Perdió ayer (50-65) contra un Estudiantes que naufragó en el primer cuarto (23-7 en el parcial a favor de Rivas), pero levantó el barco en el resto del partido con una extraordinaria defensa que los de Alberto Rubio no supieron agujerear. Los ripenses descienden a la quinta plaza, cediendo la cuarta a los de Magariños.
Extraño partido el que se pudo ver ayer en el Cerro del Telégrafo entre Covibar Rivas EBA y Tuenti Móvil Estudiantes. El encuentro comenzó con una especie de sinfonía interpretada por los locales, que se encontraban siempre en el sitio justo en el momento adecuado para bombardear con gran éxito la canasta rival. Estudiantes estaba totalmente perdido y las diferencias,, en ese periodo, no hicieron sino aumentar linealmente en favor del equipo dirigido por Alberto Rubio. El resultado de ese periodo no fue fruto de un par de momentos de brillantes, sino de un continuado machacar el aro estudiantil con triples de González, Zamora, Giménez, Soto, Arcauz o Pérez, que casi todos encontraron el aro desde lejos.
Sin embargo, de manera explicable pero difícil de entender, una renta de dieciséis puntos al final del primer cuarto fue dilapidada ya en el segundo periodo. La causa de ello tuvo que ver, ciertamente, con que Estudiantes se reencontró con la defensa y empezó a hacer la suya impenetrable. Pero también tuvo relación con la llegada de ese momento mágico, a veces para bien y en esta ocasión, para mal, que en el basket suele marcar los cambios de dominio en la cancha. Covibar empezó a perder balones tontos, muy tontos: un saque de banda varios metros más allá de la mano de quien pedía el balón; otro que parecía buscar el «hueco» que se busca en el fútbol; otro más que las manos no sujetaban…
Hasta cinco balones perdió Rivas en ese segundo cuarto, sin que la presión defensiva de Estudiantes lo justificara. En ese momento quizás se echó de menos que el banquillo pidiera algún tiempo muerto más, porque lo cierto es que los visitantes rara vez perdonaron esos errores y los castigaron muchas veces con canastas fáciles de las que duelen. Esos dos factores juntos, el aumento de la tensión defensiva estudiantil y la pérdida de concentración ripense, dieron la vuelta al marcador y, justo antes de sonar la bocina del descanso, Estudiantes se ponía un punto arriba (26-27). El parcial, bueno es recalcarlo, había sido de 0-17.
A la vuelta del vestuario Rivas quiso reaccionar. Rubio rotó continuamente el banquillo ala búsqueda del cinco que pudiera enfrentar una defensa de Estudiantes que se vació. Pero no lo consiguió. El juego de los de Magariños, muy estructurado en torno a Hernangómez, Bermúdez de Castro y Nakidjim, fue preciso y agobiante. Casi ninguna suerte fquedó sin probar por parte de los de Rivas, pero todas ellas se evidenciaron inútiles. Y cuando se conseguía traspasar la barrera defensiva estudiantil, errores demasiado reiterados en canasta fáciles (bandejas bajo el aro, la mayoría), el balón no entraba. De los tiros exteriores, ni hablar: siempre había una mano a escasos centímetros de la cara de los ripenses. Así que, a pesar de la enconada resistencia de los de Rivas, las diferencias se fueron ampliando gradualmente, con un lento goteo de puntos que desesperaba por lo constante. El marcador parcial del periodo (10-15) habla a las claras del esfuerzo de Covibar para no dejar escapar el partido, y de la inutilidad del mismo.
El último cuarto aún deparó algunos momentos de emoción, en la medida que Covibar, a base de no cejar en el empeño, logró hacer pequeñas aproximaciones en el marcador (nunca a menos de cuatro puntos). Pero si alguien pensaba que el esfuerzo defensivo de los visitantes durante los dos cuartos anteriores iba a pasar factura y que Covibar iba a encontrar el espacio que no había encontrado antes, se equivocaba. Todo el despiste defensivo que los de Magariños estaban dispuestos a tener, lo habían tenido en el primer cuarto. Ya no tenían más que dar. Las diferencias fueron ampliándose en el marcador y en la última mitad de este último periodo, remontar significaba ponerse a 8 puntos, en lugar de los cuatro a los que se aspiraba antes. Nada que hacer.
Estudiantes, sencillamente, fue mejor. Los errores se pagan, y cuando un equipo acumula tantos en tan corto periodo de tiempo, la factura suele ser más elevada. A causa de ello, el primer partido en que Covibar EBA debía defender los puestos de play-off que llevaba ocupando durante varias jornadas, se ha saldado con una derrota ante un rival directo. Quedan aún tres partidos en que los de Alberto Rubio tienen la opción de pelear por un puesto entre los cuatro primeros. Sin duda no todos los partidos serán iguales.