Campeones obligatorios

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Vaya por delante que Perfumerías Avenida tiene en la actualidad la mejor plantilla del baloncesto femenino español. Vaya por delante que las veces que ha ganado a Rivas Ecópolis esta temporada, con anterioridad a la final de la última Copa de la Reina, lo ha hecho con total autoridad, con todo merecimiento y sus jugadoras han realizado tres partidos soberbios (los dos de  Liga Femenina y el de Supercopa, sin contar los de la pretemporada). Vaya por delante, así mismo, que su entrenador está realizando en nuestra opinión un magnífico trabajo con la plantilla, porque no hay que olvidar que aunque se trate de la mejor de este país, también está un escalón por debajo de la que ha tenido en temporadas anteriores.

Una vez dicho todo eso, que no es poco ni mucho, sino lo que es de justicia, también hay que decir que Perfumerías Avenida es un equipo al que se le pueden arrebatar títulos, pero a condición de que quien se atreva a ello gane el partido correspondiente con mucha claridad, ganando de diez puntos o más a falta de dos minutos para terminar el tiempo reglamentario. Si no es así, la experiencia de los últimos años apunta a que la actuación arbitral favorecerá (intencionadamente o no, que eso queda para la conciencia de cada colegiado) al equipo salmantino, dándole, si es posible, el título que esté en juego. La afirmación, cómo no, viene a cuento de la última final de Copa de la Reina, en la que una falta inexistente pitada por uno de los colegiados a Halvarsson sobre Murphy, a pocos segundos del final de la prórroga, dio dos tiros libres a la excelente escolta de Perfumerías y, con ello (y con el acierto de la norteamericana, claro está), el título.

Si ésta fuera la primera vez que una actuación colegial más que polémica decidiera un título, la cosa no debería pasar a mayores. Pero no es la primera vez. Más bien se está convirtiendo en una peligrosa costumbre que amenaza con provocar una rebelión allí donde normalmente hay prudencia y discreción. En el play-off de Liga de la pasada temporada, ocurrió una situación prácticamente igual, sancionando los árbitros, a falta de escasas décimas de segundo para terminar el partido, una jugada que más del 80% de las veces no es sancionada en ningún baloncesto salvo en categorías de formación: un salto a por un balón que está en el aire y que no tiene aún dueño. Un salto en el que, de manera natural, se produce contacto entre las jugadoras que lo realizan. Un salto que los mismos árbitros no sancionan en otros momentos del partido, ni en contra de un equipo ni del otro. Pero a falta de décimas de segundo, cuando corre peligro la victoria de Perfumerías Avenida, entonces sí se ve falta y se sanciona.

El pasado domingo, en Torrejón de Ardoz, la historia se repitió con inquietante similitud. La diferencia, y no es poca, es que en el anterior caso nadie quiso hacer demasiado hincapié en los hechos, a pesar de los múltiples comentarios que suscitaron ‘bajo cuerda’. En esta última ocasión, sin embargo, la polémica ha traspasado el entorno más próximo a Rivas Ecópolis y ha producido pronunciamientos y polémicas entre quienes habitualmente se quedan callados.

Ya debería dar que pensar el hecho de que desde la página oficial del club de Rivas y desde las cuentas oficiales de alguno de sus representantes se haya expuesto el malestar por la actuación colegial mencionada. Debería serlo también que en diferentes medios (1, 2, 3, 4)  se haya puesto en entredicho o se haya considerado polémica la actuación arbitral con el mismo motivo. Incluso que algunas jugadoras (1, 2), normalmente el estamento menos propenso a opinar en estas cuestiones, hayan dejado caer en las redes sociales comentarios al respecto. Pero, por si todo eso no fuera suficiente, la reacción del gerente del CB Avenida habla por sí sola: en un caso típico de huida hacia adelante, Carlos Méndez ha pedido que uno de los dos colegiados del encuentro (Ángel de Lucas, obviamente el que no pitó la falta de Halversson a Murphy) no vuelva a arbitrar a su equipo. Dice Méndez, además, que De Lucas «quiso ser protagonista» al no señalar la falta. Extraña manera de buscar protagonismo la que se basa en no hacer algo, en lugar de hacerlo. Por el contrario, el directivo del equipo salmantino se deshace en elogios a Bey Silva, el otro colegiado, ya que, asegura, «pitó lo que vio».

