Los días 21 y 22 de julio se celebró en el Casco Antiguo el 64º aniversario de la fundación de Rivas-Vaciamadrid. Esta celebración, que comenzó a realizarse en 1979, está entre las más populares del municipio, y es, desde luego, la más antigua del mismo. Nunca falta la comida ‘de traje’, la música, las fiestas del agua y de la espuma para los más pequeños y el baile. Y la tarta de ‘cumpleaños’, claro está. Son ya 64 años desde aquel 23 de julio de 1959 en el que el entonces ministro de la Vivienda, José Luis Arrese, inauguraba un pequeño grupo de casitas construidas a iniciativa de la Dirección General de Regiones Devastadas. Una inauguración en toda regla, de acuerdo a los parámetros de entonces: banda de música, cohetes y «grandes aplausos» de los vecinos.
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Por Paco Rodríguez / Rivas Actual
El 23 de julio de 1959, el entonces ministro de Vivienda, el falangista José Luis Arrese, salía del coche oficial que le había trasladado hasta un pequeño grupo de viviendas de una sola planta ubicado casi al borde de la entonces conocida como Carretera de Valencia, la actual A3.
Al poner el pie en el suelo, acompañado por el Director General de Arquitectura y el Inspector General del Ministerio, la banda de música reunida al efecto atacó los compases del himno nacional y el ministro fue saludado por las autoridades presentes: el Obispo Auxiliar de Madrid, el Gobernador Civil de la provincia, el presidente de la Diputación y varios arquitectos e ingenieros que habían participado en la construcción de las viviendas. También le recibió el primer alcalde de la nueva ciudad, Francisco Santero. Además de la música, el Ministro disfrutó del lanzamiento de cohetes y, cómo no, de los aplausos de los habitantes del nuevo núcleo urbano.
Aquel Rivas Vaciamadrid (escrito entonces sin el guión que ahora adorna su nombre oficial, según atestigua la crónica del diario ABC que reproducimos) era el resultado de una iniciativa de la Dirección General de Regiones Devastadas, organismo creado en la década de 1930 pero que el régimen franquista mantuvo para hacer frente a la reconstrucción de tantos y tantos municipios arrasados durante la Guerra Civil.
Rivas del Jarama + Vaciamadrid
En el caso de Rivas Vaciamadrid, se trataba de reunir dos pequeños términos municipales totalmente arrasados durante la Batalla del Jarama, existentes en espacios próximos entre sí: Vaciamadrid y Rivas del Jarama (aunque en realidad la grafía de entonces era ‘Ribas’, con ‘b’). El primero estaba ubicado en la margen derecha de la actual A3, más cerca del río Manzanares (según informa ABC). Algunos restos hallados cerca del pequeño aparcamiento ubicado junto al inicio del camino que da acceso a la Escuela Nacional de Protección Civil, podrían corresponderse con la Casa Consistorial, según suponen expertos en aquella época. El otro término municipal, Rivas del Jarama (cuya existencia ABC no mencionaba), se ubicaba más cerca de lo que ahora es la conocida como Carretera de Vicálvaro.
La crónica del diario madrileño explica con detalle la configuración del poblado, que se hallaba «urbanizado en su totalidad»: viviendas, edificio del Ayuntamiento, iglesia, grupo escolar, agua «captada del río Jarama» con «el depósito consiguiente para su distribución», «amplia red de alcantarillado», «trazadas sus calles, aceras y bordillos» y con energía eléctrica Además, contaba con una cercana estación de ferrocarril. El coste aproximado de lo construido: diez millones de pesetas, unos 60.000 euros.
La distribución de las viviendas también es explicada con detalle: cocina, comedor, tres dormitorios, cuarto de aseo y corral. El Ministerio de la Vivienda construyó las 16 primeras viviendas y los edificios oficiales. El Ayuntamiento «y los vecinos» (interesante distinción la que hace ABC) construyeron otras 72 viviendas. Veintiuna de ellas eran en régimen de renta limitada y en el plazo de seis meses más quedaba la Corporación obligada a construir en otras diez parcelas delimitadas al efecto, en previsión del crecimiento del nuevo pueblo, al que ABC adjudica una población de «unos doscientos cincuenta habitantes».
Cuando el Ministro hubo inspeccionado el Ayuntamiento, la iglesia y algunas viviendas, volvió a dirigirse a su coche oficial y abandonó el lugar, de nuevo entre «grandes aplausos» de los habitantes.
El primer ‘cumpleaños’, en 1979
Desde ese momento hasta 1979 el nuevo municipio no pensó, por lo que se ve, en celebrar su fundación. Fue en ese año, veinte después de la misma y recién estrenado el régimen democrático en España tras el largo paréntesis de la dictadura franquista, cuando el Ayuntamiento decidió celebrar aquel vigésimo aniversario.
La celebración, según contaba en 2015 Juanjo Castell, uno de los vecinos más antiguos de Rivas, consistieron en música y baile, fiesta del agua, comida vecinal y tarta de cumpleaños. Cientos de personas acudieron a una celebración que en aquel momento era la única fiesta de Rivas. Hasta unos años después no comenzarían a entregarse las viviendas de la primera urbanización nueva construida en el municipio -la de Pablo Iglesias-, en zona muy alejada del núcleo original.
Con elementos muy parecidos a los de aquella primera celebración de aniversario, año tras año el Ayuntamiento y, posteriormente, las asociaciones vecinales que se han centrado en aquella zona (la Asociación de Vecinos de Rivas Vaciamadrid, primero, y ahora la Asociación Amigos de Vaciamadrid) han venido repitiendo una fórmula de éxito garantizado: comida ‘de traje’, música, baile, agua y espuma… y tarta.
Una fiesta ‘de las de antes’
No hace falta más. A diferencia de las otras fiestas que se llevan a cabo en el municipio, las del Casco Antiguo son, con casi total seguridad, las que más sabor tienen a las fiestas «de antes». No existe pretensión alguna de deslumbrar con actuaciones musicales de elevado caché. Aunque en los últimos años el tradicional grupo musical se ha ido sustituyendo por actuaciones de DJs, la música que suena casi todo el tiempo es seguida y bailada por prácticamente todo el mundo. Habrá, seguro, quien lo haga entre chanzas por lo anticuado del panorama, pero al final lo harán disfrutando y riéndose, en buen plan, con lo que se les pone por los altavoces.
El pasado 23 de julio se celebró el 64º aniversario de la fundación del pueblo. Si se hace un repaso por las crónicas que este y otros diarios han venido haciendo en los últimos años, probablemente no se observen grandes diferencias entre los momentos que las fotos captan. Siempre puede observarse a personas pasándolo bien, sin más.
Y de eso se trata, de pasarlo bien sin incordiar a nadie. De recordar que es posible pasárselo bien sin molestar ni provocar destrozos. Que el reducido espacio de la Plaza 19 de Abril, con el añadido de las muy cercanas pistas de frontón, pueden albergar una celebración familiar sin pretensiones ‘artísticas’, pero con mucha pretensión de juntar a la gente, a la que vive allí mismo y a la mucha que acude de otros barrios de Rivas, para, finalmente, encender la vela que en la tarta de cumpleaños recuerda que poco a poco nos encaminamos hacia el 75º aniversario de un municipio nuevo, muy nuevo, pero lleno de memoria.