De todas las violencias machistas que existen, es muy probable que la que más nos remueva por dentro es la que se ejerce contra los niños y niñas. Y es así porque nos resulta
muy difícil entender qué pasa por la cabeza de otra persona para acabar con la vida de sus
propios hijos e hijas, o en algunos casos, menores vinculados a la pareja a la que quieren
castigar.
La violencia vicaria, se entiende como una forma de violencia machista en las que un
maltratador utiliza a los menores de edad, a parientes e incluso a animales domésticos, con
un fin, causar daño a una mujer.
En lo que va de 2024, son nueve las niñas y niños que han sido asesinados a manos de su
progenitor, en la mayoría de estos casos el maltratador se ha suicidado después de llevar a
cabo el crimen. Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y perito judicial, experta en victimología y
violencia contra la mujer, explica en su estudio, llamado: Violencia Vicaria: un golpe
irreversible contra las madres, que “estos individuos no les importa nada, se matan como
una forma de seguir demostrando su poder, para no dar ninguna explicación”.
Además de los y las menores asesinadas, merecen especial atención aquellas personas
que quedan huérfanas tras perder a sus madres a manos de sus agresores, para estos
menores se aprobó la Ley Orgánica de Mejora de la Protección de personas huérfanas
víctimas de la violencia de género, que trata de eliminar los obstáculos e incertidumbres y
paliar la especial vulnerabilidad en relación con la situación económica.
Si hacemos memoria, seguro que todas recordamos casos que nos han impactado, por la
dureza del crimen, por la angustia de la desaparición o por las declaraciones posteriores
sobre los casos. Quiero recordar que puede o no haber señales que indiquen que pueden
producirse agresiones sin que previamente haya habido un maltrato en el seno familiar,
pero lo que sí es una certeza es que hay que poner medios en detectar y prevenir futuros
casos. Según el estudio antes mencionado, “los niños y niñas no existen, no se les
considera, no tienen voz y, por lo mismo, falla la protección que el Estado y las instituciones deberían otorgarles”. Las conclusiones del informe afirman que “su palabra es devaluada, al punto de silenciarla, y se comete una discriminación flagrante por causa de su edad, olvidando que son seres de derecho con derechos”. Debemos pues, prestar especial atención a la protección efectiva, haciendo posible que ningún hombre violento les pueda usar como arma para dañar a sus madres.
En Rivas, pusimos en marcha en 2023 un Protocolo de comunicación de situaciones de
violencia hacia la infancia y la adolescencia. Este protocolo establece el “camino” a seguir
cuando se conoce o se es testigo de una situación violencia ejercida hacia un niño, niña o
adolescente. También se ha desarrollado el código de conducta, donde se indica qué
comportamientos se consideran oportunos en un ambiente de buen trato hacia la infancia y
la adolescencia.
Desde el Ayuntamiento estamos convencidas del necesario cambio de mirada hacia las
formas de relacionarnos y tratar a las personas menores de 18 años, avanzando en romper sociedades adultocéntricas y dejando de considerar que determinadas formas de trato
hacia la infancia y la adolescencia son justificables por motivos de edad.
Recordamos también que el teléfono 016 de atención a las víctimas de violencia de género,
tiene recursos también de asesoramiento y jurídicos.
FEMINICIDIOS INFANTILES en 2024
Barcelona, 8 de enero de 2024:
Noa y Xavi. Aparecen muertos junto al cadáver de su padre. Les había asesinado por
inhalación de gas.
Málaga, 13 de febrero de 2024:
Fallece un bebé de 16 días que había ingresado días antes con múltiples lesiones y
contusiones provocadas por su padre.
Las Alcubillas de Alboloduy, (Almería), 17 de marzo de 2024:
Dos niñas de 2 y 4 años. Ingesta de productos venenosos. El padre se suicidó de la misma
manera.
El Prat de Llobregat, 9 de abril de 2024:
Dos mellizos de 8 años. El padre les asesinó junto a la madre. Después se suicidó.
Las Pedroñeras (Cuenca), 28 de junio de 2024:
Hiba de 3 años y Adam de 8 años. Fueron asesinados junto a su madre.