que las bajas más significativas, especialmente la de Anna Cruz, pudieran ser cubiertas con garantías. A la vista de los resultados, el acierto no ha podido ser mayor. Aunque algún fichaje resultó malogrado y tuvo que prescindirse de jugadoras en el parón invernal, lo cierto es que los recambios han cumplido su función. En particular, Frida Eldebrink y Rachel Allison han sido dos pilares del equipo sin los que difícilmente podría entenderse los éxitos alcanzados. El entrenador, José Ignacio Hernández, fue una sorpresa de última hora y una apuesta no siempre bien recibida por toda la afición del Cerro, pero que ha demostrado su valor. El equipo ha tenido que lidiar con la ya crónica mala suerte con las lesiones ha diezmado el banquillo ripense esta temporada, como ya lo hiciera la anterior. Por el quirófano han pasado Vega Gimeno, Laura Gil, Clara Bermejo, Queralt Casas y Frida Eldebrink, lo que ha repercutido en una sobrecarga sobre el resto de compañeras, que necesariamente han padecido el cansancio y las molestias propias de quienes deben jugar hasta 35 minutos o más por partido.
Pero no ha importado. Cuando ha llegado el momento de los títulos, Rivas Ecópolis ha estado ahí una vez más. Disputó la final de la Copa de la Reina, que no ganó en parte gracias a otra polémica decisión arbitral, y ha disputado una fase final de Liga en la que sólo un olvidable partido de semifinales en el Cerro, ante Gran Canaria, ha puesto un tímido punto oscuro a una trayectoria impecable. Este equipo no ha hecho más que jugar finales desde comienzos del mes de marzo hasta hoy mismo. Y todas las ha ganado.
A las 22:30 horas de esta noche todo el Cerro del Telégrafo ha despertado, ha mirado hacia la ventana y se ha dado cuenta de que lo vivido no era un sueño. Son campeonas de Liga.