Y ahí está la madre del cordero: en las cosas que se ven unas veces sí y otras, no, dentro del mismo partido. Y que se ven justo en el momento en que más necesario es verlas para los intereses del equipo que gestiona Carlos Méndez, aunque en varias ocasiones durante el resto del encuentro no se hayan «visto» acciones similares, cuando no de más calado.

La acción que dio lugar a la falta pitada por el colegiado puede verse con total claridad en el video de RTVE – Castilla León: Halvarsson recibe un balón junto a la línea de fondo de la canasta de Perfumerías. La recepción no es muy buena y Murphy, que se da cuenta de ello pero que está lejos, cubriendo a Gaby Ocete, se lanza a toda velocidad para llegar hasta la sueca. Llega muy forzada y pisa el pie derecho de Halvarsson al tiempo que comienza a arrebatarle el balón. La nueva jugadora de Rivas Ecópolis intenta ir hacia Murphy para disputarle esa posesión, pero al tener el pie trabado por el pisotón de la norteamericana, no puede apoyar esa pierna y cae sobre la escolta de Perfumerías. El árbitro que señala falta a Halversson (Bey Silva), lo hace después de unos segundos de indecisión, ya que en principio parece que va a pitar fuera. Víctor Lapeña, que se ha ido corriendo junto a la banda (la jugada sucede delante de su banquillo), piensa lo mismo, ya que pide balón para Perfumerías en ese fuera. El otro árbitro no ha señalado nada, pero Bey Silva cambia de idea y decide señalar la caída de Halversson sobre Murphy como personal y dar dos tiros libres a la norteamericana, al tratarse de la quinta de equipo para Rivas.

Algunos de los periodistas que han comentado el incidente calificándolo de «polémico» creen que es falta de la sueca, pero se basan para pensar así en el hecho de que, involuntaria o no, la caída de la jugadora sobre su rival impide a esta última retener un balón que le dan por ganado. Sin embargo, con ese mismo criterio el pisotón de Murphy a Halvarsson, previo a la caída de ésta y causa de la misma, debería ser falta anterior, intencionada o no. Es decir, o se sanciona lo que provoca de una forma u otra una pérdida de balón, a pesar de considerarse no intencionado (el pisotón de Murphy), y en ese caso la falta habría sido previa a la caída de Halversson; o no se sanciona ninguna de las dos cosas, por considerarse ambas fruto del juego, en cuyo caso se debería haber pitado fuera (tal como parecía dispuesto a pitar Bey Silva en principio) y balón para Rivas (quien toca el balón antes de que salga fuera es Murphy).

De haberse producido las cosas de esta última manera, Rivas no habría recibido ningún regalo. Simplemente, con casi total probabilidad, se habría llegado a una segunda prórroga, en la que no es posible, dada la igualdad de potencial demostrada por ambos equipos a lo largo de la final, saber quién habría podido ganar. Puede que hubiera sido Perfumerías Avenida. Pero en ese caso, sin mediar estas decisiones arbitrales, lo habría hecho de buena ley y nadie estaría poniéndole ningún pero a su victoria.

Porque, vaya también la repetición como cierre, Perfumerías Avenida es el mejor equipo que hay actualmente en el baloncesto femenino español. Pero los títulos debe ganarlos sin que de antemano exista duda acerca de la obligatoriedad del resultado. Cualquier equipo debe tener la seguridad de que puede ganarlo también él, aunque sea por un punto de diferencia.