Arranca el 19º Festival de Cultura en la Calle con gran expectación y mucha afluencia de público.

La primera parte del Festival arranca con una serie de espectáculos familiares-infantiles. El viernes 31 de agosto se celebraba a las 19:30h en la sala de conciertos de la Casa Más Grande el concierto de canción protesta infantil “YO SOY RATÓN”, una fusión de rock, folk y músicas del mundo que ofrece una paleta de colores sonoros variada: desde temas que suscitan ternura hasta otros evocadores, sin olvidar la diversión. Una propuesta para descubrir las dimensiones de la música más allá de la lúdica, según cuentan sus responsables: «Su poder para conmover, aunar y crear espacios de comprensión… El montaje se desmarca de los patrones habituales de lo infantil. Para la infancia es diversión y sorpresa, una inesperada ocasión para poder reivindicar y gritar consignas revolucionarias. Para mayores es una oportunidad para dejarse llevar, empatizar y crear lazos de complicidad. Un contexto propicio para mirarse hacia adentro y replantearse costumbres heredadas susceptibles de mejora».

El sábado 1 de septiembre, los espectáculos se trasladaban al barrio oeste, donde la Casa de Asociaciones a las 19:30, albergaba la actuación la Compañía Panta Rhei (Álava) con su espectáculo de títeres ‘AUZOKIDEAK’ (Compañeras y compañeros de barrio’), en el que los niños y niñas, del mismo barrio, con alegría y creatividad, luchan por recuperar el poder sobre sus vidas, enfrentándose a un mundo que está en su contra. Unas historias cruzadas sobre la diversidad de nuestra sociedad: «amores imposibles, personas adultas sobreprotectoras, ecoactivismo urbano… Donde los personajes alegres y combativos viven la aventura de ser como son y dispuestos a luchar por aquello en lo que creen».

Y ayer domingo 2 de septiembre, también a las 19:30n pero en el Parque Lineal tenía lugar el espectáculo de títeres y clown de la Compañía Ameztu (Álava) “ORGANIK”, también para público infantil y familiar. El montaje es resumido así por sus creadores: «Míster Natural, valiente y compasivo bioaventurero de huerta y jardín, ama las frutas y verduras: les da vida y pone voz. Ellas quieren ser cuidadas y amadas, son seres vivos, el esplendor de la belleza del mundo. Pero su lado oscuro, su sombra Yoyo, surge de lo más profundo de su estómago: es glotón y cruel. Su voraz apetito quiere domesticar y esclavizar la vida, pues se cree por encima del mundo vegetal, a su parecer, un mundo sin derechos. Mr. Natural abraza su sombra, libera sus virtudes y crea un universo de amor incondicional por todo tipo de vida. Porque amar la naturaleza es convertirse en ella».