Este fin de semana se celebra en Rivas, en el auditorio Pilar Bardem, la segunda edición d el festival Rivas flamenca que este año congrega a pilares del arte flamenco como J. Mercé, Jesús Méndez, Antonio Reyes, Antonio Carrión y Diego del Morao, así como a los ripenses, Jorge Pardo y Amalia Andujar.
Crónica de Vicente Pachón.
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Ayer viernes 19 de enero el público asistente esperaba recibir la brisa fresca gaditana que venía balanceada por dos auténticos representantes del cante por derecho Dos artistas cantaores que dignifican el arte flamenco y que sacia el sentir de un pueblo que reivindica la esencia de este arte.
De Jerez nos llega Jesús Méndez, firme en la expresión, cuya figura recorre los palos del flamenco que se canta por su tierra como quien cabalga a lomos de un caballo blanco domado. Y su compás tan rotundo y plástico, capaz de aliviar los tiempos de cólera.
De Cádiz también y más puntualmente de Los Puertos viene Antonio Reyes Montoya más pausado en su expresión pero con la misma elegancia de quien sabe manejar los momentos flamencos.
El primero hizo temblar las paredes del auditorio con una voz rotunda, profunda, con ecos celestes y amarillos de La Paquera, gloria de familia. Este cantaor penetra los sentimientos de quien le escucha porque cada quejido, cada ayeo, despierta matices fáciles de llevar a la eclosión de las emociones. Posee una figura, una expresión, un movimiento de manos elegantes que adornan su cante y a veces levita de la silla de anea porque es imposible encerrar y guardar dentro todo lo bien que sabe cantar. Es un acto generoso de entrega a quien sabe escuchar. Y ayer había buenos aficionados.
El segundo, sólo por orden de actuación, afrontó la difícil estrategia de continuar lo que muy bien había comenzado. Y supo fijar y dar esplendor a sus cantes. Desde la zambra que el piano de Juan Antonio Sánchez interpretó hasta los cantes por bulería. Nos dejó muestras de su eco, de su estirpe. Es un cante que muchos califican de más dulce.
Estuvieron acompañados por las guitarras magistrales de Antonio Carrión y Diego del Morao. Antonio Carrión, hijo del cantaor Carrión de Mairena, Es un autodidacta que conoce el buen oficio de conducir el cante con un gran sentido del compás.
El de Diego es un toque rítmico como el suele definirlo cuando le preguntan. «Cuando se habla del toque de Jerez, de ese olor y ese sabor que tiene Jerez, en gran parte los responsables del cambio son mi abuelo Juan, mi tío Manuel, Parrilla… Todo nace ahí». Palabras suyas. Pues ese toque de Jerez estuvo en Rivas.
Fue, en definitiva, una noche de esencias flamencas. Una noche de emociones por el derroche de compás de todos los artistas, los nombrados y también Diego Montoya, Manuel Vinaza y Tate Nuñez que acompañaron a las palmas.
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