Alrededor de cien personas se dieron cita ayer, lunes, ante una de las entradas al Centro Cívico Comercial Covibar, en el barrio del mismo nombre. La concentración tenía por objeto denunciar el intento de desahucio de uno de los comerciantes de la zona, la pizzería La Abuela, por parte de la Junta Rectora de Covibar. Todos los locales del barrio son propiedad de la cooperativa Covibar, que los alquila como una de las formas de financiar sus actividades.
Los manifestantes, que habían sido convocados por la Asociación de Comerciantes y Pequeños Empresarios de Covibar, corearon consignas en contra del desahucio y en favor de un mayor diálogo con aquellos arrendatarios de locales que «debido a la brutal crisis económica, se ven en dificultades para pagar sus alquileres». Al final de la concentración se leyó un comunicado en el que se explicaba que « Un comercio que lleva más de dos décadas pagando un alquiler que no ha dejado de subir, no puede ser tratado de esta forma». La Asociación de Comerciantes de Covibar asegura haber explicado a la Junta Rectora de la cooperativa que «el problema de impago que pueda ocurrir en Covibar tiene que ser resuelto de una forma personalizada, buscando soluciones entre ambas partes para que Covibar siga siendo una gran zona comercial que de vida al barrio».
En el comunicado se da cuenta también de la situación de la familia que regenta el negocio amenazado de desahucio: «La familia que conforma la Pizzería «La Abuela» está haciendo un gran esfuerzo desde hace meses para llegar a fin de mes, con grandes sacrificios personales para reducir su deuda, realizando pagos puntuales y renegociando con el banco el pago de su hipoteca para no dejar de pagar el alquiler a Covibar. Todo esto lo sabe la Cooperativa, pero aun así ha decidido tomar el desastroso camino de intentar desahuciarla».
Los organizadores de la protesta reflexionan acerca de «por qué Covibar dice defender el patrimonio de la Cooperativa, si con este acto [de desahucio] demuestra que prefiere un local vacío y una familia sin trabajo antes que un comerciante trabajando en nuestro barrio, con clara intención de pagar su deuda».