Estoy segura de que a nadie le asombra ya la última pirueta de la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid en la complicada relación del Metro con los vecinos y vecinas de Rivas Vaciamadrid. Lo cierto es que exhiben una elasticidad digna del mejor contorsionista, aunque en este caso los giros y las acrobacias no buscan más que seguir empeorando el servicio que el Metro presta en nuestra ciudad.
La Línea 9B, externalizada por la Comunidad de Madrid hasta 2029 bajo la gestión de TFM, ha generado siempre más problemas que soluciones. Un rápido resumen: poca frecuencia, pocos trenes y demasiadas averías e incidencias. El volumen de personas viajeras en la línea es importante (en torno a 10.000 ripenses diarios), pero mucha atención a lo que viene, porque a ellas y a estas circunstancias se sumarán los cientos de miles de personas que se instalarán muy pronto a vivir en los nuevos desarrollos del sureste de Madrid, Los Ahijones y Los Berrocales, aumentando de forma importante la presión sobre el transporte público de este área de influencia.
Con buen criterio, la Comunidad de Madrid ha planteado una nueva estación de la Línea 9 en este enclave, para dar servicio a esos nuevos vecinos y vecinas, que necesitarán moverse por la ciudad y hacerlo en transporte público. El problema radica en que el servicio que se prestará a la nueva ciudadanía se pondrá en marcha en detrimento de las necesidades y de la calidad del servicio de la ciudadanía de Rivas, que ha vuelto a ver cómo el Gobierno regional del PP les trata como ciudadanía de segunda, creando un nuevo transbordo en la nueva estación que se suma al que ya existe en Puerta de Arganda, actualmente tanto para continuar hacia Rivas y Arganda, como para quienes necesitan coger el Cercanías.
Según el consejero de Vivienda, Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, no habrá transbordo, pero también añade que no todos los trenes de la Línea 9 llegarán a Rivas y Arganda del Rey. Punto de ruptura, lo llaman. Es decir, que si una vecina de Rivas, que viene de estudiar o de trabajar, coge el metro para volver a su casa, pongamos en Covibar, tendrá que bajarse en la nueva estación y esperar a un tren que sí termine en Arganda y pueda dejarla en la estación de Rivas Urbanizaciones, por ejemplo. Para el caso, la misma situación que con un transbordo físico.
Visto lo visto, este nuevo ejercicio de contorsionismo vuelve a evidenciar que la Comunidad de Madrid no solo nos sigue tratando como ciudadanía de segunda, sino que, una vez más, da la espalda a las necesidades de los vecinos y vecinas de nuestra ciudad, empeorando un servicio que ya de por sí es deficitario. Es por eso que desde el Ayuntamiento de Rivas hemos vuelto a denunciar ante el TSJM el concurso público para la redacción del proyecto de la nueva estación de los nuevos desarrollos del Sureste. Con Rivas no se juega.