El Plan de Economía Circular presentado recientemente por el ayuntamiento de Rivas supone el comienzo de un cambio en profundidad que, pensado para ser implantado a lo largo de más de una legislatura, quiere cambiar mucho más que los hábitos de reciclaje de la ciudadanía. Supone asumir el reto de conseguir que toda una ciudad cambie a medio plazo y en bastante medida sus hábitos de consumo y de vida en general. Explicamos por qué.
El día que Pedro del Cura, alcalde de Rivas, y Vanessa Millán, concejala de Transición Ecológica, presentaron el Plan de Economía Circular de la ciudad, utilizaron en la presentación un corto video en el que se mostraban las principales señas de identidad de dicho plan. En la pantalla gigante de la sala Pedro Zerolo aparecía una figura circular en la que, en torno al lema «Con ‘R’ de Rivas», se diseminaban nada menos que dieciséis palabras, todas ellas con un elemento común: comienzan con la letra ‘r’.
Reflexionar, Replantear, Rechazar, Reincorporar, Reducir, Respetar, Recuperar, Reciclar, Reorganizar, Renunciar, Revertir, Reutilizar, Revisar, Replantear, Reforestar, Recalcular. Son los dieciséis términos que aparecen en el isotipo que identifica al Plan. Da un poco de vértigo.
Algunas de estas palabras nos suenan mucho más, puestas en relación con objetivos medioambientales. Recuperar, reciclar, reutilizar… son términos que las y los ripenses oyen con frecuencia, y que en muchos casos practican con frecuencia también. Buena parte de los demás, sin embargo, no es tan habitual verlos asociados a algo que, en primera instancia, nos suena a una herramienta de transformación medioambiental. Sin embargo, el nombre del Plan ya nos da pistas de que no es así. O, mejor dicho, no es solamente así.
Son términos que nos sugieren que debemos replantearnos (uno de los términos usados) nuestra forma de consumir y de vivir en general. Cómo y qué compramos, cómo vamos a hacer la compra, qué hacemos con los residuos que quedan después de consumir. Cuánto consumimos, también.
Todo camino empieza con un primer paso
El Plan mira lejos, como todos aquellos que en otros municipios y países se están planteando cómo cubrir varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en el plan de Naciones Unidas de cara al milenio. Tan lejos mira, que en la presentación los responsables del Gobierno local hablaban «no de un proyecto de legislatura, sino de ciudad». La idea es que el planeta no da de sí tanto como el actual sistema le exige. Y como el planeta no tiene sustituto, lo que habrá que cambiar será el sistema que tan exigente se muestra con aquél.
En Rivas, el Plan de Economía Circular trazado por la concejalía de Transición Ecológica no es aún una hoja de ruta, entendiendo por tal algo en lo que ya se han puesto los hitos fundamentales, unas fechas para cumplirlos y una forma y unos recursos con los que hacerlo. Digamos que es más un planteamiento inicial de a dónde se quiere ir y cuáles son los primeros pasos, a veces modestos, que encaminarán a ello. Pero todos los pasos, grandes o pequeños, están orientados por los conceptos en los que se sustenta el Plan de Economía Circular.
Transversalidad
Para que conceptos que implican tantos procesos diferentes puedan plasmarse en acciones concretas, es imprescindible que la responsabilidad del Plan sea asumida por el Gobierno en su conjunto, igual que no funcionará si no es asumido por la ciudadanía y los agentes sociales y económicos en su conjunto.
Es por ello que el desarrollo del Plan de Economía Circular irá implicando progresivamente a distintas concejalías que, en mayor o menor medida, abordan entre sus competencias asuntos que tendrán que ver con el plan. Quizás de las primeras a interpelar sea la de Desarrollo Económico y Empleo, por razones obvias. De hecho, la concejala con esta delegación, Elena Muñoz, ha mantenido ya una primera reunión con la de Transición Ecológica, con el fin de ir asimilando los conceptos del proyecto e identificando los aspectos del mismo en los que la concejalía económica puede aportar más en su desarrollo. De igual forma tendrá que ocurrir con el resto de concejalías y áreas de gobierno.
Y de la misma forma, dentro del Plan se identifica claramente la necesidad de abrir foros en los que la ciudadanía y los agentes sociales y económicos puedan, al mismo tiempo, ser creadores de contenidos para el plan y receptores de conceptos del mismo. Ese ámbito de participación ciudadana será básico para lograr que la ‘pata’ fundamental del invento no se quede corta. Si los hábitos de consumo y de vida de la gente deben cambiar, habrá de ser con su conocimiento e implicación en ello.
Una herramienta fundamental
También se han identificado otras cosas fundamentales. La primera de ellas, quizás, es la herramienta que de forma más clara va a poner en marcha la mayoría de las medidas que se vayan adoptando: la Empresa Municipal de Servicios, Rivamadrid, que queda identificada en el Plan como el principal motor del mismo. No en vano, el gerente de la empresa, Jorge Rochet, tuvo un protagonismo significativo en la presentación pública del Plan.
