Covibar EBA le ‘roba la cartera’ a Meridiano

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En un partido que fue perdiendo por diez puntos casi toda la primera parte, Covibar Rivas cambió totalmente el decorado en la segunda y sorprendió a Meridiano Santa Cruz ganándole (83-69) con una defensa pegajosa e insistente que dejó a los canarios con varios ataques en blanco y con un excelente 50% de aciertos en triples. Javi González (MVP del partido) levantó al equipo en los momentos difíciles y firmó una pasmosa serie de cinco triples de ocho intentos. Al principio del partido se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del padre de Sergio Sánchez (coordinador de natación) y la madre de Ricardo González (entrenador de baloncesto). Descansen en paz.

Quien hubiese tenido que ausentarse del Cerro del Telégrafo durante el descanso del partido de Liga EBA entre Covibar Rivas y Meridiano Santa Cruz, jugado ayer, sábado, en el Cerro, habría jurado que el final del mismo iba a certificar la cuarta derrota del equipo ripense en esta temporada. Nada más lejos de la realidad. Entre creer y no creer muchas veces media un vestuario, como es bien sabido por jugadores y técnicos. El problema de Covibar Rivas, visto lo visto, es que en la primera parte no creyó en sí mismo. Para desgracia de los canarios, en el vestuario alguien les inculcó la fe que no tenían.

Salió Covibar muy timorato, como esperando a ver qué hacía un equipo de campanillas como Meridiano, segundo en la tabla a su llegada al Cerro del Telégrafo. Y los canarios asumieron su papel de favoritos con naturalidad, labrando serenamente las defensas y dejando que Covibar Rivas se equivocara en las jugadas de ataque o que simplemente fallara la canasta por centímetros. Y así fueron cayendo las diferencias en el marcador, gota a gota. Hasta llegar a los catorce arriba que consiguió mediado el primer cuarto.

Las cosas no funcionaban ni con tiempos muertos ni sin ellos. Ciertamente, la sangría del primer cuarto (18-25 en el marcador) se frenó un poco en el segundo (16-18), pero seguía existiendo. La alta anotación de Meridiano (que incluso superaba ampliamente la media de 77 puntos por partido que el equipo tenía hasta ayer, la mayor del Grupo B) era muestra de que las cosas no andaban bien en defensa, y sin buenas defensas Covibar Rivas no puede subsistir.

Así que en el vestuario hubo cambio de chip y de sistema operativo, porque nada más empezar las cosas ya se notaban diferentes. Uno de los que contribuyeron más y desde más pronto a ello fue Javi González, cuya muñeca adquirió vida propia y pareció interpretar un romance con el aro contrario, porque hiló una serie de tres triples casi seguidos a falta de seis minutos para terminar el tercer cuarto, colocando a su equipo a tres puntos del rival (40-43). Poco después enlazó otro más y Cantero, Mariñán y Giménez se sumaron a la fiesta para conseguir ponerse arriba en el marcador por primera vez en el partido (56-55) casi ya en el final del cuarto. Aunque los canarios consiguieron anotar en la última jugada, la bocina anunciaba un cambio de viento en el marcador, que reflejaba un 56-57.

Y llegado el periodo final Covibar no flojeó. Al contrario, siguió jugando pragmáticamente: llegando a todas las posiciones del contrario para tapar el tiro, que sólo ocasionalmente consiguió realizar con acierto el 9 canario, Diego Quintana; y saliendo rápido para buscar la posición (no sólo de Javi González, ya que cinco jugadores anotaron de tres y otros tres más tiraron sin anotar), o el balón a Ajero, que supo resolver con solvencia casi todos los uno contra uno de espaldas al aro.

Los tres últimos minutos transcurrieron para los canarios como dicen que transcurren los que preceden a la muerte: como una película de todo el partido pasando ante sus ojos para terminar con el fatídico «fin». En los títulos de crédito figuraba ya el inesperado marcador: Covibar Rivas, 83 – Meridiano Santa Cruz, 69.

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