Para ello, el personal de la empresa pública recibirá formación acerca de aquellos aspectos que lo requieran. Como ejemplo, la que recientemente recibió, por parte del personal de la concejalía de Transición Ecológica, el personal de Rivamadrid implicado, para conocer cómo funcionan las compostadoras comunitarias y así poder trabajar con ellas de la mejor manera posible.
Los primeros pasos
Los primeros meses de gestación del Plan se han dedicado a una reflexión sobre el impacto de nuestras hábitos cotidianos en los problemas ambientales globales, proponiendo las actuaciones locales como camino hacia la mejora ambiental y en concreto la generación y gestión de residuos. En este último sentido, se ha avanzado en el replanteamiento de nuestros hábitos de consumo como medida para reducir los residuos, fomentando una buena segregación en origen para reducir la cantidad de los mismos que son eliminados.
La instalación en todos los edificios municipales de papeleras adaptadas para la segregación de residuos ha sido uno de los primeros pasos dados en este sentido. Quizás más visible para la ciudadanía ha sido el punto limpio móvil, que ha empezado a funcionar recientemente y que cubre cuatro zonas diferentes de Rivas, cada una de ellas con un día fijo de servicio cada semana. El mercadillo del Miguel Ríos siempre dispone, los domingos, de este punto móvil.
Otras prácticas que se complementan perfectamente con el enfoque del Plan ya están funcionando en Rivas desde hace años. Puede ser el caso de los huertos agroecológicos del Soto del Grillo, una iniciativa que encaja con el objetivo de no depender de productos químicos tales como los plaguicidas, que están produciendo la desaparición masiva de insectos.
La introducción del quinto contenedor (dedicado específicamente a residuos orgánicos, sin mezclar) también ha sido anunciada a corto plazo en Rivas. La variedad de contenedores existentes en el mercado han hecho que se prolongue el estudio de cuál de ellos puede ser el más adecuado para la ciudad, pero en la concejalía de Transición Ecológica dan por hecho que los primeros contenedores pueden estar instalados en los primeros meses de 2021.
Por su parte, las compostadoras comunitarias han sido introducidas ya en varios puntos de la ciudad. Su uso ha de ser fomentado desde el Ayuntamiento, ya que son instrumentos menos conocidos por la población y que, además, requieren un mínimo de información acerca de su uso más correcto para hacerlas más eficaces. Las compostadoras instaladas ya en el barrio de La Luna y en la Avenida de José Hierro deberán recibir una atención mayor por parte del Gobierno local, según reconocía recientemente la concejala de Transición Ecológica.
La idea es que aproximadamente cada mes pueda ponerse en marcha una medida que contribuya al logro, a más corto o largo plazo, de los objetivos contemplados en el Plan de Economía Circular. En los primeros meses de 2021, probablemente en torno a febrero, se cuenta también con poner en marcha iniciativas valorando los residuos textiles como una fuente de recursos, reduciendo su producción y replanteando los modelos de su uso y consumo.
Lo que hay en el horizonte
Por delante quedan muchos retos, y no todos dependerán de las competencias municipales. Por mencionar sólo algunos de ellos que recientemente han sido actualidad, el emplazamiento a los gobiernos central y autonómico para que elaboren leyes de Envases que fomenten los de carácter reutilizable, creando una reglamentación para su utilización que prevea los tipos de recompensas que se puedan ofrecer a las y los consumidores para que los utilicen. Una moción en este sentido fue aprobada en el Pleno municipal de este mes de diciembre.
El pequeño comercio local será también objeto de la atención de la administración municipal. En este sentido, se prevé realizar campañas con el pequeño comercio local, buscando en ellas encontrar las formas en que éste pueda implicarse mejor en la consecución de los logros marcados en el Plan de Economía Circular.
La creación de un Foro orientado a la ciudadanía y a los agentes sociales y económicos del municipio, ya mencionado, será la herramienta privilegiada para conseguir implicar a toda la ciudadanía en los avances de este Plan.
Está previsto, asimismo, la realización de campañas de concienciación sobre la importancia del suelo y los árboles como fuente de recursos que ayudan a reducir la huella de carbono.
Los eventos culturales y deportivos, tan frecuentes en Rivas, serán también objeto de una especial atención. Se trata de actividades que generan, de diversas formas, un significativo impacto, por lo que se desarrollarán pautas y estrategias dirigidas específicamente a ellos para hacerlos sostenibles.
Y, como ya ha sido anunciado hace tan sólo unas semanas, está el empeño de que Rivas pueda gestionar el tratamiento de sus propios residuos urbanos, sin recurrir a instalaciones tales como el vertedero de Valdemingómez o la plata de tratamiento de RSU de Loeches.